Zero despertó a primera hora como siempre, quizá un poco antes pues el resto de su tropa aún no había despertado.
Sabía que no podría volver a dormirse por más que lo intentara, así que se levantó y salió de la carpa donde dormía.
Se estiró para relajar los circuitos, el sol no había salido y aunque lo hiciera, la espesura de aquel bosque.
Quería terminar con todo aquel asunto rápidamente y volver a casa, cuando lo hiciera, invitaría a X a una cita, celebrarías sus siete meses en tres días y Zero ya estaba haciendo planes.
También estaba ahorrando.
Cierto día había salido con Axl mientras X se había quedado trabajando. Ya que Axl era ese tipo de Reploid que va de aquí para allá revisando tiendas aunque no compre nada, Zero tuvo la oportunidad de ver muchas cosas.
Entre ellas un anillo de compromiso.
No era la gran cosa, no tenía diamantes gigantes ni nada por el estilo, pero verlo en el escaparate de una joyería lo hizo pensar.
Se acostó en el suelo para observar laa estrellas que las hojas de los árboles no podían cubrir.
¿Qué tal si formaba una vida con X? Podrían abandonar a los Maverick Hunters y buscar trabajo en algún otro lado que no consumiera tanto su tiempo, entonces comprarían una casa y vivirían juntos en ella, podrían casarse y podrían dejar de preocuparse por el mundo que los rodeaba, sería maravilloso.
Por fin un mundo para sí solos.
Claro, parecía un poco apresurado para tan solo casi siete meses, pero el rubio estaba ansioso.
Sonrió al imaginar una vida juntos.
Se incorporó rápidamente y jadeó con sorpresa.
-Tal vez podríamos construir un Reploid*- dijo en un susurro y volvió a caer sobre la tierra.
Eso lo hizo aún más feliz, aún cuando una extraña sensación se hizo presente en su pecho.
Una sensación de angustia, de frustración.
Tal vez era su deseo de volver a casa.
No había llevado su teléfono para no distraerse en la misión, pero en ese momento estaba arrepintiéndose de tal decisión.
Quería hablarle.
Por más increíble que pudiera sonar, fue X quien dio el primer paso.
Era un día de trabajo normal, X y Zero se habían encontrado en un pasillo por casualidad.
Esa semana, Zero estaba un poco resentido pues su mejor amigo había estado evitándolo sin una razón aparente y cuando este había pedido una explicación, X había optado por poner la excusa más barata que el ojiazul había escuchado.
"Es que... Ya sabes, el trabajo" había dicho el ojiverde.
Eso no aplicaba para ellos, muchas veces incluso, se habían desvelado en sus celulares con tal de ponerse al tanto del día del otro si es que no podían verse, pero el azul había ignorado todos sus mensajes.
Y por supuesto, para cuando se encontraron en aquel pasillo, Zero ya no quería hablar.
"Zero" pronunció X en aquel momento, parecía tan sorprendido como nervioso de haberlo encontrado de manera tan repentina.
"X" el tono de la voz del rubio había sonado más rudo de lo normal, y eso, junto al hecho de que el ojiazul había rodeado al menor para seguir con su camino, tal vez empujaron a X a confesarse justo en ese pasillo solitario.
"Zero, tengo que hablar contigo" X le detuvo desde que pronunció aquella palabra, Zero estaba ansioso por escuchar las razones por las cuales su mejor amigo y amor platónico había dejado de hablarle.
¿Acaso se habría dado cuenta de los sentimientos que había tratado de ocultar?
"Dime" la voz de Zero se había tornado nerviosa ante aquella idea.
"Verás... Yo... Lamento no haberte hablado toda esta semana, es solo que... Bueno, me di cuenta de algunas cosas..." Zero casi comenzó a temblar al escuchar esto último "Bueno, ya lo sabía, pero creo que lo había ignorado todo este tiempo"
"X, yo..." Zero estaba dispuesto a confesar y pedir disculpas por lo que sentía.
"No, déjame terminar" le interrumpió el menor "Verás... He estado toda la semana tratando de ser valiente para decirte esto y sé que si no lo hago ahora, nunca lo haré y solo estoy alargándome y..." suspiró "Me gustas, Zero..."
Zero estaba atónito. X había apartado la mirada esperando ser rechazado, al no escuchar ninguna respuesta del mayor, el ojiverde levantó la mirada topándose con la mirada vidriosa de Zero. Se asustó.
El rubio abrazó al menor, lo sostuvo entre sus brazos con fuerza mientras el menor preguntaba qué era lo que le sucedía.
"Tú también me gustas, X" declaró el ojiazul con toda la felicidad del mundo.
Aquel recuerdo era quizás, el más preciado en la memoria de Zero, no lo cambiaría por nada.
Ahora solo debía terminar la misión y se encontraría de nuevo con aquel que lo hacía tan feliz.
×××
Chale :c
Debo admitir que Zero me da un poco de lástima UnU
Voy a pasar el preguntas y respuestas para el final de la obra, así que pueden hacer preguntas sobre la secuela aquí ------------------->
Wiwiwi
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¡Perra!
Fanfiction¿Era instinto? ¿A los humanos les pasaba igual? X no lo sabía, pero lo que sí sabía era que estaba disfrutando esas embestidas y estaba deseoso por más. X y Zero mantienen una linda relación, sin embargo, X comienza a sentirse un poco fuera de luga...