II

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El termino de las clases llegó, pero no de mí jornada tratando de hacer que me haga caso Sana, si no es por las buenas es por las malas, pero, serás mía.

— Hey, Sana, ¿aceptame tomar un café?, puedo mostrarte que no sólo soy lo que rumorean— dije, estoy fastidiandome de rogarle

— No, no y mil veces más no, no quiero que me vean como un trofeo más, y menos tuyo— dijo caminando más rápido

— Oh Vamos, ven, ven a mi casa, no le digas a nadie, y así nadie sabrá que saliste por un miserable café conmigo, nadie lo sabrá, solo tú y yo, ¿eh? No le digas a tus amigas, familia, a nadie, para que no quedes como "mi trofeo" ante los ojos de la gente, solamente quiero un café contigo, ¿que más puedo pedirte? — que te mates, eso puedo pedirte, pero prefiero yo matarte— ¿Y?

— ¡No! — dijo en voz alta y empujandome, pero, dejó un papel conmigo, "Esta bien, llegó a las 8.00pm, pásame la dirección, pero ni una palabra a nadie, y espero que los rumores sean verdad +82×××××".

Já, cayó esta zorra— Esta Bien, ni quién te quiera desabrida— le grité haciéndome escuchar por todos, para que la "actuación" fuera más real.
La registré y mande mi dirección, y recalqué que no dijera nada a nadie, para mantener el secreto de que estaremos juntos tomando "un café"

Mientras me di vuelta, noté que el recién llegado me miraba— ¿Qué? ¿Te gustó? — sonreí ladino— también puedo invitarte un café a ti cariño, pero, no será hoy, a pesar de que me rechazó, ya encontraré a otra con quien salir — tomé la misma hoja y le apunté mi número, borrando con rayones la parte escrita de atrás — Toma cielo, llámame cuando desees tener sexo — le guiñé un ojo y seguí mi camino, aquel australiano se quedó mirándome mientras me iba.

[...]

7:45 pm, 45 minutos para la función.

Estaba preparado mi casa, para que ella llegará y se sintiera cómoda, al menos podría hacer eso al último, ¿no?
Espero no gima como suele gritar en clases, odio su voz, su existencia.

8:00 pm, 30 minutos para la función.

Llegó, salí a atenderla, la pasé rápidamente, las casas de los vecinos están bastante lejanas una de la otra, pero no quería que vieran llegar a esta chica. La policía no suele pasar por aquí, no, no sólo la policía, ni un alma pasa por aquí, es un mal vecindario, hay drogadictos, malandros, asesinos...
Lo común en esta zona, unos cuantos centavos a esos perros y callan.
Cómo sea, pasó, inspeccionó mi vivienda de arriba a abajo, podré vivir en un mal lugar, pero, mi casa es luminosa, blanca, brillante, está limpia y huele a lavanda.
Claro, viviendo sólo me aburro y no me queda más que limpiar, excepto una parte, y es a la que la llevaré cuando vayamos a lo que realmente vine.

— Espero sea acogedor, ven, la cocina está por acá. — hice que me adelantará, yo la seguía, podía ver que se había arreglado, traía unos lindos aretes dorados, pero, no me servían, en cualquier momento me encontrarían si no me deshago de todas sus pertenencias.

—Tu casa es diferente a como la imaginé, digo, eres un hombre, creí que sería sucia, ya que no vive nadie contigo — dijo mientras ingresamos a la cocina, ¿me dijo hombre sucio? Una voz en mi cabeza me dijo que abriera la puerta de aquel sótano, seguí la voz, la voz que me decía que iba a disfrutar de esto, nadie me llama hombre sucio.

— Quiero— balbucee— quiero que vayamos a tomar el café abajo, está la sala de juegos, ¿vienes?, podemos jugar con la pc, con alguna consola ¿juegas?

— Te demostraré que puedo hacerlo— dijo bastante segura acercándose a la entrada, cuando estaba apunto de bajar, la empujé adentro, oí aquel sonido sordo y ese grito desgarrador cuando cayó.

— ¡Oh Cariño! — dije bajando lentamente — ¿Te haz lastimado? — ella estaba tirada en el suelo llorando.

— Creo que me rompí la pierna Changbin, háblale a la ambulancia — lloriqueó la zorra.

Una vez llegué hasta el último escalón, tomé aquel bate, miré la hora, 8:15pm— Tss, no puede ser, ¿¡qué haré en 15 minutos!?— hablé en tono bajo— Tendrás que esperarme cielo, aquí.

— ¿qué dices? ¡Habla a la puta ambulancia! — gritó

— Cielo, las damas no maldicen, mereces que te enseñe a ser una dama decente, callada y que se comporta como un humano, no como una ¡estúpida — golpeé sus piernas tan fuerte como pude con aquel bate de béisbol — mimada!

Los gritos de ella me estaban incitando a golpearla más fuerte. Pero debía parar, mi alarma de las 8:25 pm ha sonado.
Tomé un trapo con cloroformo e hice que lo oliera, una vez la chica desmayada, la arrastre amarrándola de las manos a un lugar "especial" que sólo conocían personas "especiales".

— Ya volveré a ti cielo— dije alejándome del cuerpo, le había atado la boca con una venda, y además puse cinta, más le vale no gritar a media trasmisión.
Salí del sótano, cerrando con llave la puerta, camine piso arriba, entré en aquella habitación que ya muchas personas conocían.
Desabotoné un poco mi playera y me puse mi tan reconocida máscara.

8:30 pm, hora de la función.

𝐿𝑒𝑡 𝑚𝑒 𝑏𝑎𝑐𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora