Jolyne, La encarnación de una venganza.

El despertar

Está corriendo, y sigue corriendo, varios árboles y arbustos la rodean, el sol ilumina el lugar, así que no tiene problemas para ver por dónde se dirige, sin embargo ¿qué está buscando? ¿A quién está buscando? No lo sabe, sólo sabe que debe seguir en su búsqueda, pero no ve a nadie o algo que le diga que quiere encontrar.

Voltea a todos lados, pero nada.

Siente que puede volar, casi no siente la tierra en sus pies, pero no le importa. Tampoco siente que le falte el aire de tanto correr, hasta que algo la obliga a detenerse, voltea a su izquierda y ve a una mujer de 21 años con un peinado de dos coletas, su cabello bicolor entre rosa y vino, ojos púrpura y una vestimenta que parece que viene del futuro, en todos los libros y películas que ha leído y visto, varios autores imaginan como sería el siglo XXI y su vestuario, pero no puede asegurarlo, cómo todo sueño, sabe que viene del futuro.

-¿Quién eres?- preguntó.

-Aún no estás lista- respondió la mujer.

-¿A qué te refieres?

-Debes despertar tu poder que llevas dentro, de lo contrario, no podrás encontrar a tu padre.

-¿Sabes dónde está mi padre? Quiero saberlo- suplicó.

-Está donde quieres encontrarlo.

-¿Eh?

-Lo sabrás cuando llegue el momento- se da media vuelta para retirarse.

-Espera ¿quién eres?

La mujer le regresa la mirada- muy pronto, pequeña.

Abre los ojos, se da cuenta de que duerme a lado de Shizuka, el sol ilumina el lugar, se incorpora y recuerda de que está en una casa ajena, en la casa de Daisuke y su familia, se levanta de la cama con cuidado para no despertar a su prima hermana y se dirige a la cocina.

-¿Una flecha?- preguntó Daisuke después de que Ciel le haya contado el objetivo de su viaje.

-Es un artículo muy poderoso- asintió el menor- si cae en manos equivocadas, podrías hacer que los animales sufran mutaciones.

-Entiendo.

Jolyne logra escuchar la conversación al bajar las escaleras, se detiene un momento, por lo que Sebastián se percata de ello.

-Buenos días, jovencita- saludó como todo un mayordomo.

Los presentes la miran con una sonrisa.

-Buenos días- respondió.

-El desayuno está listo- dijo el hombre de negro.

-¿Desde cuando han despertado?

-Sebastián se levantó más temprano para preparar el desayuno- dijo Ciel como si se hablara del clima.

-Pero, ustedes son vampiros, no será que hayan ido de caza ¿verdad?- inquirió Jolyne.

-Fui de cacería antes de que el sol saliera.

-¿Acaso atacaron a personas?

-Nada de eso. Clásica paranoia humano, sólo bebemos sangre animal, podría decirse que ésta es como comer vegetales, nunca me gusto la carne.

Jolyne frunce un poco el ceño, pero lo deja pasar por alto, al menos está tranquila el saber que no atacan humanos. Se sienta a la mesa y empieza a comer huevos revueltos con tocino, con una taza de café y jugo de naranja, acompañado con una tostada.

Durante el desayuno, no escuchaba la conversación de los mayores, no dejaba de pensar en el sueño que tuvo, las voces se hacen eco, ni siquiera se atrevió a hablarle su conciencia, a menos que haya visto el sueño y se le ocurra decir una oración para molestarla, pero ni eso. Sólo se limitó a comer en silencio.