Once.

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Para: El chico que no me quiere.

De: Una chica que intentó.

Tal vez te ha sucedido que, quieres alejarte de una persona o no la quieres ver y el universo conspira para hacerte tener un mal día y te hace ver algo que te recuerde a esa persona o incluso peor, te hace ver a esa persona todo el día.

Eso me ocurrió hoy, contigo.

Clase de química a tercera hora, la maestra nos pide ir al laboratorio y nos acomoda por equipos y ¡Sorpresa! Te emparejaron conmigo y con otras tres personas que no importan, nos acomodamos en nuestra mesa y claro, te sientas a mi lado, tu codo roza mi codo y... Nada. No siento nada y supongo que es por el enojo que aún tenía hacia ti.

Tomaste los materiales mientras bromeabas y reías, tu risa estaba tan cercana a mis oídos que el enojo fue disminuyendo cada vez que tu perfume llegaba hasta el fondo de mis pulmones, nunca te había tenido tan cerca, mi corazón estaba palpitando como loco y podía sentir cómo saldría corriendo de mi cuerpo a otro lugar más tranquilo... Yo transcribía en mi cuaderno la reacción química y los colores tan mágicos que la mezcla producía cuando me tocaste el hombro con tu dedo.

Me dijiste "¿Tenemos que escribirlos todos?" A lo que yo conteste "si" me sonreíste. ¡A MI! ¡UNA SONRISA TUYA DEDICADA SOLO A MI!

Estaba tan emocionada, tuve que reprimir un grito de emoción y solo te devolví una pequeña sonrisa para seguir escribiendo, ¡¿Por qué hago esto?! Si me emociona tanto que me hables ¿Por qué me giro hacia otro lado?, ¡Debería hacerte conversación!, debería preguntarte si te gusta la química o si creías que era una materia terrible.

Así que me arme de valor, estaba decidida a preguntarte algo, lo que sea, me prepare mentalmente unos minutos... Estaba a punto de tocar tu hombro y decir tu nombre cuando la campana sonó (estúpida coincidencia) y saliste casi corriendo, dejándome con tu nombre entre mis labios y entonces ahí me quedé un segundo más, pensando... ¿Por qué te tengo tan cerca y yo misma te alejo?

¡¿QUE ESTOY HACIENDO?!

Me odié tanto el resto del día que ni siquiera pude mirarte... De acuerdo, no exageremos, claro que te mire, memorice esa mandíbula tan perfecta y marcada, observe tu mirada perdida en clase de literatura y sobre todo observe tu sonrisa que me tiene loca, pero nunca tan loca como me tienen tus hermosos ojos marrón.

Cartas al chico que no me quiere.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora