Doce.

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Para: El chico que no me quiere.

De: La de la blusa roja.

A veces no sé qué escribirte, no tengo mucho de donde inspirarme, tu no me hablas yo no te hablo. Pero hoy si tengo de que escribir:

¡Paso la cosa más emocionante! Despierto, voy a clases con menos ganas sabiendo que es viernes y que esperare todo un fin de semana para poder verte de nuevo, llego a la escuela te miro, no me miras, hablas, me muero, ríes, revivo, eres tú en el centro y yo contra el mundo para llegar hasta ti.

Y así se me fue el día. Al llegar a mi casa mi fiel amiga me llamó por teléfono y la conversación fue algo así:

-Arréglate, vamos a una fiesta, paso por ti en una hora.

-Okay.

Si, sé que no tardó mucho en convencerme, no soy de las chicas de mucha fiesta, pero este viernes quise salir, hacer algo nuevo y despejarme, con los exámenes a la vuelta de la esquina, una última saboreada de la libertad no hacía daño.

Tiempo más tarde estaba arreglada y lista, otras 3 chicas y yo nos fuimos a esta misteriosa fiesta, yo iba en el asiento del copiloto y el control de la música estaba en mí, las canciones eran prendidas y estábamos listas para pasarla genial, cuando llegamos a la casa indicada, una vez dentro, lo primero que note... fuiste tu.

Tu estabas en la sala bebiendo cerveza, hablando con un amigo y por supuesto riendo (nunca pares), tus pantalones de siempre te hacían ver perfecto y la camisa azul en cuello que llevabas era un complemento que bien podría ser innecesario. Y ahí estaba yo, preguntándome si debería beber hasta emborracharme, armarme de valor y hablarte, pero lo descarté de inmediato, nunca he sido una buena borracha.

Mi amiga me tomó de la mano y pensé que caminaríamos hacia la barra por algo de beber, pero estábamos caminando hacia ti y no estaba segura de que te podría beber a ti. Pero ya en serio, mis pies seguían su paso y mi corazón se aceleraba, pero no me detenía, yo quería ir hacia ti quería estar cerca, lo necesitaba...y ahí estaba parada frente a ti, pero tú no me mirabas, saludabas a mi amiga y charlaban, me sentí fuera de lugar, pero feliz de escuchar tu voz alegre tan cerca, después, una voz diferente me regreso al mundo real...

-Hola- fue lo que me dijo el chico parado frente a mí.

Se parecía a ti en lo de afuera, o sea, tenía cara de que era un chico popular como tú y que tenía tus "gustos", no quería juzgarlo pero, sabía que esa sonrisa, que en ese instante era para mí, seria para muchas más chicas esta noche, al igual que la tuya; claro, no sería descortés, así que charle con él mientras mi amiga y tu hablaban, pero no podía concentrarme sabiendo que tu estabas tan cerca de mi...

Claro, no podía ser una fiesta sin un poco de drama, pero este drama se desarrolló en mi interior; mi amiga me llamó y al girarme tu me mirabas, ella dijo "esta es mi amiga", y tú me dijiste "mucho gusto", me dijiste tu nombre y me preguntaste el mío ¡¿MUCHO GUSTO?! ¡¿PERDONA QUE?!, estamos en la misma escuela, es más olvida la escuela, estamos en el mismo salón, me has hablado dos veces y ¿¡No me conoces!? Quería agarrar tu cuello y estrangularte, me estaba muriendo ¿Cómo que no me conocías?

Me disculpe y me fui por algo de beber porque realmente lo necesitaba después de que mi corazón sufriera un golpe horrible pero, realmente ¿Qué esperaba?, que me dijeras "oye si claro nos conocemos, estas en mi grupo y en mi equipo de laboratorio en química ¿Quieres sentarte?"; de acuerdo, eso era esperar demasiado, pero al menos hubieras recordado mi nombre así como yo recuerdo el tuyo, tanto que probablemente ya lo tenga tatuado en mí.

Me senté en la sala e imagine lo perfecto que sería que llegaras tú y hablaras conmigo, como en las películas, como en un libro... Pero no llegaste y eso solo me hizo recordar que esto no era una película, o un libro, esto era mi vida y mis propias ilusiones me estaban pisoteando.

Nunca llegaste tú, es cierto pero ¿Sabes quién si llegó?, tu amigo, el chico de ojos verde y sonrisa pícara, y a diferencia de ti, él sí noto mi presencia, el chico es divertido y se quedó conmigo la fiesta entera charlando y riendo, por un instante deje de pensar en ti y me sentí bien, me sentí como yo otra vez, pero al poco tiempo me di cuenta que en realidad nunca deje de ser yo misma, siempre he sido la misma... Solo que se había agregado algo y ese algo es un alguien y ese alguien eres tú.

Y solo tu.

Cartas al chico que no me quiere.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora