Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi. [TERMINADA]

corrupción / capitulo 13

-—Ya era hora de que llegaran —Jane miró sobre su hombro a los recién llegados —¿porque la trajiste? no es mas que una carga.

Priscila rodó los ojos mientras bajaba de la espalda del vampiro. Se acomodo la ropa y se peino el cabello en una coleta alta.

—Tambien me alegro de verte, Jane —el sarcasmo en la voz de Priscila fue mas que evidente.

—Ella esta aquí por ordenes de Aro —intervino Alec —soy yo quien debería preguntarte que haces aquí.

—Oredenes de Aro —respondió cortante.

Priscila al acercarse a la orilla del edificio junto a los demás, se sorprendió al ver lo que sucedía bajo sus pies. Autos volteados, uno que otro en llamas, y más de una docena de neófitos, muchos mas.

El olor a sangre inundaba el lugar, al igual que pequeños quejidos que soltaban las personas que aún seguían con vida, inclusive algunos neófitos se mataban entre si luchando por algo de comida. Ese lugar era un desastre.

—¿Porque no han hecho nada? —susurró la castaña para sus acompañantes —ustedes llegaron mucho antes que nosotros ¿porque no han hecho nada?

—No es asunto tuyo —respondió Jane tajante.

Pero no sólo a Priscila le disgustaba la inactividad que tenían.

—Ya han llamado demasiado la atención —habló Demetri.

—También nuestra inactividad —voltearon a ver a Félix quien parecía molesto —otros podrían comenzar a cuestionar la eficacia de los vulturis.

—Dejales.

Félix miró fulminante a Jane. Retrocedió unos pasos y le dio la espalda a sus compañeros, grave error.

—Tal vez debamos consultar a Aro.

Jane se giró enfurecida, y torturó a Félix haciendo que se le doblara la espalda por el dolor. Los demás sólo se dedicaban a mirar, sabían que no podían hacer en nada.

Su cuerpo cayó al suelo, al mismo tiempo que Jane giró el suyo nuevamente hacia al lugar donde estaban los neófitos.

—Las decisiones de Aro están siendo observadas —la voz de Jane se escuchaba melodiosa, pero amenazante —o les dejamos seguir con lo que hacen, o los eliminamos... Decisiones, decisiones.

—Entonces decide, ya es hora —apoyó su hermano.

—Deberiamos hablar con ellos, saber que traman —una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro —si no tienen nada interesante, los matamos. Si caen los lideres caen los peones.

—¿Y como pretendes que hablemos con ellos? —Priscila ayudaba a Félix a ponerse de pie —sólo decimos: hola, queremos saber que traman y si no nos sirven los mataremos a todos.

—Tal vez —miraron sorprendidos a Jane, la verdad era algo que si se esperaba de ella —pero sólo hablaremos con sus creadores.

—¿Como lograremos que se separen de sus guardianes?

—Esperaremos y los seguiremos a su sitió secreto, donde crean a sus vampiros.

A las afueras de Seattle, en una vieja casa abandonada, los gritos de un joven resonaban en todo el lugar. Su sangre era drenada con fiereza, hasta que no quedo ninguna gota.

—Esta vez tardaste mucho, Riley —la pelirroja dejó caer el cuerpo sin vida.

—Tuve que ocuparme de unos asuntos, Victoria —Riley se colocó frente a ella —hoy sentí una extraña presencia, como si alguien nos observara.