CAPITULO 4 : Eres Mi Esposo

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Suspiré, mis ojos dándole un último vistazo a las grandes nubes que se alzaban como montañas en medio del cielo azul, antes de volver la vista hacia el frente, el bonito color azul marino del asiento recibiéndome. Al ser un vuelo corto viajábamos en un avión pequeño, lo que era igual a no pantallas, ni una bendita posibilidad de ver alguna película que pudiera distraerme y mantener mi cabeza ocupada y no hecha un lío.

Un lío porque vi un asesinato. Un lío porque no sé en que momento de absurda estupidez acepté meterme en un programa de protección de testigos. Un lío porque ahora debo aparentar ser mujer.

Suspiré abrumado.

Tal vez dormir me haría bien. Lo intenté, pero el ruido del motor del avión lo hizo imposible.

Frustrado, cansado y un poco irritado, miré por el rabillo del ojo a Chanyeol para saber en qué estaba ese gigante. Fruncí la nariz envidioso al ver que tenía los ojos cerrados y, aparentemente, dormía.

¡Suertudo!

Me crucé de brazos y medité la interesante posibilidad de salir a caminar por el pasillo en un intento de hacer algo y botar la inquietud que me carcomía por dentro, pero para mí bonita suerte (nótese el sarcasmo) estaban las largas piernas de Chanyeol cerrándome el camino, mi noble idea yéndose por el desagüe.

Para ser mi primer vuelo debía admitir que esto era todo menos placentero. Definitivamente volar en avión estaba sobrestimado.

Aburrido y sin escapatoria, tomé la revista que estaba al frente mío. Era un catálogo, no tenía nada interesante, pero al menos me ayudaba a que los minutos no se convirtieran en horas y que mis recuerdos se mantuvieran a raya, la dura realidad quedando desplazada por paradisiacos viajes a Cancún y Miami.

- Tal vez encuentre algún anuncio de trabajo...- musité mirando las páginas al final en un intento de animarme, hasta que recordé que ni siquiera sabía a donde me dirigía.

Genial. Mi vida ahora es un misterio, un gran hoyo negro de...

¡Esperen un momento! ¡El boleto de avión!

Sonriendo triunfante por mi brillante descubrimiento, comencé a moverme en mi lugar tratando de recordar donde había metido el susodicho boleto, hasta que lo recordé, mi sonrisa muriendo estrepitosamente, mis ojos alzándose al techo.

El boleto estaba en mi bolso, en el portaequipaje arriba de mi cabeza, las piernas de Chanyeol siendo de nuevo un obstáculo para llegar a él.

-Genial- murmuré ofuscado hundiéndome en mi asiento.- Me pregunto si Chanyeol lo tendrá consigo- susurré de repente volteándome hacia mi compañero de viaje.

Un ceja apreciativa se alzó en mi rostro mientras analizaba al poste durmiente, mi mirada evaluando el largo abrigo negro que Chanyeol mantenía puesto como si estuviéramos en pleno frío otoñal de Seúl y no en un templado avión.

Estirando mi cuello, comencé a mirar su bolsillo, tratando de ver si se asomaba por ahí el boleto de avión. Ya que Chanyeol no había traído nada más que lo puesto, era de suponer que el boleto debía estar en alguna parte de esa enorme chaqueta, lo más obvio en un bolsillo.

Chasqueé la lengua en desaprobación al no encontrar el boleto, pero no me di por vencido. Apoyándome en el apoyabrazos, me impulsé para levantarme un poco y mirar más allá, las puntas de mi peluca rozando la chaqueta mientras mis ojos inspeccionaban el bolsillo del otro lado. Una sonrisa tironeó mis labios cuando lo vi.

¡Ahí estaba! ¡Mi ticket dorado!

Quise chillar de emoción, pero me contuve. En vez de eso me enfoqué en alcanzar el boleto que sobresalía del bolsillo, con la delicadeza de no despertar a Chanyeol.

Tú, Yo y el Sicario [ChanBaek/BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora