Francis
Pero era absurdo que él fuese quien se llevará a Isabelle, si fuera así, se la hubiese llevado en la mañana que tuvo oportunidad, no, no podía ser él, pero era el único que encabezaba esa lista.
Siempre fue muy cuidadoso con sus amistades, aunque mirando desde otro punto de vista, no los escogía tan bien. Su mejor amigo quiso arrebatarle su esposa y su socio, ahora medio hermano tenía un corazón lleno de odio hacia su familia que no le bastó con dejarlo en la ruina, sino que sembró cizaña para alejarlo de su amada esposa.
Sin embargo existía otra posibilidad, la cual, aunque fuera remota, también debían tomarla en cuenta.
—¿Y si tuvo un accidente? — murmuró William con su tono de voz apagada y melancólica. —cuando encontré a la yegua estaba andando algo asustada y me tocó tomarla con mucha prudencia porque estába muy inquieta.
—Tienes sentido, Lord Neville ¿revisaste bien por las calles donde encontraste el animal? O ¿El estado físico del animal?
—Busque y también pregunte pero nadie dio razón de ella, aunque... De seguro ella venía tras de mí, quizás pudo haber tomado el callejón que estaba cerca al lugar cómo atajo para llegar rápido — En ese lugar no le pareció importante buscar, ¡que idiota! — y en cuanto al animal, no note nada extraño
—En estos momentos es vano ir a buscar alguna pista o preguntarle a alguien, Lord Neville, se que es tener y perder algo importante, pero primero debe tratar de descansar, mañana estaré acá tan pronto salga el sol, yo lo acompañare a buscar algún rastro de su esposa.
William miro confundido y adormilado a Lord Berry, sabía que le hablaba pero no escuchaba con claridad lo que era.
—¿Que tenía ese té? — alcanzo a preguntar antes de caer dormido.
Se suponía que el efecto de las hierbas medicinales que le había suministrado a la cocinera para el té, lo harían dormir pasado una hora, pero la debilidad o las pocas ganas de estar consciente le adelantaron el proceso.
—Ya estoy lista Lord... — Christine miro desconcertada a su prometido que con el ayuda de cámara de William lo cargaban como si fuera un bulto de papas —¿Ahora que?
—No se altere Christine, solo le dimos un té para que descansará, si lo dejábamos en el estado que se encontraba muy seguramente iría a vagar por las calles de Londres sin ningún sentido. — hablo su prometido para calmarla, pero eso no evitó que se preguntará porque alguien tendría esas hierbas a la mano.
—¿Y acostumbras a llevar contigo hierbas medicinales? — y volvía a aparecer su imprudencia
—Fui militar, estoy acostumbrado a este tipo de situaciones y siempre estoy prevenido.
Así su cabeza le dijera pregunta más, Christine prefirió callar, la situación no estaba como para ella ponerse a indagar sobre el pasado de su prometido, ya tendría tiempo después de que se casarán.
—Bien, ¿Dormirá mucho?
—Solo lo necesario, el efecto dura pocas horas, estaré aquí para cuando despierte — los ojos de Christine brillaron como nunca antes, ¿Ayudaría a buscar a su amiga?
—¿Puedo acompañarte? —una pregunta que sin duda tendría una negativa como respuesta pero no estaba de más preguntar.
—Ayudaré a Lord Neville a buscar alguna pista de su esposa, es mejor que te quedes en casa, no sabemos que podamos encontrar. — en definitiva no podría ir, pero le alegraba que él perdiera un poco de su tiempo para ayudar en la búsqueda de su adorada amiga.
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Un Destino Prometido (Serie Nobles Desamores I)
Historical FictionIsabelle Chaney es una joven de 20 años que quedo perdidamente enamorada de un apuesto hombre, a quien, cinco años atrás, en un baile de máscaras le dio su primer beso y del que no volvió a saber nunca más, debido a eso y a que guarda las esperanza...