Domingo, 3 de noviembre de 2019.
-Espera...¿A dónde dijiste que irías?-Mi padre es quien habla, me interroga mientras enarca una ceja.
Mí padre, Paul Davis, es un hombre muy sensato y pocas veces lo verás sonreír, pero cuando lo hace es una sonrisa efusiva. Casi siempre viste con finas camisas blancas siempre bien planchadas y sus típicos pantalones negros y zapatos a juego.
Nos encontrábamos en la cocina, donde corría una ventisca de aire que se filtraba por la ventana. El estaba sentado dejando su comida a medio comer para centrar su atención en mí.
Mientras tanto yo, me encontraba recargando mí espalda sobre la mesada.-Iré a un parque de atracciones con Betania.-Le explique con recelo tratando de controlar mí compostura, pero sin éxito.
-¿Y con el permiso de quién, señorita?...-Exclama derrotandome con su seriedad. Justo cuando quiero protestar, mamá nos interrumpe.
-¡Ay Paul, cariño!-Espeta desde el sillón del living negando con la cabeza-Como tú has dicho, es una señorita. Ya tiene 18 años.
¡Vamos, mamá! Por fin alguien que lo entiende.
Está mujer que ahora mismo está saliendo a mí favor, que ahora que lo pienso rara vez lo hace...pero no me quejo, está persona es Amanda Smith, mi madre.
Está coqueta mujer casi siempre lleva puesta sus faldas azul marino, sus extravagantes aros, su delicada camisa blanca y su ruliento cabello oscuro como su piel, siempre recojido en una sencilla coleta. ¡Ah! y casi olvidó mencionar su infaltable y tan perfecto Make-Up.
Mamá está tratando de concluir con el absurdo interrogatorio que mí padre me plantea cada vez que salgo a algún lado. No digo que no valoró sus acciones de protección paterna pero a veces considero qué es demasiado.
Y siguiendo con la descripción de mis progenitores, luego de tanta perfección y buen gusto para el vestir, sigo yo.
Una chica que usa mayormente sus pulcras zapatillas de tonalidades negras y blancas, su tan amado pantalón con aperturas en la zona de las rodillas y arriba cualquier blusa combinable. No soy muy fan del maquillaje pero casi siempre voy con sombras claras y rizador de pestañas. Así de sencillo. Siempre llevo suelto mí ondulado y oscuro cabello con tinte azul en las puntas, dejando en evidencia mí color preferido. Rara vez recojo mí cabello, pero siempre llevo conmigo una coleta que uso como pulsera la cual tiene un dije de ángel dorado. La conservo desde hace ya varios años.-No te preocupes, Paúl. Ella sabe cuidarse, dejala que se divierta.
-Intenta apaciguar a mí padre con estás palabras y este accedé suspirando.-Esta bien, ve. Pero escribes cuando llegues ¿Entendido?-Sueltó un sonoro suspiro y asiento orgullosa.-Asi me gusta. Bueno, que te diviertas hija.-Amansa su riguroso carácter y me da un beso en la frente.
Voy a pasos seguros, haciendo sonar mis zapatillas contra la cerámica acercándome para saludar a mamá y Alice baja justo a tiempo para también recibir un saludo mío.
Alice es mí hermana menor de 16 años. Siempre se ve tan radiante con su ondulado cabello oscuro que le llega por los hombros y esa carita tan tierna. Es la chica más dulce que conozco y a la que más le hago recordar que la amo. No soy de decirlo muy seguido.
Tiene unos claros ojos color miel que te hipnotizan y ¡Dios! Su sonrisa es tan encantadora.
Ella se viste con colores más claros que yo y compartimos la misma pasión por el arte, solo que a ella le falta un poco más de práctica.-¿Escuché que irás a un parque de diversiones, hermanita? Más te vale que me traigas algo-Exclama en un intento de parecer seria-No, es broma. Es broma...¡Que te diviertas!-Yo le devuelvo la sonrisa y la abrazo besando su cabello.
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𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 PAUSADA
Misterio / Suspenso𝙐𝙣 𝙥𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤 𝙗𝙤𝙧𝙧𝙤𝙨𝙤. 𝙐𝙣 𝙥𝙡𝙖𝙣 𝙢𝙖𝙡𝙫𝙖𝙙𝙤. 𝙐𝙣 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙤 𝙨𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩𝙤. 𝙎𝙞𝙣 𝙙𝙪𝙙𝙖 𝙍𝙤𝙨𝙚 𝙙𝙚𝙗í𝙖 𝙖𝙧𝙢𝙖𝙧𝙨𝙚 𝙙𝙚 𝙫𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙚𝙣𝙛𝙧𝙚𝙣𝙩𝙖𝙧 𝙡𝙖𝙨 𝙛𝙧í𝙖𝙨 𝙨𝙤𝙢𝙗𝙧𝙖𝙨 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤 𝙦𝙪�...