— Lo siento amigo, pero ella se tiene que ir. —murmuro. Dos pares de bonitos ojos me miran con dolor en su mirada. Es patético que lo crea de esa forma, debido que el gran perro a un lado de Jules, no debería entender mis palabras. Pero es como si ella supiera exactamente de lo que estoy hablando y entendiera cada palabra. Sus enormes ojos chocolate me miran con tristeza y me siento como el mayor hijo de puta del mundo.
— ¡Pero no puedo simplemente regresarla! Dios, mírala Zev. —Jules se inclina y se pone de rodillas junto a la perra pitbull color chocolate. La mirada que me está dando ahora es como si acabara de robarle su puto cachorro y jódeme, quiero devolvérselo. — Es tan bonita, y ha sufrido tanto. —Él la abraza rápidamente—. No tuve el corazón para dejarla ahí. Ellos iban a sacrificarla, sabes que lo harían. —la mirada azul como el cielo profundo de Jules se clava en mí. Sus ojos están enmarcados por las pestañas más absurdas que he visto en mi vida. Un hombre no debería poseer un par de pestañas como esas, tan oscuras y rizadas.
— No puedes traer a casa a cada perro que quieres rescatar, Julie. —Digo cruzando los brazos sobre mi pecho—. Tendríamos un refugio en menos de un mes. —murmuro.
— Ella es especial, lo juro. —él acaricia detrás de la oreja de su nueva mascota y ella se apoya al tacto de inmediato. Jules tiene razón en una cosa ella es hermosa. — Juro que no fue impulsivo. La trajeron hace dos semanas a la perrera, pero es estúpido que la rescaten si van a sacrificarla de todos modos. Y ella es una guerrera, ha pasado por muchas malas experiencias y no confiaba en nadie, pero confió en mí. Y me ha seguido estas dos semanas y no podía deja-...
— Detente ahí, —le interrumpo. — ¿Las dos últimas semanas? Pensabas traer un perro a casa desde hace dos semanas pero no me diste una jodida advertencia.
El rostro de Jules rápidamente se vuelve una máscara culpable. Maldita sea este hombre.
— ¡Por qué sabía que te opondrías a la idea! Así que decidí traerla a casa a que la vieras, sabía que era más difícil que la echaras.
— Eres un maldito caso, Jules Griffin. —me acuclillo frente al perro y extiendo mi mano lentamente tratando de no parecer una amenaza. Ella me mira cuidadosamente, sin embargo me deja rascarle la barbilla. Cuento eso como una pequeña victoria. — Hola, preciosa. ¿Cómo te llamas? —le pregunto acariciando su frente.
— Su nombre es Angelina. —responde Jules, con una sonrisa radiante adornada de hoyuelos. Reprimo mi decepción ante el hecho de que he perdido nuevamente ante sus ojos de cachorro y una sonrisa con hoyuelos. Estoy seguro que esto hace que las chicas a su alrededor se derritan de la forma en la que lo hacen siempre, sin embargo me molesta aún más el hecho de que suelo ser el receptor de ellas cuando quiere algo de mí. Con la mayoría de las personas ni siquiera intenta ganárselas para hacer lo que él desee, porque su personalidad absorbe la atención de todos como una maldita esponja.
Jodido culo engreído. Un día pateare su culo fuera de esta casa cuando llegue con un animal más. En los últimos años que hemos compartido este lugar, Jules ha llegado a casa con un desfile de animales. Ninguno ha sido permanente sin embargo, y se ha encargado de buscarles un hogar agradable, como por ejemplo a Degas, el perro de Chris. Cuando Jules llego con ese pequeño cachorro era una cosa pequeña y frágil, aterrorizada por todo. Ahora es un pequeño bastardo mimado. Pero hay otros días en los que Jules no tiene suerte y los animales que desea tan desesperadamente rescatar le son arrebatados por el sistema y su política de deshacerse de los animales que no tienen un hogar. He visto a este hombre deprimido por días a causa de ello.
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Mentiras
RomansaEs tu mejor amigo, Zev. Deja de pensar con tu puto pene. Sin embargo, mi mejor amigo se inclina y roza sus labios suavemente con los míos. Y resistirme a su beso es solo una prueba de que hemos estado acumulando una pila de explosivos durante los do...