No recordaba cuanto tiempo había pasado encerrada, en su habitación, tal vez horas, días o semanas; y ella, seguía acostada con la mirada perdida en el techo. A decir verdad le daba igual, solamente quería hundirse en sus pensamientos y no hablar con nadie.
Recordaba cada cosa que le permitiera atar los cabos sueltos. Antes, pensaba que estar destinada a Alec era una condena, pero después de hablar con Bastet, se dio cuenta que no lo era. Ser destinada de Alec, no la obligaba a convertirse en su pareja.
—Malditos taxistas, odio los taxis —Priscila acariciaba los gatos para poder relajarse —cuando les llamas, te dicen que llegaran en cinco minutos, y tardan media hora.
—Pobres taxistas, no te han hecho nada —Bastet se cruzó de brazos mirando a la chica atirantada en su sillón —¿porque dices eso?
—Porque, si un taxista, hubiera pisado mas fuerte el acelerador, yo no hubiera conocido a Alec —Bastet rodó los ojos ante las palabras de Priscila —siento como si fuera un matrimonio arreglado, ni siquiera lo conozco bien. No me veo siendo su pareja.
—Yo opino que hacen una buena pareja, se complementan muy bien —Bastet acariciaba sus sienes, la terquería de su amiga le provocaba dolor de cabeza.
—Somos muy diferentes —sentenció —su corazon no late, el mio si; el solo usa tonos oscuros, yo coloridos; no tiene sentido del humor, yo si lo tengo. Él es absolutamente lo opuesto a lo que yo soy.
—Y es por eso que encajan perfectamente.
Bastet suspiró. Tomo las piernas de Priscila, y las hizo a un lado. Sería una larga conversación, así que era preferible estar sentada.
—Se como te sientes, me paso lo mismo con Ptah —sonrió nostálgicamente al recordar a su difunto esposo —ambos éramos enemigos, yo iba a castigar a una aldea, y el estaba ahí para defenderla. Sólo nos miramos y supe que era mi compañero, eso me lleno de coraje. Yo estaba ahí para matarlo, él era mi enemigo, y resulto siendo mi compañero. Todo era tenso entre nosotros, así que decidimos ser amigos por el bien de los dos, pero al poco tiempo nos enamoramos.
—Eso te paso a ti —dijo mientras subía las piernas en las de ella —pero yo no quiero una pareja, me gustaría elegir y no que alguien lo haga por mi.
—A eso iba. No porque sean destinados significa que deban ser pareja, pueden ser amigos.
—¿Y funciona? —preguntó Priscila intrigada.
—He conocido destinados que tienen otras parejas y sólo son amigos entre ellos —Priscila suspiró aliviada al escuchar sus palabras —el destinado es una persona que será importante en tu vida, viene siendo tu complemento, tu mitad. Es indispensable en tu vida, pero ustedes deciden de que manera quieren estar juntos.
Irónicamente, la historia de Ptah y Bastet le había pasado a ella también. Había empezado sólo queriendo tener una amistad con Alec, pero poco a poco, se sentía diferente con él. El hormigueo en su estomago cada vez era más fuerte cuando había contacto físico entre ellos, o incluso con sólo mirarse. Con Nafir le había pasado lo mismo, pero al final, sus sentimientos eran sólo por una fuerte amistad. Entonces pensó que con Alec era igual, pero con él era diferente, siempre era diferente. Ella no era una persona que se pusiera nerviosa fácilmente, y con Alec, con sólo escuchar su voz le sudaban las manos. Lo trato como un amigo, pero sin darse cuenta, se convirtió en algo mas que eso.
Se reincorporo bruscamente de la cama por el descubrimiento que acababa de hacer, quien diría que mirar el techo le había ayudado a contestar sus preguntas.
Ahora todo encajaba. Era algo estúpido e irónico, al parecer había necesitado ver morir a Alec para darse cuenta de sus sentimientos. El porque a sus preguntas por fin era contestado. Porque su piel se erizaba sólo con tocarlo; porque sus ojos le parecían tan hermosos; porque su voz grave, era como una hermosa melodía para ella; porque se ponía nerviosa, y sus mejillas se sonrojaban sólo con su mera presencia ;porque haberlo visto morir, le había afectado tanto.
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Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi. [TERMINADA]
RandomPriscila, vive una vida normal, pero ella no es normal. Se ve obligada a despertar sus demonios, al caer en las garras de los Vulturis. Su vida da un giro al enterarse que esta encadenada a uno de los miembros de la guardia Vulturi, Alec, un sádico...