34

9K 1.2K 122
                                    

Cuando cerró la puerta tras de sí, y aún confundida por las palabras del niño que la habían dejado muda y estupefacta, desdobló la carta del doctor y comenzó a leer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando cerró la puerta tras de sí, y aún confundida por las palabras del niño que la habían dejado muda y estupefacta, desdobló la carta del doctor y comenzó a leer.

Señorita Amery:

Estoy al tanto de su presencia en Leloir y el motivo que acelero su llegada al lugar. Mi más sentido pésame por el deceso de Lady Realish. Una pérdida terrible para toda la familia y también para quienes llegamos a conocerla al menos un poco.

El motivo de esta misiva es notificarla de mi presencia en Leicestershire y en mi disposición para ayudarle en cualquier cosa que necesite, pues imagino las vicisitudes por las que está atravesando.

Sólo quiero que sepa que cuenta con mi total apoyo, con mi cariño y que tenga la total certeza de que a pesar de sus letras en la carta anterior no pido nada a cambio. Sólo es respeto y cariño lo que tengo para ofrecerle. Si me necesita no dude en preguntar por mí en la ciudad o en el pueblo.

Con todo mi afecto.

Thomas Hendricks

Dobló el papel y se acercó al ventanal, contemplando los pájaros que buscaban ya sus nidos para pasar la noche, anhelando para sí misma un nido propio, el hogar, la tranquilidad de saberse en casa. ¿Era eso acaso su sueño preciado? ¿Tener un hogar y una familia? No era mucho lo que necesitaba para ser feliz, pero su corazón necio se había empecinado en significar algo para un hombre recio como Rutland, un imposible tan quimérico como la posibilidad de olvidarlo. Y allí estaba, apenas una planta por encima pensando en él, mientras se reunía en el estudio con la perfecta señorita O´Brien quien nunca había dudado en mostrarse tal cual era ni sus intenciones, al menos frente a ella. Se sentía nada, sólo una muchacha despreciada y abandonada, sin reputación, con el peso de la duda sobre ella, casada con un duque que pronto anularía su matrimonio, durmiendo a su lado y loca de amor. Ella encambio, la capacidad para manejar el arte de la seducción a la perfección, habiendo ya sido suya alguna vez. Movió su cabeza en negativa e inspiró profundo tratando de no pensar. Se volvió sobre sus pies hacia la cama, caminó de un lado a otro de la habitación preguntándose si había sido buena idea dejar que hablaran, que ella lo enredara en sus mentiras y sus telarañas.  Prefirió apartar todo aquello de su mente  y en su lugar, se quitó los zapatos y se dispuso a despejar sus ideas escribiendo una carta a su tía May.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Junto a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora