XXVI

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Felix al decir eso, comenzó a llorar nuevamente.
Aquel joven solo sollozaba sobre mí pecho, mis brazos trataban de rodearle, trataba de brindarle cariño y tranquilidad.
No sabía qué tanto tuvo que sufrir él en su pasado.
Estoy dispuesto a cambiarlo todo, estoy dispuesto a irnos del país si él quiere.

Después de todo, juré estar a su lado siempre.
No todo iba a ser color de rosa, pues estaba ese bastado buscándolo, la policía comenzó a sospechar de mi.
Se está complicando todo.

Felix después de unos minutos sollozando, consiguió quedarse dormido en aquella mugrienta cama, el frío se dispersaba mientras estuviera él conmigo.
Él me estaba brindando el calor que necesitaba.
En esa casa solo me quedaba dolor y tristeza; vagos recuerdos rondaban por mi cabeza.

De un momento a otro el espeso silencio de la habitación hizo que cayera en aquel sueño.
Aquel donde me encontraba en el mismo lugar que estoy ahora, solo, podía verme corriendo por la casa, he de tener unos 7 años, comencé a seguir a aquel niño que jugaba con un muñeco, éste niño corría escaleras arriba y abajo.
En un momento, él se detuvo frente a la puerta de la sala de estar, gritos salían de ahí, los desgarradores gritos de una mujer pidiendo ayuda, y a su vez gritándole que no entrará a aquel lugar, "Corre Changbin, corre", el pequeño asustado, volvió a correr escaleras arriba, cerró la puerta de un azotón y puso seguro a ésta.
Por algún motivo, estaba al lado de ese pequeño.
El cual había tomado un peluche de un oso, y se repetía a sí mismo "todo está bien, todo va a estar bien, no debo temer"
El estado que aquel pequeño tenía me incitaba a quererle dar un cálido abrazo, creo que eso fue de lo que más necesitaba cuando tenía esa edad, un abrazo y que me sacaran de allí.

Mientras miraba a ese pequeño llorón, unos cálidos brazos me rodearon, de aquellos brazos provenía una cálida voz, la cual repetía mi nombre con amor y delicadeza.

Volví a la realidad, para abrir mis ojos y encontrarme a un pequeño abrazándome, el cual me miraba con una sonrisa, la cual hacía que sus ojos se hicieran pequeños, pero aún mantenían el mismo brillo tan lindo de siempre.
Él me había despertado.
El sol apenas comenzaba a salir, la luz amarillenta entraba por aquellas cortinas blancas.

— ¿Estás bien? — dijo acariciando mi rostro.

Comencé a sentir aquella humedad en mi rostro, la cual provenía de mis ojos.

— Hmm, sí — dije con una voz ronca, pues acababa de despertar. — ¿qué haces despierto?

— Te escuché sollozar, a demás de que estabas temblando y sudando demasiado. ¿Estás enfermo? ¿Tienes algún malestar? — cuestionó pasando su mano sobre mi frente.

— Solo soñé algo feo, eso fue todo, no te preocupes. — tomé su mano, en la cual deposité un beso. — ¿a qué país deberíamos irnos?

— No nos iremos, lo pensé en la noche, creo que, mamá descansará más si aquel agresor está tras las rejas. ¿Me acompañarías a hacer la denuncia?.

— Te acompañaré hasta el fin del mundo.

— Gracias Binnie, oye y... ¿Tu sueño tuvo que ver con los malos recuerdos de esta casa? — cuestionó mi acompañante, ¿debería abrir mi corazón con él?

— No puedo mentirte Felix, sí tiene que ver con eso.

— Está bien, también tenía esas pesadillas, bueno, referentes a mi pasado. Pero, ahora que te tengo conmigo, siempre llegas a defenderme, no importa qué sueñe, siempre estás conmigo.

𝐿𝑒𝑡 𝑚𝑒 𝑏𝑎𝑐𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora