- CAPITULO 45 -

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Francis coloco a Isabelle sobre la cama y se sentó junto a ella, la miro detenidamente antes de decidir acariciar su rostro, sus guantes fríos erizaron su piel pero ni así logro despertar, quizás se sentía más protegida sumida en la total oscuridad que viendo el rostro de su atacante.

Como era posible que en tan poco tiempo está mujer hubiese logrado cautivarlo, al principio solo quería alejarla de William para continuar con su plan, pero al seguirla por semanas pudo notar su dulzura, esa calidez humana que ella emanaba y que hasta ahora él nunca había sentido. Un sentimiento más allá de lo sexual empezó a calarse en él, no podía decir que era un sentimiento romántico era más bien como, su pequeña obsesión, si, estaba locamente obsesionado por ella.

—Cariño me dijo la doncella que estabas... — William entro si avisar y vio el cuerpo de su mujer sobre la cama —¡Isabelle!

—No se preocupe Milord, estará bien, solo se asusto un poco. — William no distinguió la sombra hasta que él hombre que hablaba se acercó a la luz.

—¡MALDITO!

Francis no podía contener su aire de superioridad y soltó una fuerte risa que enojo aún más a William quién reacciono lazandose contra el intruso, pero este fue más veloz y le apunto con el arma que minutos antes había desenfundado, William sabía que podía considerarse como muerto si no se contenía y retrocedía, la irá lo invadia pero no podía tentar a ese demonio dejando indefensa a su esposa.

—Vamos siéntate Milord — Francis indico con el arma en la mano el sillón lejos de la cama para que se sentará — Tenemos mucho que hablar.

—¡No tengo nada que hablar! — las manos de William se aferraban a los brazos del sillón para no abalanzarse una vez más hacia él — ¡lárgate de mi casa!

—No es a mi a quien debes pedirle que se largue — se sentó en la cama junto a Isabelle y acaricio el rostro de ella con el arma —Si te mueves la mato William — hablo al ver las intenciones de abalanzarse contra él.

—¡Infeliz! ¿Que es lo que quieres? Ya me robaste todo.

—El dinero no es suficiente — se sentó apropiadamente en el borde de la cama mientras miraba complaciente al hombre — Te contaré una historia, verás, no se si conoces a Clarissa Thompson — William no sabía quién era ella pero suponía que era la mujer de aquella foto. —De todos modos no importa, Clarissa, era mi madre, la mujer que junto a tu padre arruinaron mi vida.

—Pero que dices, estás...

—¡Recuerda que el que habla soy yo! — se le olvidaba que tan irritante podía ser él —La furcia de mi madre no quedo contenta con casarse con el conde de Nordgau, así que se le hizo fácil enredarse entre las sábanas del amigo de su esposo, si, la muy infeliz se revolcó con tu padre, y como no, si era mejor un heredero de un ducado que un condado.

—A donde quieres llegar, ¿Acaso tú quieres vengar a tu padre?

—Quien te dijo que él era mi padre

—Tu... Eres...

—Medio hermano, pero como los medios no sirven, no eres nada más que basura.

—Francis, nosotros no tenemos la culpa de lo que sucedió

—¡Si maldito! si la tienen, mientras tú padre se devolvió a londres para casarse con una dama de supuesta sociedad, mi madre quedó en espera de un poco hombre; mientras tú vivías entre lujos y atenciones, yo trataba de sobrevivir a los golpes que recibía a diario; mientras tú estudiabas en los mejores colegios, yo tenía que trabajar para pagar los míos; mientras tú paseabas orgulloso de tu apellido, a mi recordaban día a día que no era digno del mío; mientras a ti te hacían bailes, a mí me encerraban en mi cuarto por no ser digno de los eventos familiares, todo por no ser un Lecrec , Entiendes, mi cuerpo está marcado por los errores que tú padre y mi madre cometieron, nunca supe que era una muestra de cariño, mi madre era indiferente a mi, nunca le importo nada, para ella solo existía el título y el poder que tenía con el, mi padre solo me mostraba en público para hacer creer a los demás que era su adorado primogénito, cuando la verdad era otra, la verdad era que yo fui producto de un engaño que no podía saber el mundo, pero cuando me encontraba en la  intimidad de la mansión, Louis me recordaba cada minuto que lo que me hacía era un favor por darme su apellido; ¡Ahora entiendes maldito Neville! Si es tu culpa, quizás si tú no hubieses venido en camino, yo no tendría que haber pasado por todo esto, quizás la furcia de mi madre hubiera podido lograr quedarse con un duque y yo quizás sería el que disfrutará de lo que me arrebataron.

—Francis lamento lo que te sucedió, pero entiende que ninguno de los dos fue culpable de haber nacido en esas circunstancias.

—La vas a pagar William. —Su mirada fue hacia Isabelle que aún estaba inconsciente

—¡A ella no! — William se levantó rápido pero fue frenado nuevamente por el arma que fríamente apunto Francis a Isabelle. —Por favor, ella no tiene la culpa.

—No, ella no la tiene, pero es igual a mi madre, una furcia que no le basta solo uno.

William miro a Francis sin entender una palabra de lo que decía, como podía ser ella igual a Clarissa

—¡A ella la respetas! —La mirada de Francis se torno oscura, él sabía lo que ella sentía por William, pero gracias a él ahora lo empezaría a dudar.

—Como voy a respetar a quien se burla de un hombre.

—Ella no se ha burlado de mi, y si lo ha hecho no eres quien para meterte en nuestras vidas.

—Por un lado tienes toda la razón Neville, pero yo solo quiero que sufras, así como lo hice yo.— sus pasos fueron hasta la puerta mientras le apuntaba con el arma.

—Que sacas con esto francis, ¡estas loco! — William se acercó a Isabelle y la cubrió de su agresor.

—Pregúntale si ella sabia lo de tu hermana. — William no se inmutó, era ilógico que ella supiera, Carlos le había jurado que ella no sabía nada.

—¿De que hablas?

—Oh, que ingenuo te has vuelto, mientras tu jurabas que la tierna y dulce isabelle no sabia nada de lo sucedido, ella y tu amigo carlos habían armado todo este alboroto.

—¡No mientas! además no hay lógica en lo que dices. — Isabelle no era así, él lo sabía.

—No miento Neville, puedes preguntarle, pregúntale si el día que te comprometiste con ella delante de toda esa gente estirada ella no habia acabado de estar con él

—¡MIENTES!

—Solo pregúntale, no creo que sea capaz de sostenerte otra mentira — francis abrió con cuidado la puerta mirando fijamente al hombre que se derrumbaba por lo que habia acabado de oir — Ella es igual a todas william, tenlo claro.

La puerta se cerro dejando a william roto, aunque se negaba a creerlo de ella y Carlos, ahora que francis lo decía todo tenía otro matiz ellos le habían estado viendo la cara y como un imbécil no lo vio, ella lo habia cegado por completo, seguro su relación de negocios con el padre de Isabelle era solo para estar cerca de ella, por eso tanta preocupación de él por ayudarla, incluso... el día del matrimonio, claro como no, en ese momento juro haber visto los ojos de carlos aguados al despedirse, que  idiota habia sido.

Se alejo de ella y se sentó en el sofá, no hizo absolutamente nada cuando vio que ella se despertaba, tampoco hizo nada por seguir a Francis, ahora solo quería preguntarle a ella lo que verdaderamente sucedía y esperaba que fuera mentira, pero Francis no iba a hacer tal escándalo por nada.

Isabelle sin aliento por su agotamiento al no haber ingerido alimento desde la noche anterior y por estar devolviendo cada comida que entraba en su estómago se le dificultó abrir los ojos, pero para cuando los abrió del todo no pudo describir la mirada de su esposo que desde el sillón que estaba cerca a la cama le observaba detenidamente

—Wil... William, tu socio, tu socio estaba acá, ¿que pasó?

Hablo con voz baja, pero no obtuvo respuesta ni atención por parte de su esposo.

—¿Desde cuando hablas con Carlos?

—No entiendo...

—Te lo dire Nuevamente, ¿Desde cuando hablas con Carlos?


















Un Destino Prometido (Serie Nobles Desamores I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora