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Después de haber guiado a Priscila hasta la lavandería del palacio, Alec desapareció de inmediato al escuchar el llamado de sus maestros.
Los Vulturis estaban sedientos. El olor de la sangre de Priscila, les había secado la garganta. También había comprimido sus estómagos. Para su suerte, un grupo de turistas fue llevado de inmediato a la gran sala.
—¿Creen que esa chica sea de confianza? —preguntó Caius sentándose en su trono.
—Yo no la veo como una amenaza —comentó Marcus —¿que fue lo que viste hermano?
Caius y Marcus miraron a Aro, este tenia la mirada perdida. Conocían muy bien a Aro, sabían que el nunca estrecharía la mano de alguien más, a no ser que quisiera ver algo.
—Esa chica es lista para algunas cosas, pero a la vez es tan ingenua —dijo Aro con tranquilidad —sólo pude ver una pequeña parte de su vida, hay algunos huecos en sus recuerdos. No pude ver lo que me interesa.
—¿Entonces le estamos dando asilo a una desconocida? —preguntó Caius indignado.
—Tal como dijo Marcus, no la veo como una amenaza —suspiró —vi una oportunidad y no la desaproveche.
—Sólo tiene unos cuantos poderes —Caius no entendía la extraña fascinación que tenía Aro con Priscila —sigue siendo una humana ordinaria.
—Debemos aceptar que no somos los únicos "moustros" en este mundo. Cada vez es mas difícil buscar nuevos dones.
—Y mucho mas hacer que se unan a nosotros —agregó Marcus.
—Los clanes comienzan a perder el miedo, y yo temo por el día en que decidan hacernos frente —soltó un pesado suspiro —tal vez, ella es lo que necesitamos para seguir dominandoles con miedo.
—Si tanto querías que se uniera a nosotros, ¿porque no usaste a Chelsea? —Aro miró amenazante a Caius —eso es lo que los vulturis hacemos... Nosotros no rogamos.
—Tu temperamento te impide pensar hermano —Aro y Caius prestaron su atención en Marcus —tenemos algo mas poderoso que Chelsea. Alec.
La mirada de los tres ancianos se quedo clavada en el castaño, este ayudaba a los demás a apilar los cuerpos.
—Nunca nos decepciona —murmuró Aro —tenemos suerte de que ambos sean destinados.
—Ya le hacia falta algo de color a su existencia.
Alec, quien se encontraba apilando los cuerpos de los turistas, podía escuchar perfectamente lo que sus maestros hablaban. Le causaba rabia el pensar que, el destino, lo había atado a una simple mortal con poderes. Volteó a ver a su hermana quien lo miraba con frialdad.
"destinados"
No era el único que había escuchado eso. Miró a su alrededor, encontrándose con algunas miradas curiosas sobre él. Simplemente no lo soporto más, y salió rápidamente de la sala bajo la atenta mirada de todos. Maldijo al destino por haberlo enlazado a Priscila. La idea de tener una pareja le disgustaba, no sería mas que una carga para él. Tal vez si la asesinaba, se libraría de aquella carga. Si tan sólo pudiera hacerlo.
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Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi. [TERMINADA]
De TodoPriscila, vive una vida normal, pero ella no es normal. Se ve obligada a despertar sus demonios, al caer en las garras de los Vulturis. Su vida da un giro al enterarse que esta encadenada a uno de los miembros de la guardia Vulturi, Alec, un sádico...