CAPITULO 4

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  • Dedicado a A mi amigo, mi cómplice e inspiración
                                    

-Ah, hola Jarry – Dijo saliendo de su estado ensimismamiento, dándole un abrazo con los característicos golpes en la espalda – una disculpa, estaba algo distraído, pensando en ciertas cosas – comentó Ian sin ahondar mucho en el tema; pues aunque ya había admitido para el mismo que se había encontrado a la horma de sus zapatos; aún no estaba del todo convencido de querer que alguien más aparte de él, lo supiera.

-No te preocupes hijo, nadie mejor que yo para entender lo que te ocurre; algo te inquieta ¿No es así? – Pregunta Jarry con tono comprensivo, pero paternal. Ya que desde que lo conoció, sintió un gran afecto por él; pero el cariño se hizo más fuerte al enterarse durante una conversación, sobre la muerte de su padre; quien casualmente había sido su mejor amigo de la infancia. – Sabes que siempre que lo necesites, puedes contar conmigo ¿Cierto? – Puso una mano en su hombro, en señal de apoyo – ¿Problemas con los negocios? o ¿Quieres pensar mejor lo que hablamos?

-Gracias Jarry, lo sé y te lo agradezco. – Contestó con una sonrisa. Al igual que Jarry, Ian también sentía un profundo respeto y cariño por él; además se sentía agradecido por el trato paternal que le brindaba. – Y respecto a lo otro, no hay manera de que tenga intenciones de cambiar de opinión con lo que acordamos. Sería más sencillo de resolver, si lo que me rondara por la mente fuera algún problema en el trabajo; por lo menos sabría que de un modo u otro, podría encontrar una solución, pero la realidad es que es un poco más complicado que eso; es más, ni siquiera puedo decir que se trate de un problema. – En cierta forma se sentía inquieto; por el encuentro, las intensas ganas que tenia de llevársela a su cama con solo mirarla y el absurdo interés que sentía por alguien, de quien ni siquiera conocía el nombre.

-Por lo poco que me cuentas y por tu mirada, creo saber de qué va todo esto – Conocía muy bien esa mirada, ya que es la misma que su padre le decía que tenía, después de su primer encuentro con Marizza. Él mismo se había sentido angustiado muchas noches, pensando en el momento en que pudiera volvérsela a encontrar.

-No entiendo, ¿A qué te refieres Jarry? – Preguntó de forma casual.

-La causa de tu problema, tiene nombre y apellido; ¿O me equivoco? – Asegura Jarry con una sonrisa cómplice – Estoy seguro que tu padre se sentiría muy orgulloso de ti, si pudiera ver en el hombre que te has convertido; pero también sé que al igual que a mí; le daría mucho gusto el ver como finalmente te decides arriesgarte a tener una verdadera relación. Sé por experiencia, que a veces resulta complicado dejar el tipo de libertad que la soltería te otorga; y más cuando tu éxito con las mujeres pudiera ser envidiable para muchos, pero hay cosas que esas relaciones no te dan. Cuando conozcas a la mujer correcta y entiendas de lo que te hablo; sabrás que muy bien, vale la pena el sacrificio. – dijo poniendo una mano en el hombro de Ian, dándole un suave apretón.

Ian agradeció las palabras de Jarry, pues de algún modo él era el vínculo más cercano que tenía con sus fallecidos padres.

-Quizás lo tenga o quizás no. – Por algún motivo solo un rostro se le vino a la mente cuando Jarry mencionó todo aquello, pero lo más irónico de todo, era que aún no podía darle ni nombre, ni apellido; por la única razón de que no lo sabía. – Lo intenté; a pesar de mis múltiples relaciones fugaces busqué encontrar en alguna de ellas a la mujer que consiguiera poner mi mundo al revés, pero después de un tiempo me convencí de que el compromiso no estaba hecho para mí; como dicen, para que comprometerte a hacer feliz a una sola; cuando puedes hacer feliz a todas. – Se mentiría si no aceptara que el incidente de esa mañana había puesto en la cuerda floja, esa filosofía. 

TE ODIO PORQUE TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora