Jueves 21 de noviembre de 2019.
Mientras voy conduciendo no puedo evitar reflexionar sobre mí vida. No puedo evitar pensar en todo lo que me ocurre, en todo aquello que no tiene explicación. Mis lagunas mentales, mis pantallazos, las pesadillas...
Es tedioso tener que cargar con esto como mínimo, para toda mí jodida existencia. Ya lo he pensando tantas veces que hasta me agota volver siempre al mismo tema pero es que estás dudas no dejan de acorralarme. Nadie sabe cuánto sufro, nadie comprende ni comprenderá mí dolor jamás. La única más al tanto de esto es Betania y eso que ella no sabe ni el uno por ciento del desastre que soy realmente, de lo miserable que soy.Supongo que cuando tocas fondo, solo te queda flotar y volver a respirar. O ahogarte en el intento.
Ambas suenan interesantes.
Pasó cerca del gran vivero y se qué estamos cerca del lugar. De mí lugar.
El muelle es el lugar más tranquilo que conozco. Allí es donde mis lágrimas pueden mostrarse sin ataduras y sin interrogatorias preguntas innecesarias. Allí es donde puedo sentirme "Libre", por decirlo de algún modo. Donde puedo sentir. Sentirme.
Un sentimiento nuevo en mí se aflora luego de la cena de ayer. Aquellas galletas. Se qué no debería preocuparme porque muy probablemente sea solo un truco para persuadir a los clientes y así jugar con su curiosidad. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en aquél mensaje.
"Sus vidas cambiarán completamente".
En verdad espero que sea una broma de mal gusto, impulsada por la idea de querer asustar a las personas y ver las reacciones en sus semblantes.
Doy un gran y sonoro suspiro en un intento por apartar este pensamiento que nace en mí. Giro a la derecha por un camino de tierra donde derecho se encuentra El Muelle. Este tiene dos caminos, uno angosto y otro más ancho que es por dónde siempre entro ya que por ese sendero es donde cabe el auto. El otro camino es tan pequeño que solo puedes ir caminando y atravesando los árboles para llegar hasta El Muelle. En el medio de los dos senderos está todo repleto de árboles altos y delgados. Jamás me he metido en el medio ya que está todo cubierto y también por miedo a que algún bicho aparezca y me ataque.
Cuando estoy casi llegando al punto en donde siempre estacionó el auto, algo grande y negro aparece frente a mí haciéndome frenar de golpe para no embestir contra aquella cosa. Me mantuve unos segundos mirando el volante, sintiendo como el miedo se asienta en mí corazón. No sabía que era esa cosa, iba muy absorta en mis pensamientos y no me fijé bien que fue lo que pasó delante del coche. Respiró hondo e intentó calmarme.
Tomó lo primero que encuentro en el auto como arma de defensa. En medio del miedo y desesperación lo único que tomé fue el extintor que tenemos en caso de emergencia debajo del asiento del acompañante. Tomó coraje y desciendo del vehículo lentamente, calculando cada paso.
Sostengo el extintor con ambas manos y corro rápido hacia la parte delantera del coche y me encuentro con un pobre e indefenso animal. Un perro. El pobre se encontraba echado en el suelo, con la respiración entrecortada supongo que se asusto al igual que yo, pero está sano y salvó no alcancé a chocarlo. Bajó el extintor y me acercó a él con cuidado. No sé si pueda atacarme o no, pero al verme sus ojos se iluminan, e instintivamente tocó su cabeza con suavidad a lo que esté lame mí mano. Bajo mí arma de defensa y la dejo en la polvosa tierra para seguir acariciándolo.
Luego vuelvo al auto para dejar el extintor en su lugar. El tierno animal me miraba sacando la lengua. Al recorrer el camino hasta el pequeño puente, el animal me sigue y me doy cuenta de que anda un poco rengo.
Este me acompaña hasta mí recorrido al Muelle. Parece perdido, o quizás lo hayan abandonado. Ahora que lo notó, es algo viejo y creo que perdió la vista de uno de sus ojos.
Me siento a no más del principio del puentecito de madera, dónde me siento habitualmente, y veo el hermoso paisaje que me regala este lugar. Solo yo, el sonido de las escasas olas y el perro. Este se sentó a mí lado, admirando lo mismo que admiran mis ojos.
De un momento a otro voltea su cabeza y va en dirección al no muy tupido bosquecito, intento llamarlo pero hace caso omiso a mí voz y se pierde entre los delegados árboles, como si algo le hubiese llamado la atención.
Me encojo de hombros y vuelvo mí vista hacia el lago, cruzando mis piernas y apoyando mis manos en las ásperas maderas.La triste realidad es que muchos no admiran las maravillas que nos regala la naturaleza. La luna y sus estrellas, los bellos atardeceres, el cielo teñido de azul.
Me llama la atención ver revolotear a unos pequeños pajaritos que tenían su nido hecho en un árbol a unos escasos metros de mí. Deben ser una parejita ya que van juntos y ambos se acercan al nido. Por alguna razón me recuerda a mí y a Chris. Me sonrojo un poco al pensar que mañana ya cumplimos dos meses. Y pensar que yo siempre creí que lo nuestro sería imposible.
El venusto atardecer hace su aparición ante mi, con sus colores tan exuberantes y cautivadores que me deja sin habla. Luego de que esté se escondiese sé que es hora de volver a mí hogar. Así qué con seguridad me levanté, sacudi mí pantalón y me dirigí en dirección al auto. Pero la vida me regaló una segunda sorpresa el día de hoy.
Un muchacho con un amarronado gorro aplastando sus definidos rulos apareció en mí camino. Su rostro estaba tapado con un pañuelo del mismo color. Me quedé en shock al verlo, no esperaba la presencia de nadie aquí.
El miedo invade mí cuerpo al fijar mí atención al afilado cuchillo que llevaba en su mano, retrocedo un paso levantando las manos sintiéndome indefensa. Sintiendo el agrio sabor de mí no muy lejana muerte...
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𝐁𝐮𝐬𝐜𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 PAUSADA
Misterio / Suspenso𝙐𝙣 𝙥𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤 𝙗𝙤𝙧𝙧𝙤𝙨𝙤. 𝙐𝙣 𝙥𝙡𝙖𝙣 𝙢𝙖𝙡𝙫𝙖𝙙𝙤. 𝙐𝙣 𝙤𝙨𝙘𝙪𝙧𝙤 𝙨𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩𝙤. 𝙎𝙞𝙣 𝙙𝙪𝙙𝙖 𝙍𝙤𝙨𝙚 𝙙𝙚𝙗í𝙖 𝙖𝙧𝙢𝙖𝙧𝙨𝙚 𝙙𝙚 𝙫𝙖𝙡𝙤𝙧 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙚𝙣𝙛𝙧𝙚𝙣𝙩𝙖𝙧 𝙡𝙖𝙨 𝙛𝙧í𝙖𝙨 𝙨𝙤𝙢𝙗𝙧𝙖𝙨 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤 𝙦𝙪�...