La Chica Perfecta

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"Ahuyentemos el tiempo, amor,

que ya no exista;

esos minutos largos que desfilan pedazos

Cuando no estás conmigo

y estas en todas partes

Sin estar pero estando."

Gioconda Belli


Con una tenue sonrisa y mirándose con los ojos brillantes se dijeron adiós. Alex subió junto a su madre al auto y Piper se fue con su marido. La profesora de Historia le pidió a Red no hacer ningún comentario, ni en ese momento ni en los días que estuvieran en casa.

La rubia no dijo nada en todo el camino a casa. Ni siquiera quería ver al hombre que iba al lado de ella, estaba enojada con ella misma, con él, con su vida. En su mente sonaban una y otra vez las palabras de Alex "mi novia" ¿La había perdido? ¿Cómo había pasado? aún sentía en su piel los besos, las caricias, el fuego con que su compañera le había hecho el amor. Sí, eso fue el amor, ella misma lo dijo. Se apretó el cabello muy molesta por lo tonta que había sido, no conocía el destino, no sabía que iba a pasar con su vida, pero con o sin Alex, iba a hacer un cambio.

No le importó lo que dijeran sus hijastros cuando la vieron llegar. Fue directo a su habitación. Mark corría tras de ella dándole opciones para los días de vacaciones, convenciéndola de dejar el colegio para dedicarse a ser la madre de su próximo hijo.

— ¿Tú no has entendido que yo no nací para ser madre? ¿No comprendes que me quiero divorciar? Mark, no soy feliz — expresó hastiada de esa vida de mentiras.

— Pero ¿qué quieres para ser feliz? — ella se quedó pensativa, tenía claramente en su mente la imagen de Alex — nada que tú puedas darme, lo siento tú eres un buen hombre, sé que me amas, pero no puedo seguir contigo Mark, ya no quiero hacerle daño a las personas — expresó en un hilo de voz.

— Piper, no digas tonterías, yo no puedo vivir sin ti.

— Si puedes, yo no puedo ser la madre de otro hijo tuyo, no quiero ser la esposa linda de un millonario, yo quiero ser yo — confesó decidida mientras entraba a un cuarto lleno de ropa y zapatos, tomó una maleta y empezó a acomodar algunas cosas con rapidez.

— Piper, mi amor ¿Qué haces? ¡No, no me abandones! ¿Qué haré sin ti? — dijo el hombre arrodillándose.

— Mark, por favor, no exageres.

— ¿Qué pensará tu padre de tu decisión? A él no le gustaría...

— No me interesa lo que diga Bill, no me interesan sus negocios, esto no es el siglo XV, yo tomo mis propias decisiones, no mi padre y mi marido, adiós Mark — dijo decidida saliendo con su maleta.

Mark no la siguió, no continuó insistiendo buscaría otras alternativas. Fue al garaje de la mansión y tomó uno de los autos que le había comprado su marido, el más sencillo que encontró, miró por última vez esa mansión y se fue.

Alex estaba en medio de sus madres en un emotivo abrazo familiar. Red y Diane se peleaban en darle más besos a su hija. Ella sofocada se logró zafar de sus madres.

— No saben cómo había extrañado a mis mamás oso — sonrió al verlas abrazadas después de mucho tiempo.

— También estoy feliz de saber que estarán las dos con nosotros en casa — Diane se abrazó más a Red.

CONTIGO O ¿SIN TI? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora