Mentiras

Capítulo 8

¿Alguna vez has leído esa mierda cursi cuando dos personas que han estado juntas en una relación puramente platónica, un día simplemente se dan cuenta que deberían estar juntos?

Bueno, esa mierda es real.

Mientras guío a Zev a nuestra habitación, puedo sentir su postura rígida a cada paso. Cuando abro la puerta y me giro para encararlo, me sorprende no encontrarme un bloque de mármol detrás de mí.

— Me has estado evitando los dos últimos días, pero esa mierda termina aquí. —digo tan pronto como la puerta se cierra detrás de él. — Tengo mejores cosas que hacer como él hecho de lidiar con tu familia y una relación falsa. Eso implica que no tengo tiempo de ser un idiota por algo que ambos hicimos. Corta la mierda ahora mismo.

— Lo siento. —dice suavemente, su postura rígida se derrumba rápidamente y es remplazada por una derrotada.

— ¿Lo siento? ¡Solo, lo siento! —gruño. — Te comportas como el mayor idiota del mundo por dos días y todo lo que recibo es un ¿lo siento? —mi ira alcanza niveles inesperados.

— Julie... —dice con voz suave y ronca. Una voz que me recuerda totalmente a nuestro beso en ese pequeño almacén. — Escucha, lo siento mucho, ¿de acuerdo? Sé que he sido un idiota, pero simplemente necesitaba tiempo y espacio...

— ¿Por qué? —Me quejo—. Fue solo un beso, no es la gran cosa. —hipócrita. Dice una voz dentro de mí cabeza. Porque realmente fue la gran cosa. He estado imaginando cosas que implican más que besar a mi amigo.

Zev me mira largamente, y puedo decir por su mirada que no está comprando mi mierda.

— ¿Por qué me besaste hoy, Julie? —pregunta. Mierda, ¿Por qué? ¿Porque quería sentir desesperadamente sus labios nuevamente en los míos que solo encontré la oportunidad perfecta para hacerlo sin importarme que fuera frente a sus amigos y familia? Joder, no es una buena respuesta.

— Quería hacer un punto frente a tu familia. —miento simplemente. Mierda, yo no miento. Mentir apesta, ni siquiera soy bueno en ello, ese es el problema por el que estamos metidos en este lío.

— ¿Estás seguro? —me pregunta, y una sonrisa sexy curva sus labios. ¿Qué coño? ¿Desde cuándo las sonrisas son sexys? — Creo que me estás diciendo mentiras.

Giro los ojos dramáticamente y me muevo al otro lado de la habitación.

— No me jodas, Sherlock. —gruño. Ahora no puedo evitar ver a mi amigo de otra manera, porque el beso me abrió los ojos, o activo un interruptor dentro de mí, no sé qué mierda sucedió, todo lo que sé es que lo quiero tan jodidamente mal. Y dejaría caer el tema si supiera que la química entre nosotros no existe.

Pero la verdad es que tenemos tanta química entre nosotros que fácilmente podríamos inspirar a cualquier artista a escribir sobre nosotros. Sería algo como; "No puedo mirar a nadie más ahora que te he mirado a ti. No puedo pensar en nadie más ahora que he pensado en ti." Oh, esperen. Esa puta canción ya existe. Y ahora estoy comparando a Zev con las canciones cursis de Taylor Swift que mi compañera de turno, Mindy, escucha incesantemente. Y ella tiene razón. Esta chica ha escrito una canción para cada puta ocasión. Porque nada se ha sentido tan cercano para describir lo que ahora está pasando conmigo alrededor de mi amigo. No puedo dejar de verlo en esta nueva luz, ni pensar en él de formas que no debería. Dios, debo estar volviéndome loco. ¿En serio acabo de comparar nuestro maldito lío con una canción pop?