(importante)Queda prohibida cualquier copia u adaptación de esta historia sin mi previo consentimiento.
Para que una flor florezca, necesita tres cosas: tierra, sol, y lo mas importante, agua.
El hielo es cálido por dentro, porque es una gota de agua que se congela para no ser dañada; si lo quiere, puede quemar más que el fuego. Las rosas, a pesar de lucir frágiles, tienen grandes espinas que pueden cortarte. Son flores hermosas, que pueden tolerar el calor y la sequía; pero aunque suene imposible, pueden soportar el frío.
La nieve se endurece y la flor testaruda florese. El frío en lugar de congelarla, le protege. Se enamoro. Sus pétalos se cubren de una ligera capa de hielo, pero no la quema, la mantiene cálida, le protege; no pueden estar juntos por siempre. El sol sale y derrite al hielo, dejando a la rosa sola quien anhela su próximo encuentro.
En un rustico bar de Florencia, una joven de piel trigueña, se paseaba por las mesas mientras cantaba. Le gustaba interactuar con los clientes, y esa noche no era la excepción.
Un escalofrío en su nuca la hizo voltear. Desde la entrada del bar, tres capas negras observaban a sus presas. A pesar de que el aire estaba lleno de diversos olores, sólo había uno que les tentaba. Sangre.
Cuando término de cantar, sus ojos heterocromaticos se encontraron con los de aquella figura. Eran ojos rojos. Fue como ver en cámara lenta. La gente gritaba y aplaudía, pero ella no los escuchaba. Algunas rosas caían a su alrededor, los pétalos rojos eran del mismo color que los ojos de aquella criatura. Aquel ser le sonrió, mostrándole su blanca dentadura y afilados colmillos. Sus pulmones se quedaron sin aire. Una oleada de miedo la invadió, pero también algo mas.
El bar se quedo en un silencio sepulcral, cuando la morena dejó caer el micrófono al suelo. Salió a toda prisa por la puerta trasera, tomando de paso su mochila.
-¡Priscila!
Ignoró el grito de su amigo, tenia que irse. Ya había pasado mucho tiempo sin tener que despertarlo, sólo podía huir. Si peleaba, lo despertaría.
Por eso se encontraba corriendo por aquel callejón, sólo esperaba que el taxi ya estuviera ahí.
Se sentía como una completa cobarde, no podía dejar de pensar que tal vez sus amigos del bar, no pasarían de esa noche.Tenia mucho tiempo desde que no veía a un vampiro, pero aún podía reconocerlos, a pesar que se escondieran bajo capas. Sabia perfectamente, que acababa de ver a tres.
Corrió lo mas rápido que sus pies descalzos le permitieron, hasta que por fin llego a la orilla de la calle. Su taxi no había llegado.
-Por lo menos aquí hay mas luz que en ese callejón -pensó en voz alta.
El aire frío se estampó contra su cuerpo, lo único que la cubría era su vestido gris. Con manos temblorosas, sacó de la pequeña mochila un par de guantes rojos y una bufanda del mismo color. Aún tenia los brazos y hombros descubiertos, pero algo es algo.
-Le rose sono il mio fiore preferito -dijo una voz gélida a sus espaldas.
Priscila dio un pequeño brinco del susto, no había escuchado llegar a aquel hombre.
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Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi. [TERMINADA]
RandomPriscila, vive una vida normal, pero ella no es normal. Se ve obligada a despertar sus demonios, al caer en las garras de los Vulturis. Su vida da un giro al enterarse que esta encadenada a uno de los miembros de la guardia Vulturi, Alec, un sádico...