— ¡Jules! —un grito me arrastra fuera de mis sueños. — ¡Jules! —mierda, ¿Qué hora es? — ¡Jules! —otro grito nuevamente. Dejo escapar un suspiro y me desenredó de mis cálidas mantas, camino hacia la puerta y me encuentro con Zev en el pasillo. Él está delante de su puerta, aun lleva sus pantalones de pijama puestos, pero no hay una camiseta, lo que me deja ver la extensión de tatuajes sobre su piel. Tan coloridos e intrincados. En alguien más podría parecer exagerado, pero no en él.
— ¿Qué? —pregunto con curiosidad, demasiado adormilado aun.
— ¿Qué? ¡Que! —dice molesto. Sus ojos son un tono más oscuro de miel de lo que los he visto en mucho tiempo. Casi parecen verdes—. ¡Solo mira lo que hizo Angelina!
Las orejas de Angelina se animan rápidamente cuando me ve, sin embargo no se mueve de donde está detrás de Zev. Su rostro suave y peludo delata culpabilidad.
— ¿Qué hizo? —pregunto sin comprender la molestia de Zev.
— ¡Se comió mis zapatos, Julie! —Zev sostiene en sus manos sus zapatos favoritos totalmente estropeados. En las dos últimas semanas, hemos descubierto que Angelina tiene serios problemas con la masticación de nuestras pertenencias.
— Eran feos. Ella te ha hecho un favor.
Zev entrecierra los ojos.
— Me encantan estos zapatos, idiota. Necesitamos hacer algo con ella antes de que nos termine masticando a nosotros. —Mi expresión adormilada y relajada se transforma en una de pánico en menos de un segundo. Y Zev debe notarlo porque trata de tranquilizarme rápidamente. — No vamos a echarla, ¿de acuerdo? Pero tenemos que buscar la forma de que deje de masticar nuestras cosas. Ayer la sorprendí mordiendo el cargador de mi teléfono.
Echo un vistazo a Angelina detrás de Zev y hago un gesto para que ella se acerque. Rápidamente ella obedece y se acerca a mí, ladrando alegremente y mirándome con ojos color chocolate. Su cola se mueve rápidamente de un lado a otro. Ella es tan linda. Y a pesar de su problema mordiendo lo que sea que encuentre, es la mejor mascota del mundo. Ella ama a todos, incluso a Harry.
— Lo sientes, ¿no es así? —le pregunto, inclinándome a acariciar su orejita faltante. — Ella dice que lo siente, Zev. Jamás lo volverá a hacer. —le prometo.
Un destello de sospecha cruza el rostro atractivo de Zev.
— Ella no puede hablar. —Suena como si estuviera hablando con los dientes apretados.
— Oh amigo, no necesita hablar. Estas escrito todo en sus ojos. —digo encogiéndome de hombros.
Zev hace una pausa mirándome largamente.
— Te odio. Te odio mucho. —dice, caminando a nuestro lado con sus zapatillas deportivas en mano.
Angelina lo sigue, moviendo su cola alegremente. Zev tira sus zapatillas al bote de la basura y regresa a la sala de estar, tomando asiento frente al enorme televisor y lo enciende. El canal de la ESPN se enciende en ella. Angelina trepa al sofá junto a Zev y se posa en su regazo, dando pequeños empujes con su cabeza en la barbilla del hombre, tratando de llamar la atención de Zev. Con un suspiro resignado, él cede a ella y besa su cabeza por un segundo y deja que Angelina se acurruque en su regazo. Casi es como si ella le estuviera pidiendo disculpas.
Me apoyo en el umbral que divide nuestras habitaciones del resto de nuestra casa y los observo. Zev separa su mirada ámbar del televisor y me mira.
— Ella está demasiado mimada. —me dice mientras acaricia el lomo de Angelina. Me encojó de hombros.
— Claro que sí. Ella es mi princesa.
— No es saludable la forma en la que amas a este perro. Consíguete una novia. —dice en tono de burla. Ruedo los ojos.
— Gracias por el consejo, pero no la necesito. Angelina y yo somos todo lo que necesitamos.
Zev sonríe.
— No puedes quedarte solo con esa perra para siempre. —Sonríe a sabiendas.
— Tal vez. —respondo. — Pero por ahora Angie, no necesita una mamá. Soy suficiente para ella. ¿Piensas quedarte ahí todo el día? —pregunto cuando comienza a vagar por los canales. Es domingo por la mañana y no hay mucho que hacer.
— No. Iré a almorzar con mis padres más tarde. ¿Quieres venir? —me pregunta. Niego rápidamente. En todos estos años viviendo con Zev, nunca he conocido a sus padres. Nunca se han presentado a un partido y nunca lo han visitado. Y sé, que sus almuerzos son en restaurantes caros y toda esa mierda. Yo no encajaría en ese lugar. Además, no es mi lugar para estar ahí. Zev siempre llevo a su novia Karime a esos almuerzos, hasta que rompieron hace un par de semanas. Sería un poco raro que yo apareciera un día de la nada. Es un almuerzo familiar. Yo solo soy un amigo y compañero de equipo.
— No gracias. Voy a llevar a Angie al parque, necesita un poco de ejercicio extra. —aunque no es del todo una mentira, me hace sentir culpable automáticamente. No soy del tipo que miente. Evito hacerlo. Y una parte de mí se siente mal al rechazar su invitación. Sé que no está totalmente cercano con su familia, y que Karime era un buen amortiguador entre él y sus padres, probablemente me quiera ahí para servir para lo mismo. Pero la verdad no me apetece sentarme en un restaurante caro solo para ser analizado bajo el microscopio de la familia Aldridge.
— De acuerdo. —dice simplemente haciendo zapping por los canales. Asiento y me muevo a la cocina, buscando algo que comer.
No te sientas culpable por rechazar la invitación, no te sientas culpable. Canta una voz dentro de mi cabeza mientras entro a la habitación.
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Mentiras
RomanceEs tu mejor amigo, Zev. Deja de pensar con tu puto pene. Sin embargo, mi mejor amigo se inclina y roza sus labios suavemente con los míos. Y resistirme a su beso es solo una prueba de que hemos estado acumulando una pila de explosivos durante los do...