CAPITULO 17

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Las semanas iban pasando, al principio hubo muchos cambios con la llegada de Ian; pero poco a poco las cosas comenzaban a tomar un rumbo constante y normal. Tenía que darle el crédito, porque tal como habíamos acordado, se había mantenido al margen de los asuntos que se relacionaban con la parte creativa de la empresa; y aunque hubo algunos roces con Liz, porque había intentado sobrepasar el acuerdo que teníamos, Ian supo manejar las cosas, de modo que ella recordara que su lugar en la empresa, únicamente se limitaba a ser la mano derecha de él.

Steve últimamente se comportaba más extraño de lo normal; y en algunas ocasiones lo había encontrado hablando de forma discreta con Liz; pero aunque yo tuviera una real aversión por la rubia, eso no quería decir que iba a intentar influir sobre los demás, para que también ellos sintieran lo mismo por ella.

Después de intentar por todos los medios, mantenerme al margen de las cenas de negocios, Ian había insistido y dejado muy en claro, que mi presencia en la cena de negocios programada para esa noche, era realmente necesaria; por lo que no me quedo más remedio que aceptar.

Nobu era el nombre del restaurante japonés en el que tendríamos esa cena de negocios, Ian había insistido mucho en que no era necesario que llevara mi coche, pero conociendo nuestros temperamentos, no estaba segura de que esa, fuera una buena idea. Había tardado un poco en encontrar algo apropiado para la cena, pero después de mucho pensar opte por un vestido entallado corto, color tinto; que enmarcaba perfectamente mi cintura.

-Buenas noches, siento el retraso. – dije a espaldas de Ian, quien al girarse no disimulo en lo absoluto la forma descarada en la que me devoraba con la mirada.

-Hay muchos retrasos que valen la pena la espera – dijo sin dejar de mirarme. – Te ves muy hermosa esta noche Alexa. – dijo mirándome fijamente

-Encantador como siempre Gallagher – bromeé con él. – Y donde está la persona con la que se supone que tendremos esa platica. – dije intentando desviar el tema, para evitar ponerme nerviosa.

-Al parecer también tuvo un retraso, pero me dijo que no tardará en llegar.  

-¿Desean ordenar algo de beber? – Pregunto el mesero.

-Una botella de Louis Roederer ‘Cristal’, por favor – ordenó Ian.

Tenía gustos sofisticados y en cierta forma era una de las tantas cosas que me parecían atractivas de él; que a pesar de estar acostumbrado a la sofisticación, se le veía tan natural.

-Buena elección – dije una vez que el mesero se retiró.

-Solo lo mejor; además tenemos algo por que brindar.

Al poco tiempo llego el mesero con la botella; Ian le pidió que se la entregara para el poder encargarse de servirla para mí.

-¿Por qué se supone que tenemos que brindar? – pregunte mientras esperaba a que Ian llenara su copa.

 -Por nosotros – dijo sin más; provocando que un millón de sensaciones recorrieran mi cuerpo.

-¿Nosotros? A que te refieres con “Nosotros” – Necesitaba saber exactamente a que se refería, pues no quería quedar como una tonta frente a él.

-Seamos claros Alexa, estoy cansado de jugar al gato y al ratón todo el tiempo contigo. Ambos sabemos que entre nosotros está pasando algo o mejor dicho, siempre ha pasado algo; llámalo atracción, química, deseo o como tú quieras; pero lo que sea que pase, ya es tiempo de que lo afrontemos y dejemos que suceda. – Todo iba bien, hasta esa última parte, que más que hacerme sentir halagada, me hizo sentir como la siguiente en su lista.

-Eres tan arrogante, aunque en realidad no me sorprende, sabes.

-¿Arrogante? ¿Por qué? ¿Por decir la verdad? – Dijo usando el mismo tono.

-Cómo puedes afirmar con tanta seguridad algo que no te consta. Yo no siento, ni química, ni atracción, ni deseo, ni nada por ti. – Dije con toda la seguridad que pude encontrar.

-¿Estas segura? – dijo acercándose y tocando la palma de mi mano, provocando sensaciones maravillosamente excitantes y a las cuales era muy difícil resistirse. – Por qué no eres sincera contigo misma y conmigo; y me dices ¿Qué sientes cuando hago esto? – rozó la desnudes de mi pierna con la yema de sus dedos; haciendo que todos mis sentidos se encendieran hasta un punto donde era un poco difícil pensar con claridad. – ¿O cuando estoy cerca de ti? – dijo acercándose aún más, para lograr su objetivo, “Ponerme tan nerviosa, que termine por admitir lo que el quería”.

-Por favor Ian, detente. – dije poniendo mi mayor esfuerzo por soportar la tortura.

-No hasta que me digas que siente – Insistió.

-¿Te alejarías si te dijera que te odio? – Pregunte, dudando en la respuesta que me daría.

-No; me alejaría solo si me dijeras que no sientes nada por mí. – Presionó, pues aunque sabía lo mucho que le costaría convencerla, estaba seguro que algún día llegaría a admitir la realidad. – Recuerda Alexa que existen delgadas líneas entre detestas, odiar, enamorarse y amar a alguien; y preciosa, yo ya conseguí que pasaras de detestarme a odiarme en solo unas semanas – dijo dibujando una orgullosa sonrisa, cargada de arrogancia.

-No admití nunca que te odiaba, solo te detesto… además porque seguimos hablando de esto; mejor volvamos al tema que nos tiene reunidos aquí. – No sabía que más armas usar, por eso preferí cambiar de tema. – ¿Conocer al hombre que nos citó aquí?

-No, todo lo que hemos hablado, ha sido por medio de su secretaria; esta es la primera vez que lo veo; pero me parece extraña su demora. – Cuando termino de decir eso, el maître del lugar guio hacia nuestra mesa a una pareja; al levantar la vista hacia ellos, nos llevamos una gran sorpresa.

-Buenas noches Alexa, nos volvemos a encontrar – dijo Damien con su voz profunda y varonil. 

TE ODIO PORQUE TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora