EPILOGO: Heaven

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- Chanyeol, ¿estás seguro que eso es...seguro?

Miré con cierta aprensión la pequeña construcción frente mío: una casita para patos. Chanyeol la había construido la última semana para que Dak, mi pato bebé, no siguiera durmiendo dentro de la casa, la decisión tomada cuando descubrió que había hecho un nido con su ropa.

Oh, si. Ese día tuve que correr a salvar a Dak antes que lo echara a la olla e hiciera guiso con él.

Fue así que se decidió hacerle una casa en nuestro amplio jardín, o mejor dicho campo.

Nuestro nuevo inicio.

Al salir del hospital, ambos nos dimos cuenta que la vida en la ciudad ya no iba con nosotros. Mucho ruido, mucho peligro y la experiencia en la granja de Onew nos había abierto los ojos a otro tipo de vida. A una más tranquila, que era justamente lo que mis nervios necesitaban.

Después de todo lo sucedido, aquella traumática mañana en la cabaña a manos de Z.Tao siendo el foco principal, había quedado con más secuelas psicológicas de las que podía enumerar, la principal y la más molesta el ser sensible a los ruidos fuertes. Algo que abundaba en la ciudad. No podía evitar asustarme cada vez que una moto con el carburador en mal estado pasaba a mi lado o ante un estallido repentino por un globo o cualquier cosa semejante a un disparo. También estaba atento a las esquinas, a los callejones, temiendo que al doblar me encontrara otra vez con una imagen indeseada.

Chanyeol también lo inquietaba, por eso es que decidimos mudarnos al campo, donde no habían ruidos fuertes, ni callejones, solo el canto de un gallo lejano o el de Dak graznando.

Fue así que después de mucho buscar, dimos con una casa antigua tradicional coreana a un par de horas de Busan. Estaba algo descuidada, su dueño original había fallecido y la familia quería deshacerse de ella cuanto antes, la verdad fue una suerte, ya que entre el apuro no pidieron mucho por ella.

Si, suerte. La realidad, fuimos ingenuos.

Cuando entramos al día siguiente de haberla comprado, yo con Dak bajo el brazo (un regalo por parte de Onew después de que salí del hospital), nos dimos cuenta del engaño. La familia se había preocupado de mostrarnos lo "mejor de la casa" y omitir todo lo demás. Solo diré que había una habitación que tenía tantas telarañas que juro que Aragog y sus mil hijos vivían ahí.

En ese momento sentí que hasta el patio, con tierra y piedras, era más acogedor.

"Podemos arreglarlo", fue la positiva frase de Chanyeol en ese momento. Creo que en ese instante fue lo mejor que se le ocurrió decir para evitar explotar y tirar todo por la ventana. Había vendido su consulta, arrendado su lujoso departamento en Seúl y hasta discutido con sus padres, para terminar gastando parte de esa plata en una casa toda roñosa y a punto desmoronarse, el futuro viéndose incierto.

¡Era un desastre!

Al final, después de darle mil vueltas a la casa, Dak jugando en el jardín, optamos que lo mejor era comenzar por lo más simple. Limpiar.

Después de ese simple comienzo las cosas fueron tomando su lugar, cada día nos levantábamos a trabajar en nuestro hogar. Vimos que había una extensión de la casa que podíamos adecuar como un restaurante y para nuestra suerte (esta vez verdadera suerte) los cultivos que se encontraban detrás de la casa estaban dando frutos. No muchos, por falta de cuidado, pero lo suficiente para aliviar el peso que teníamos sobre nuestros hombros.

Fue así como poco a poco avanzamos, con discusiones y reconciliaciones, armando nuestro pequeño negocio donde meses después de arduo trabajo ya nos encontrábamos con una pequeña, pero prometedora clientela que iba creciendo cada vez más, la casa ya funcionando al completo y las primeras semillas que plantamos dando rábanos gigantes y fresas tamaño familiar.

Tú, Yo y el Sicario [ChanBaek/BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora