- CAPITULO 49 -

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Cuando abrio sus ojos aún sentía su cuerpo pesado, estaba consciente que Isabelle podía estar en grave peligro, pero su cuerpo se rehusaba a moverse con facilidad. Absolutamente ese maldito té tenia algo, porque después de haberlo tomado, solo bastó unos minutos para que él perdiera el conocimiento, por el momento no iba a discutir con el prometido de Christine, ya que seguramente su apariencia y estado físico de la noche anterior no era el mejor, no le agradeceria porque quería seguir buscando a su esposa en la noche , pero tampoco le recriminara, asi su cuerpo aún se sintiera pesado, sus fuerzas y manera de pensar las cosas estaban mucho mejor.

Espero varios minutos mas para tocar la campana y anunciar a su ayuda de camara que estaba despierto, apenas estaba aclarando y quería estar completamente lúcido. Tan pronto como recobro totalmente el dominio de su cuerpo llamo a la servidumbre que silenciosamente entraron dejando el desayuno sobre la mesa auxiliar y el agua fresca para su baño en la tina, el ayuda de camara fue el único que se quedo luego que los demas salieron. Al mirar el desayuno sus ganas de alimentarse se esfumaron, el no saber si su esposa estaba bien o si había ingerido algún alimento le causaron nauseas, no se sentía capaz de comer sin saber el estado de su esposa, así que por mas que el ayuda de camara insistio no probo bocado alguno, se limito a tomar una copa de brandy, como era costumbre cuando algo iba mal, se baño porque estaba sudado y ya sentia fastidio en todo su cuerpo, pero el lavado de su cuerpo fueron unas fugaces gotas de agua recorrer velozmente su cuerpo, no podia darse el lujo de perder el tiempo, en estos momentos era crucial cualquier segundo. 

Faltaba colocarse las últimas prendas cuando el mayordomo llamo a su puerta anunciando que Carlos estaba en el despacho, toda la rabia que habia olvidado por la perdida de Isabelle apareció con mas intensidad. William salió como una flecha lanzada por el mejor arquero, su objetivo estaba a unos metros de distancia, sus pasos eran decididos y rapidos, había dejado atras a su ayuda de camara y el mayordomo sin saber el porque de su reacción.

Carlos inocente de la pelea interna que tenía su amigo, caminaba impaciente por el despacho, algo le decía que las cosas no estaban tan bien como se suponía, pensó que quizás Francis había aparecido nuevamente y eso le preocupaba. Sintio los pasos de William con intensidad y se acerco a abrir la puerta, pero tan pronto como la abrio un fuerte golpe en la cara lo recibió. Aturdido y sin saber el porqué se levanto del suelo a reclamarle a William, pero este se le lanzo una vez más, por misericordia divina pudo esquivarlo pero los ataques de su amigo no paraban.

—¿Qué mierda te sucede? — grito Carlos logrando calmar por un momento a William que parecia no querer acabar.

—Ahora no sabes lo que me sucede, ¿no? maldito mal amigo. 

—¿Qué carajos te pasa? — Carlos no entendía en lo más mínimo la reacción de William

—Tu infeliz, me irrespetaste al querer quedarte con Isabelle — otro puño certero le propinó William, pero esta vez Carlos se lo devolvio, le golpeo justo en la boca del estomago dejandolo sin aire.

—Te atreves a decirme a mi mal amigo — era la primera vez en mucho tiempo que podia decirse sentia la ira recorrer sus venas, que lo tratara de un traidor no lo permitiria. —¡A mi, que te he cuidado como un hermano, que cuide a tu hermana como si de la mía se tratase, que he colocado tus intereses por encima de los mios.!

—Si no es asi, entonces ¿Por qué ella? ¿Por qué te atreviste a besarla? — Carlos no fue capaz de contenerse y le dio un golpe en el rostro a su oponente logrando reventar su labio inferior, William le devolvio el golpe a pesar de no tener casi aliento. El ayuda de camara escucho gritos y corrio para ver lo que sucedía, al ver la pelea quizo ayudar a su amo, pero fue impedido por el mayordomo, él los conocia de niños y sabia que esta pelea no iría mas allá de su amistad, pero por ahora debian resolver sus diferencias y quizas esa era la mejor manera, cuando niños era común que pelearan hasta cansarse y luego seguían como si nada hubiera pasado, así que cerro la puerta y no dejó que ninguno de los sirvientes se acercarán a esa zona.

—Porque me enamore... — Carlos solto sin pensar sus sentimientos, esos que trato siempre por ocultar — ¡maldita sea¡ ¡como no enamorarme de ella! ¿dime? sí hasta tu caíste a sus pies, como no hacerlo yo que tuve la dicha de conocerla antes que tú. — su voz ya se notaba cansada, hacia mucho que no peleaba de esa manera.

—Pero sabias que yo debia casarme con ella — William no menos cansado y algo ensangrentado respiraba rápidamente recostado a la pared.

—¡Imbecil! creés que no me carcomia por dentro saber que seria tuyo algo que era preciado para mí — Carlos tomo por el cuello William, pero este no hizo ningún esfuerzo por quitárselo de encima —Nunca intente alejarlos, pero el destino siempre juega con varias cartas y lamentablemente las cosas cambiaron un poco, ella es una dama que merece ser amada más allá de la belleza, su amor incondicional hacia los demás,  esa dulzura me atrapo y... Quizás nunca salga de ahí.

—¡Es mía! ¡Es mía! — William lloro cayendo al suelo cubierto por una alfombra terracota tan pronto como Carlos lo soltó.  — ...y la necesito de vuelta 

—¿Que esta diciendo? ¿dónde está ella? — William no lo miro, sabia que habia fallado como esposo, quizas ella hubiera estado mejor con él. 

—No se, ayer discutimos y sali a buscarte, en algún momento salió trás de mí y no ha aparecido

—¡Bastardo! y te atreves a perder el tiempo conmigo, si seras un idiota.

Carlos se llenó de furia, pero no golpeó más a William, ya habían tenido suficiente los dos, sin querer se habían podido desahogar como no lo hacían desde pequeños.

—Siento interrumpir — El mayordomo miro a los dos tirados en suelo y continúo —Me alegra que hayan podido aclarar las cosas, pero, afuera está Lord Berry, dice que lo espera para ir en busca de la señora.

—Ya salgo...

—Ya salimos — Carlos miro a William de soslayo —No me vas a dejar fuera de esto, alista un caballo para mí también por favor.

William no dijo nada, sabía en el fondo que entre más personas mejor, así que subió a terminarse de vestir, se limpio la sangre rápidamente con un pañuelo y bajo hasta donde estaba el prometido de Christine.

—Una discusión tonta, nada para alarmarse — respondió William al ver la mirada de sorpresa de Lord Berry al verlos maltratados.

—Como ustedes digan — le pareció curioso que arreglaran sus problemas a golpes, pero como no sabía el porqué de la pelea, quedó solo con conclusiones. —¿Vamos ya?

—Si — dijo William adelantándose para indicarles el camino

—Exactamente, ¿A dónde nos dirigimos? ¿Cuál es el plan?— él seguía a su amigo pero no sabía la situación real de lo sucedido, cuando William le contó fue interrumpido por el mayordomo.

Lord Berry que iba junto a Carlos contó como según William había sucedido todo, Carlos dudaba que fuese un accidente, era ilógico que una dama de tan alta clase pasará desapercibida sin que alguien con intereses altruistas o monetarios la viese y avisara a la familia, la perdida de Isabelle era más complejo que eso.









Un Destino Prometido (Serie Nobles Desamores I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora