Veinticuatro.

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26 de octubre de 2018, Barcelona, España


Estamos viendo una película en el salón cuando la pantalla de mi móvil se enciende mientras este vibra. Le doy un rápido vistazo y lo bloqueo cuando veo el nombre de Lidia aparecer en la pantalla. Vuelvo a mirar la tele.


—¿Qué pasó entre Lidia y vos? —pregunta Valen acariciando mi brazo— Tienen casi dos semanas sin hablarse.

—No quiero hablar de ello. —respondo simplemente.

—Anda, contame. —insiste, haciendo que lo mire.

—Es solo que últimamente chocamos mucho. —digo— Tenemos opiniones diferentes en un mismo tema.

—¿Ese tema es nosotros? —dice suavemente. Frunzo el ceño y me incorporo en el sofá.

—¿Has hablado con ella? —pregunto y él asiente.

—Se siente muy mal por lo que dijo, no lo piensa en serio.

—No, amor. —niego con la cabeza— No es la primera vez que dice algo así, por lo tanto lo piensa de verdad. Pero cuando lo dice sabe que me hace daño y me miente, diciendo que no quería decir eso, que no lo piensa de verdad, pero ya no la creo.

—Está dolida, Andro. —suspira— Vos también dijiste cosas muy feas.

—No dije nada más que la verdad. —me defiendo— No es culpa mía si ella es una cobarde y no quiere luchar por Dani.

—Dale amor, no seas dura con ella. —acaricia mi pelo— Capaz no tiene la misma fuerza que vos para soportar la distancia.

—¿La misma fuerza que yo? —pregunto, sintiéndome débil de repente.

—No quise decir eso. —suspira tristemente— Ambos la tenemos, pero ya sabes que no soporto estar separado de vos.

—Yo tampoco. —agrego en cuanto termina de hablar— ¿Crees que es más fácil para mí que para ti?


Su silencio me hace daño, pues me da la respuesta que necesito. Me levanto del sofá y me alejo, empezando a caminar de arriba abajo en el salón.


—Perdón, amor. —de repente está junto a mí, abrazándome. Y yo, de repente tengo los ojos llenos de lágrimas.

—No es más fácil para mí que para ti. —sollozo— No sé cómo hacértelo entender, Valentín. No sé cómo hacerte entender que te amo, que estoy loca por ti y que no es fácil. —me muevo en su abrazo y lo miro con los ojos llenos de lágrimas— No sé qué pensarás que estoy haciendo cuando estamos en una punta del mundo distinta cada uno, pero lo único que hago es ir a clase, pensar en ti y contar los días que me quedan para volver a verte.

—Lo sé, yo... Lo lamento. —limpia mis lágrimas— Lo lamento de veras, Andro. —besa mi cabeza y deja sus labios descansando sobre mi pelo— No pienso que haces nada mientras estás acá y yo allá, confío en vos. Es solo que... —se queda en silencio y yo suspiro.


Así nos mantenemos durante varios segundos, de pie en medio del salón, abrazados. La película sigue sonando de fondo, pero ya no le doy más importancia, pues no la tiene.


—¿Algún día me lo contarás? —susurro.

—¿Qué cosa? —susurra también.

Andrómeda ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora