𝐿𝑒𝑡 𝑚𝑒 𝑏𝑎𝑐𝑘

VIII

— ¿Te gustan las pijamadas? — solté con una sonrisa ladina.

— Hmm, no recuerdo haber ido a alguna antes — dijo mientras me miraba confuso — ¿por qué?

— Quería invitarte a dormir a mí casa. Ya sabes, ver películas, relatos de terror mientras comemos galletas— Solté, tal vez así lo convensa— ¿quieres?

— Amm, es que hoy tengo que ver a alguien — Claro, hoy hago live.

— Ahh, tienes que jugar — solté viendo como se ahogaba con un poco de helado.

— Digamos que sí —dijo mientras se ponía un poco rojo.

— Puedes verlo en mi casa, así lo conozco.

— Será vergonzoso ver a alguien haciendo sus cosas, y más viéndolo contigo. Bueno, no sólo contigo, también con cualquier persona que lo vea.

— Tengo un baño, puedes encerrarte allí, Oh vamos Fel.

— Me lo perderé solo para ir contigo.

— Te divertirás, a demás, hay re trasmisión.

— Sí, supongo

Ya habían dado las 8pm, salimos de la heladeria, íbamos directamente a mi casa.

— ¿no avisaras a nadie? — pregunté

— No hay nadie que me espere en casa. — dijo en un tono muy triste, melancólico; era mejor para mí, sí no había nadie que se preocupe por él, su desaparición será más fácil.

— Perdón por preguntar.

Sin más, arranqué el motor en camino, un largo, frío y silencioso camino.
Ya muero por verlo, sin ropa, pidiendo por más, gritando mi seudónimo.
Pero muero más por ver como el aire escapa de sus pulmones, ver como me pellizca para que suelte su pequeño cuello, ver la luz de sus ojos apagarse y su piel palidecer.

Iba pensando en lo que le haría una vez que le revelará ese secreto.
Pero el joven que aclaró su garganta hizo que me distrajera.

— Espero que mi imaginación jamás me delante como la tuya — dijo quitando su vista se mis pantalones.

— ¿Qué tanto me veías para darte cuenta? ¿Acaso me estás desnudando con la mirada? — reí viendo el bulto entre mis piernas, y dándole una mirada rápida al joven a mi lado— ¿Quieres probarlo?

— No, no, no es eso, es solo que, ¡¿Cómo no lo iba a ver?! ¡¿Cómo es que puedes tener todo eso ahí?!, ahora mi masculinidad está más por los pisos— dijo burlándose, ¡oh cielo! Nos divertiremos.

Estacioné en mi lugar, bajé y abrí la puerta de mi acompañante.
Él bajo y miró mi casa — Luce espaciosa— fue lo único que dijo.

Abrí y entramos, Fel, espero que te haya gustado mucho el exterior, pues es la última vez que lo verás.

— antes de ir a la cocina a preparar la cena, ven un segundo— miré el reloj, 8:30 pm, hora del show