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Sorpresa! 🎉
Se que de repente me quieren de nuevo! 😂

Aquí les dejo un capitulo bien largo para que no me extrañen tanto. 😉 Como ya les dije estoy en unas mini vacaciones familiares y me cuesta encontrar el momento solitario para preparar el capítulo. Tengan paciencia que prontito voy actualizar.

Un abrazo!

Dana lo observaba desconcertada y asustada, apretó el costado de su rostro ardiente y limpió la sangre que caía por su nariz mientras Gabriel aún se retorcía en el suelo y luchaba contra seres invisibles

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Dana lo observaba desconcertada y asustada, apretó el costado de su rostro ardiente y limpió la sangre que caía por su nariz mientras Gabriel aún se retorcía en el suelo y luchaba contra seres invisibles.

Levantó la mirada hacia Leloir sabiendo que sola nada podía hacer, se puso de pie y tomó las riendas del purasangre que nervioso y molesto emprendió un galope enceguecido y desbocado hasta el palacio. Apenas si dominaba sus riendas y su ojo izquierdo lagrimeaba por el golpe recibido mientras percibía la clara molestia que producía su incipiente hinchazón. Tiró de las riendas del corcel y apenas se detuvo se lanzó abajo y corrió dentro mientras gritaba por ayuda. En la sala alcanzó a Lord Caldwell  y Lord Brown que fumaban un cigarro mientras conversaban en el salón de caballeros.

—Lord Brown, el…  el…  su excelencia ha tenido un accidente…  o algo…  no está bien… —quería explicarse pero entre sus lágrimas, la angustia atragantada en su pecho, el miedo por dejarlo solo en ese estado y la necesidad agobiante de verlo bien y repuesto la tenían desbaratada y su mente embotada. Dentro de su pecho y en su corazón anidaba un presentimiento horrible que prefería ignorar por lo que concentró sus esfuerzos en articular las palabras.  Apretó su nariz que goteaba sangre y trató de dar alguna explicación más clara a los hombres que la miraban atónitos.

—¿Qué dice? Por amor a Dios, señorita…  —ambos se pusieron de pie alertas y expectantes.

—Lo vi caer de su caballo y corrí a verlo, pero…  esta perdido, me golpeó muy fuerte y no pude ayudarle…  les suplico que me escuchen. —Sollozó y entonces ambos corrieron tras ella que señaló en el campo donde aun percibía a la distancia, su cuerpo tendido.

Lord Caldwell reaccionó antes que Robert Brown, quien llevaba el ceño apretado y observaba extrañado aquella situación. Alexander Caldwell tomó un caballo y junto a dos criados acudieron a él. Apenas si pudieron sujetarlo por sus movimientos y golpes al aire, pero en medio e aquella lucha desesperada, finalmente lo cargaron hasta el palacio. Se retorcía y emitía gemidos o gritos que no podían entenderse, ante la mirada atónita de quienes le rodeaban. Dana corrió hacia él mientras Robert hacía lo mismo e indicaba que lo llevaran a una de las habitaciones de servicio, puesto que la casa estaba repleta de invitados y no era prudente que vieran al duque de Rutland en semejante enajenación.

Lo recostaron en el camastro pero su lucha incansable sobrepasaba la capacidad d ellos criados que temían lastimarle, por lo que Lord Brown ordenó de inmediato que sujetaran sus manos y su cintura con cuerdas, mientras Kent por orden expresa  despertaba con urgencia a Murray.
Dana lo observaba nerviosa y repleta de miedo, al igual que los demás, pues había dejado de lado por completo al elegante y majestuoso duque, para convertirse en un hombre perturbado y delirante, con su espalda arqueada en intentos vanos por liberarse, su rostro rígido en el lado derecho, con su boca levemente caída al igual que su mano que la llevaba contraída en un puño. Se sentía desesperada por saber qué estaba sucediendo y lloraba angustiada mientras los familiares conversaban en el pasillo azorados y angustiados.

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