Cuarenta.

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N/A: Antes de empezar tengo una pregunta para vosotras, ¿qué os hacía pensar que por un dolor en el pecho Andrómeda iba a estar embarazada?😂 ¿O que se iba a morir?😂 Sois más dramáticas que yo jajaja, me encanta.



9 de enero de 2019, Buenos Aires, Argentina


Había acabado los exámenes de la universidad, así que tenía un mes de vacaciones.

Mi avión acaba de aterrizar en Buenos Aires y bostezo cuando llego. Afortunadamente ya es de noche en Argentina, así que podré dormir cuando llegue a casa con Valentín.

Arrastro mi maleta y salgo de la puerta de embarque. Mi pecho se oprime cuando lo primero que veo son un par de ojos azules. Sonrío un poco y hago mi camino hasta llegar a él, que me abraza con fuerza cuando me tiene a su lado.


—¿Cómo te sentís? —murmura.

—Cansada. —suspiro, acurrucándome dentro de su abrazo.

—Vamos a casa, así podes dormir. —asiento y salimos juntos de aeropuerto— Traje al gato. —dice cuando llegamos al coche.


Sonrío cuando el pequeño Wosi corre en los asientos del coche hacia mí cuando me ve. Ha crecido un poco desde que lo recogimos de la calle, ahora es más grande que mi mano, pero sigue siendo un gatito muy pequeño. Cuando tuve que volver a España para hacer los exámenes de la universidad, Wosi todavía era muy pequeño para un viaje en avión de más de doce horas, así que se quedó en Argentina con Valentín, que lo ha estado cuidando. Aunque todavía se niega a llamarlo "Wosi", sé que le ha cogido un poco de cariño. Guardamos mi maleta en el maletero y me subo al asiento de copiloto, con el gato en mi regazo. Las veces que he visto conducir a Valentín son casi tan escasas como las veces que lo he visto con camisa.

El viaje a casa se hace un poco largo y pesado para mí, sobre todo por el silencio. Desde que Valentín se enteró en Año Nuevo que Dani casi me besó el día de su cumpleaños y tuve un ataque de ansiedad por el cual acabamos en urgencias, estamos un poco raros y distantes. Ni siquiera me ha dado un beso cuando me ha visto.

Llegamos a casa y subimos en el ascensor, también en silencio. Entramos y dejo a Wosi en el suelo, que corre y se acurruca en un pequeño capazo que Valentín ha debido comprarle, pues no lo tenía antes de que me fuera. Después vuelve hacia mí y ronronea, acurrucándose en mi pierna.


—¿Tienes hambre, chiquitín? —me agacho y lo acaricio.


Valentín mira la hora en su móvil y asiente.


—Prepararé un poco de leche. —dice.

—¿Todavía la toma en jeringa? —pregunto y él asiente.


Desaparece un momento en la cocina y después vuelve con un vaso de leche templada y la jeringuilla que usamos para darle de comer. Se sienta en el suelo a mi lado y llena la jeringuilla de leche para pasármela después. El gatito se mueve inquieto de un lado al otro en busca de la comida y cuando pongo la boca de la jeringuilla en su morro, chupa un poco y empieza a succionar.


—¿Qué tal los exámenes? —pregunta en voz baja.

—Bien. —lo miro y asiento.

Andrómeda ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora