CAPITULO 8: Conociendo La Granja

384 55 10
                                    


No estaba seguro cuánto tiempo había pasado.

Podía llevar una hora tirado en ese sillón intentando dormir o sólo minutos. Lo único que sabía es que me odiaba a mí mismo por no haber dejado a Chanyeol encender la chimenea.

Estaba congelado, tiritando de frío, mis dientes castañeando sin parar, la manta ya no siendo suficiente. No encontraba forma ya de entrar en calor. Lo peor es que una y otra vez venía a mi mente la habitación, la cálida cama con tibias frazadas y Chan...

Negué con la cabeza ante el curso errático de mis pensamientos.

Tal vez podían haber más mantas en el armario o alguna frazada.

Miré en dirección al oscuro pasillo. Tenía frío, pero levantarme se veía aún menos alentador, aunque fuera ir por más abrigo. Digamos que el macabro ruido de fondo con la cabaña crujiendo ante la tormenta de afuera junto con la lluvia golpeando contra el vidrio, hacían todo el panorama bastante tenebroso.

Como una película de terror de mala calidad.

Moví mis manos con frenesí por alrededor de mi cuerpo en un intento de entrar en calor, un trueno a lo lejos haciéndome brincar en mi posición.

Bien, era definitivo. No podría dormir a menos que consiguiera algo con que abrigarme y seguir ahí tirado no me llevaría a ninguna parte.

Haciéndome del ánimo y cubriéndome de pies a cabeza con la manta que tenía, comencé a avanzar hacia la habitación en medio de esa gran oscuridad, tratando de no golpearme con nada durante el camino. Por supuesto, mis intentos fueron inútiles y más de una vez choqué contra algo haciéndome maldecir en voz baja.

- Todo sea por un poco de calor- pensé mientras acariciaba mi codo recién golpeado contra la muralla.

Cuando finalmente llegué a la habitación, suspiré aliviado, pero ahora venía la parte más difícil: sacar las cosas sin meter ruido.

Debía ser un ninja.

Adoptando mi personaje, caminé de puntillas hasta el armario y comencé a buscar alguna manta o frazada que me abrigara.

-Debe quedar al menos una- murmuré, abriendo los cajones al ver que no encontraba lo que buscaba.

Abría y cerraba cajones lo más silencioso posible, me puse hasta de puntillas para ver si quedaba algo en uno de los estantes o algún bulto que sobresaliera, pero mis manos tocaban solo vacío o simplemente ropa, pero nada similar algo abrigador....

- ¡Es suficiente! ¡Baekhyun deja de meter ruido!

Brincando en mi lugar, me giré justo a tiempo para ver a un despeinado Chanyeol alzándose en mitad de la oscuridad para encender la lámpara de la mesita de noche. Sentado en la cama, sus ojos fulminándome, su rostro mostrando su descontento.

Había despertado al ogro de la montaña.

- Solo estoy buscando algo- dije en un intento de excusarme.

Chanyeol se pasó las manos por la cara con gesto cansino. Yo previendo que se venía algún alegato, levanté mis defensas listo para recibirlo. Sin embargo, en vez de hablar Chanyeol extendió una mano hacia mí, dejándome perplejo.

-Entra a la cama de una vez- me dijo con la voz cargada de sueño y cierto hastío– No hagas esto más largo y ven a dormir conmigo.

Juro que mi mandíbula casi chocó con el piso. Sentí que algo dentro de mi pecho se movía en el acto ante su propuesta, inquieto.

-¿D-de que estas hablando?- pregunté odiándome por sonar nervioso- ¿Qué pasó con eso de mantener los espacios?

Suspirando, Chanyeol me mandó una mirada mortal.

Tú, Yo y el Sicario [ChanBaek/BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora