Capítulo 9

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Zero avanzaba ágilmente por los pasillos evitando chocar con los que pasaban al igual que él. Debía presentarse con Layer para recibir detalles de su siguiente misión, si es que tenía una. Si Zero era sincero consigo mismo, aún se sentía mal por lo de la noche pasada, sin embargo no quería que X se sintiera peor, a su vez, Zero se sentía como un mal novio, es decir, no impidió que X tomara de más y por ende todo lo sucedido no fue culpa del ojiverde y el rubio lo sabía muy bien, era tan solo que...

No, no podía distraerse en el trabajo, en primer lugar, debía encargarse de sus misiones, y en segund lugar, debía buscar al Comandante Signas para pedirle disculpas.

"Tal vez esté con las navegadoras, digo, siempre está ahí" pensó mientras atravesaba las puertas de la sala de control y no estaba para nada equivocado.

Saludó como se debía y se acercó a la pelimorada quién le notificó que a X le habían encomendado la misión que él le tocaba ya que su tropa había sufrido daños de la misión anterior, así que su misión actual era entrenar a los que estaban en condiciones de moverse.

Zero maldijo por lo bajo, pero al menos era una cosa más simple por hacer.

Dio media vuelta mientras buscaba con la mirada al Comandante Signas, y lo observó hablar con una de las Navegadoras mientras esta le señalaba un mapa en la computadora. Zero pensó en lo curioso que era que los varones en dicho puesto escasearan, solo habían tres y de hecho no eran tan buenos como las chicas.

Se acercó al Comandante y esperó a que la joven y este terminaran sus asuntos. Signas se irguió y al darse la vuelta se topó con el rubio.

-¿Se te ofrece algo?- cuestionó frunciendo el ceño y sosteniendo un par de papeles en sus manos.

-Me gustaría hablar con usted Comandante Signas- aclaró su garganta -En privado...- Zero notó que las personas alrededor despegaron su vista de los monitores para escucharlos -... Sobre la misión de ayer y el reporte- y al instante todos perdieron interés.

Signas, quien había captado el mensaje asintió y le pidió que lo acompañara a su oficina. Zero hizo caso y en poco tiempo, ambos caminaron por el pasillo hacia la oficina del Comandante. Zero notó mientras caminaba detrás del mencionado que este era mucho más alto, no era como si no se hubiera dado cuenta, pero jamás se detuvo a pensar en ello, debía admitir que con esa estatura era intimidante, no para él, claro, pues se había enfrentado a enemigos de mayor estatura pero para un Hunter normal, con el plante de Signas era fácil asustarse.

-Entra por favor- pidió Signas abriendo la puerta de su oficina invitando al rubio a entrar para luego entrar tras él. Cerró la puerta y se dedicó a sentarse en la cómoda silla de cuero tras su imponente escritorio -Muy bien, ya puedes hablar-

Zero se armó de valor para decir lo que estaba a punto de decir.

-Señor- dijo -Le pido disculpas por lo de la noche anterior, no volverá a ocurrir- mantuvo la mirada fija en Signas justo como X y esto hizo que el mayor se preguntara si el ojiverde lo había aprendido del ojiazul.

-Está bien, confío en tu palabra, Zero, puedes retirarte- Signas dio señal de lo que ya había dicho y Zero acató.

-Muchas gracias señor- el rubio dio media vuelta pero tuvo que detenerse por la voz de Signas.

-Pensándolo bien, espera- había dicho el Comandante -Quiero hacerte una pregunta-

Zero volteó.

-Dígame, señor- dijo esperando la pregunta.

-Este mundo es pequeño, ya te habrás dado cuenta, pero aún así hay infinitas posibilidades y muchas personas y... Reploids en él- señaló Signas antes de lanzar su pregunta -Considerando lo que te acabo de decir ¿No crees que X encuentre a alguien mejor que tú?-

Zero no respondió, aquella pregunta lo dejó en shock ¿A qué venía? ¿Cual era su propósito?

-¿Qué quiere decir?- cuestionó inseguro. Raras eran las cosas que lo hacían sentir así.

-Solo digo que hay muchos peces en el agua, Zero, y tú solo eres uno entre cientos, será mejor que te cuides de que X encuentre uno más grande- aclaró el mayor sin cambiar su semblante impasible -Puedes retirarte-

Zero salió de la oficina confundido, extrañado ¿Qué había sido todo eso? Tuvo que apoyarse en la pared para tratar de pensar, para aclararlo todo.

Mientras tanto, Signas solo sonrió dentro de la seguridad de su oficina, había lanzado la primera piedra y no dudaba en lanzar la siguiente, después de todo, pensaba en convertirse en el siguiente pez que X iba a pescar.

¡Perra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora