𝐿𝑒𝑡 𝑚𝑒 𝑏𝑎𝑐𝑘

XIX

[Changbin]

Al caer la noche, entré a la habitación de Felix, quería saber si estaba dormido. Y así era, él ya estaba dormido, perdido en sus sueños.
Bajé a la cocina, sin luz alguna, solo aquella que entraba por las ventanas, ésta proviene de los faroles y la luna. Las cuales son las únicas iluminaciones en aquella calle.
Tomé un vaso de agua, y salí, rumbo a mi nuevo destino.
Violar ya no era lo que buscaba, realmente con Felix estoy satisfecho, mientras él siga a mi lado, no tengo necesidad de hacerlo.
A demás de que le sería infiel. Y eso no es bueno.
Así que ahora solamente me dedicaré a matar.
Hay alguien quien me interesa ahora, para inaugurar esta nueva etapa mía.

Kim JiSoo
25 años, profesión Maestra.
Vive en ×××××, tiene casa propia, siempre deja la ventana abierta para que su gata entre.

Iría caminando, pues no quiero tener problemas con que alguien pase y anote las placas.

Llegué hasta el lugar que era mi destino.
Me aseguré que estuviera dormida, puse mis guantes, maya de cabello, bolsas en mis pies, un pasamontañas y traje conmigo ácido.
Me daba pena matarla, pues el gato se quedaría solo, alguien ya la encontrará.
Y ese será Felix, sé que él quiere una mascota.
Entré sigilosamente a la casa, me dirigí por las habitaciones, buscando en la que estuviera ella.

Al abrir una, estaba allí, aquella mujer, acostada de lado.
Me acerqué sigilosamente, con una agujeta de mi tenis, la pasé cuidadosamente por su delgado cuello.
Ella despertó, tarde, pero lo hizo, el agarre de ésta agujeta le impedía hablar.
Tenía la boca abierta, así que vertí ácido en su boca.

— ¿Acaso discriminar a dos australianos es parte del plan estudiantil? — dije vaciando el contenido de la botella sobre su rostro.

Aquella mujer lentamente dejaba de luchar.
Saqué una pequeña navaja y corté su garganta.
Y con ésta escribí sobre su muslo, "él no pudo darme una buena noche, él tiene ahora a alguien, pero no puede dejar de matar, me lo merecía por discriminar"

Terminado mi trabajo allí, tomé a la gata y la lleve conmigo, salí por la ventana por la que entré.
Y comencé mi larga caminata hacia mi casa, dónde un joven de pecas estaría esperándome.
Miré la hora, 2:46am, no me tomó tanto como pensé, lo difícil fue la larga caminata.
Llegando a casa dejé al gato en la sala, y me agaché para empezar a acomodar mi agujeta en mi tenis nuevamente.
Vi unos pasos acercarse a mí. Era Felix, quien tenía los brazos cruzados.

— ¿qué haces despierto? — me golpeó con un periódico en la cabeza — ¿qué demonios haces?

— ¡Secuestraste un gato! — ¿eso era lo que le molestaba?

— Maté a su dueña, no iba a dejarlo solo.

— ¿Tuviste... Relaciones con otra persona? — Sus ojos se cristalizaron.

— No, te lo juro, ya eres el único — dije incorporandome para estar a su altura

— ¿Y qué hiciste en su casa?, digo, porque debiste ir a su casa para traerte a el gato — dijo señalando al felino que se encontraba olfateando el lugar.

— Mañana sabrás quien fue la mujer que murió hoy, te juro que no es nada de lo que piensas. Te dije que ya no iba a tener nada con nadie, podré matar, pero no mentirte.

Felix me abrazó — Creí que me habías sido infiel

— Jamás, vayamos a la cama.

Y así llegamos a su habitación donde nos dormimos juntos. Hasta que el día de mañana llegara.