¿celos? / capitulo 15

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—¿Que fue lo que vieron? —Preguntó Jane mirando a Demetri.

—Estuvieron cazando, fue un grupo de Vagabundos —una sonrisa de lado se formó en su rostro —la tentación fue grande, nos abrió el apetito, también tuvimos que cazar.

—¿Y que hay de los cuerpos?

—Todos fueron incinerados —detrás de Demetri apareció Félix —no eran personas importantes, nadie se dará cuenta.

—¿Donde esta Alec? —Demetri volteó hacia todos lados buscando al castaño.

Su olor estaba en el aire, lo que significaba que apenas acababa de irse.

—Cazando —Contestó Jane con obviedad.

—¿Y te dejo aquí sola, con ella? —señaló a Priscila quien se encontraba dormida en una de las esquinas.

—No se fue hasta que ustedes llegaron —Jane rodó los ojos —tuve que ir a cazar sola.

No comprendía la actitud de su hermano, actuaba como si le preocupara esa chica. Apretó los puños, Alec solo podía preocuparse por ella. Fijo su mirada en el horizonte, la noche comenzaba a aclararse. No tardaría mucho en amanecer.

Tronó los huesos de su cuerpo. Dormir en el techo de un edificio, no era algo cómodo para ella, pero aún así podía hacerlo. Lo primero que vio al abrir los ojos, fue una manzana roja delante de ella.

—No se quien me dio esto, pero muchas gracias —cuando estaba apuntó de darle una mordida a la manzana, se detuvo —no fue Jane ¿verdad?

—Yo hubiera preferido que murieras de hambre.

—También pudiste haber envenenado la manzana —miró a Félix en busca de respuestas —¿y bien?

—No fui yo.

Félix era el único que pudo haberle traído la manzana, lo hubiese hecho como agradecimiento. Demetri le hubiese traído alguna estupidez, sólo quedaba una opción lógica.

—Te lo agradezco mucho, Alec.

El castaño apretó los puños y miró hacía delante.

—¿Como descubriste que fue él? —preguntó Demetri.

-—Era una teoría, pero acabas de confirmarla —mordió su manzana volteando a verlo
—eres muy malo ocultando secretos.

—No era ningún secreto. Alec fue el único que salió durante la noche.

—Suficiente platica por hoy —interrumpió Jane —ya tienes que irte Priscila.

—Claro, por supuesto —Priscila se puso de pie comenzando a sacudir su ropa —envíen a la  humana a un nido lleno de vampiros. Con lo que me gusta que me vean como un pedazo de carne... o sangre.

Jane tenía una sonrisa en el rostro, al igual que Félix y Demetri; Alec era el único a quien no le hacía gracia la situación.

—Suerte en el entrenamiento.

Priscila no entendía a lo que se referían, pero al poner un pie en la bodega, pudo entenderlo.

—Ok niña, estamos esperando —Riley la miraba impaciente —... no sabes que hacer ¿verdad? sólo eres la mascota de los vampiros.

—En primera, no soy su mascota y en segunda... No tengo permitido mostrar mis poderes.

—Como si tuvieras uno —se burló —entonces, ¿que es lo que harás?

—Podría darles algunos consejos.

—Pues adelante, te escucho.

Llevó una mano a su mentón y comenzó a caminar de lado a lado, pensando en como decirles a los vampiros lo que tenía en mente, pero de una manera mas suave.

—Los vampiros con los que van a pelear, tienen mucha mas experiencia que ustedes, tuvieron muchos años para aprender técnicas de combate, cosa que ustedes no aprenderán en tres días —suspiró —en pocas palabras, los mataran muy fácilmente.

—¡Oye!

Los neófitos comenzaron a soltar exclamaciones disgustados.

—¿No se supone que nos ibas a dar consejos? ¡Esos no son consejos!

—¿Que? Dije la verdad —con las manos en sus caderas, comenzó a caminar de un lado a otro —si quieren un concejo, escuchen este : ustedes son más fuertes y más rápidos, sólo deben guiarse por sus instintos.

Priscila sonrió satisfecha por su consejo. Se sentó sobre uno de los autos, dispuesta a ver el entrenamiento. Era interesante ver como entrenaban, el ruido que hacían era algo fuerte, pero no lo suficiente para poder ser escuchados por la gente.

Caída la noche, Priscila tenía que regresar con sus compañeros. Riley le ayudo a subir a uno de los techos, no dijo nada mas y se fue. Priscila iba a emprender su camino, cuando una voz la detuvo.

—Perdón por no hablarte en todo el día —Diego estaba sentado sobre la barda — pero Riley me dijo que no debía hablarte.

—¿Y desde cuando sigues ordenes? —dijo mientras se cruzaba de brazos —estoy aquí, ya no lo necesitas.

—Desgraciadamente aún lo necesito, él es la única persona que puede darme mi libertad.

Priscila lo miro confundida, no entendía de que estaba hablando, él podía irse cuando quisiera.

—No entiendo, ¿para que lo necesitas?

Diego estaba apunto de contestar su pregunta, cuando Bree llegó a donde estaban ellos.

—¿Que sucede Bree? —Preguntó Diego acercándose a ella.

Bree tenia grandes ojeras, miraba fijamente a Priscila mientras contenía la respiración. No le agradaba esa chica, sabia que era un crush pasado de Diego, y eso le molestaba.

—Te meterás en problemas, sabes bien que no puedes acercarte a ella.

—Tu debes ser Bree —Priscila miraba sonriente a la vampira —es una linda chica, Diego.

—Diego, tenemos que irnos, Riley se dará cuenta y se molestara mucho —miró a la castaña con furia —y tú, deberías alejarte de él, ya le diste suficientes problemas.

—¿Estas bien Bree? —Diego estaba extrañado por el comportamiento de Bree — ¿Porque tratas así a Priscila?

—Celos, celos, celos —canturreo Priscila —tus celos son en vano, no planeo quitarte a Diego, ¿porque debería hacerlo? él es feliz contigo y eso es lo que quiero para él. Me alegra saber que encontraras a alguien como ella —dijo mientras lo miraba.

Bree tenia la mirada abajo, no sabia que lo que sentía eran celos, ni siquiera lo pensó, pero ahora que lo escuchaba, sabia que había estado celosa todo ese tiempo. Nunca antes había tenido un novio, y luego apareció él. Diego fue el primer rostro que vio cuando despertó. Era el único que le hacía sentirse cómoda.

—Lo siento, no tenia porque ponerme así.

Diego se lanzó sobre Bree para abrazarla, susurrando en su oído un «te quiero»

—Diego me dijo que no has comido, si quieres pelear tendrás que estar fuerte —Priscila se acerco hasta ellos —no quieres tener sangre en tus manos, creo que puedo ayudarte con eso.

Un corte profundo apareció en el brazo de Priscila. Bree tuvo que alejarse unos pasos, el olor a sangre era atrayente, seductor, dulce. Sus colmillos se clavaron en el brazo de Priscila.

Se había olvidado de cuanto dolía que un vampiro la mordiera, y peor aún, el ardor que provocaba el veneno.

Lo que no se esperaba, era sentir otro par de colmillos clavarse en su cuello. Diego había perdido el control.

—Creo que esta no fue una buena idea.

Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi.  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora