Sedúceme

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"Me gustas si jadeas cuando voy a besarte,

fiera contenida, así como con miedo

y sientes que me acerco y tu corazón late,

déjame derramarte en la boca un infierno."

Pablo Neruda




- Debes elegir, Piper, ¿te quedas conmigo o sin mí? - preguntó Alex con la voz entrecortada mirando fijamente a la mujer que tenía en frente esperando una respuesta...


2 años atrás

Un par de velas amenazando con apagarse, el impertinente eco de unos pasos develaban que no estaba sola en aquella capilla gótica bañada de oro, cristales, mármoles y resto de figuras y objetos eclesiales. Sin embargo, continuó su rutina matinal.

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Amén.

- Alex, es hora - la suave, pero firme voz de Red interrumpió su plegaria. Ella abrió los ojos, suspiró mirando el altar, movió la cabeza robóticamente hasta observar a la pelirroja sentada en una banca.

Alex estaba hincada, sin decir una palabra se levantó y se sentó junto a la pelirroja, que rápidamente le pasó su mano en el hombro observándola con ternura. La más joven en un hilo de voz expresó - tiene que haber otra opción... - guardó silencio unos segundos, tragó saliva y continuó - por favor...

- Cariño, no está en mi manos, todo estará bien, lo veras...

Era el primer día del ciclo escolar en el prestigioso Colegio Santa Edith Stein, que por más de 5 décadas había formado exclusivamente a señoritas en el Estado de New York. Era uno de los internados religiosos con mejor reputación de país, a lo largo de su historia habían educado a mujeres que tenían importantes papeles social y políticamente. Estaba ubicado al norte de la ciudad, era un lugar un poco solitario con arquitectura clásica europea, largos pasillos, paredes viejas perfectamente conservadas, dos enormes patios con verdes jardines que le daban un aire natural y acogedor al lugar. Contrastaban con los salones de clases sofisticados, ni hablar del uniforme aburrido que por obligación las estudiantes debían usar casi todo el día.

Ahí estaban centenares de señoritas con sus cuerpos tétricos sentadas como maniquíes en un enorme salón a la espera de que iniciara la ceremonia de apertura del año escolar. En la última fila una rubia lucía un vestido azul arriba de la rodilla acentuado a su cuerpo, encima tenía un blazer un tono más oscuro que le daba formalidad. Se veía al espejo retocando sus delgados, pero sensuales labios pintados de rojo sangre, cuando se sintió satisfecha de la mujer que veía en el reflejo, acomodó un poco su cabello rubio que caía en sus hombros.

- Estás guapísima, no tienes que retocarte más.

- Mark, lo sé, pero debo dar la mejor impresión - se volvía a observar en el espejo.

- No tienes por qué dar una buena impresión, no tienes por qué quedarte aquí, no lo necesitas - refutó el hombre.

Resopló molesta ante ese comentario - quedamos en que me ibas a dejar hacer lo que me gusta - metió el espejo en su bolso y limitó a escuchar las formalidades de inicio. Que la puntualidad, que el respeto, que el amor a Dios, que la ética y los valores religiosos, nada que le importara, nada que le diera emoción a su vida.

CONTIGO O ¿SIN TI? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora