Capítulo 20

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El sonido de mi celular resuena por mi habitación sacándome de un sueño pacifico

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El sonido de mi celular resuena por mi habitación sacándome de un sueño pacifico. A mi lado, Jules se agita, llevando una almohada a su cabeza.

— Haz que se calle. —murmura, debajo de las mantas. Me giro para encontrar mi celular sobre la mesita de noche a un lado de mi cama, estiro mi brazo para tomarlo.

— ¿Por qué diablos Jules no responde su celular? —replica Harry, apenas y respondo. — Le he estado llamando las últimas horas, ¿has leído mis mensajes?

— No. —respondo ahogando un bostezo.

— ¿Qué diablos han estado haciendo? —pregunta, y hay una tonada en su voz que se parece mucho a la sospecha, pero lo ignoro porque es Harrison y la mayoría de las veces, eso es lo mejor que puedes hacer.

— Dormir.

— ¿Dormir? ¿Por qué? —casi puedo ver su ceño fruncido.

— Quizás porque teníamos Jet Lag, imbécil. —gruño. — ¿Qué diablos quieres, Harrison?

— Vayamos a un club.

— No.

— ¿Por qué no?

— Por qué la última vez que fuimos a un club contigo, Chris se desmayó en medio de una escena de BDSM y consiguió un novio, no quiero ni siquiera comenzar a pensar que ocurrirá esta vez.

— No ocurrirá nada, porque iremos a un bar, ¿de acuerdo? No a un club. Será tranquilo, lo juro. ¡Vamos! Tenemos que celebrar que ganamos el campeonato.

— Eso fue hace semanas, Harry. Y recuerdo muy bien que celebraste hasta vomitar.

— ¡Pero no con mis mejores amigos! —replica. — Jules y tú se fueron apenas terminamos las celebraciones con el equipo, nosotros no lo hemos hecho oficial.

— Tienes el puto trofeo de campeonato junto al Heisman en tu currículum, te aseguro que es oficial.

— Oh, vamos. ¡Por favor!

— Hasta luego, Harrison. —le digo antes de colgar.

Exactamente dos minutos después mi teléfono suena de nuevo y el nombre de Chris resplandece en mi pantalla

— No. —digo tan pronto como respondo. Chris se ríe al otro lado de la bocina

— Ni siquiera he dicho nada.

— Sé que Harry te ha enviado, así que mi respuesta es la misma.

— Sabes que él no me dejara tranquilo hasta que saque sus traseros de esa casa tan linda y suburbana que comparten Jules y tú, ¿no es cierto? —dice. Gruño en respuesta, porque tiene razón. Harrison no nos dejara en paz en lo absoluto. No está acostumbrado a recibir un no por respuesta. Así que nos asfixiara con mensajes y llamadas hasta que cedamos ante él.

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