—Mis queridos pupilos —Aro caminaba de un lado a otro —la oportunidad que tanto habíamos esperado, ha llegado.
—Y mas pronto de lo que esperábamos —agregó Caius.
—Lamentablemente es algo serio, los Cullen han creado un niño inmortal —su voz se había tornado seria —quien diría que ellos mismos se pondrían la soga al cuello.
Aro estaba eufórico, mataría a dos pájaros de un tiro; destruiría su mas grande amenaza, y al fin, tendría la joya que mas anhelaba. El temor a los Vulturis volvería a estar en su punto más alto.
—No entiendo que está pasando —soltó Priscila de la nada —¿Quienes son los Cullen?
—El clan que fue atacado por neófitos —le explicó Demetri.
—¿Y que es un niño inmortal? —a pesar de tener algunos años en el mundo, aún existían cosas que no había visto.
—Un niño convertido en vampiro —explicó con simpleza.
—¿Eso que tiene de malo? —Priscila se sentó en el suelo, estaba demasiado cansada como para estar de pie.
—Cuando son transformados, sus mentes quedan congeladas —esta vez habló Marcus —son igual que un niño, y al igual que ellos, suelen hacer rabietas.
—Aún no veo el peligro. De donde yo vengo, unas nalgadas y un buen tirón de orejas, bastaban para educar a los niños.
Priscila recargó la cabeza en su propia mano. Se le dibujo una sonrisa fugaz al recordar que: antes, los padres educaban a sus hijos con mano dura, y gracias a eso, se convertían en hombres y mujeres de bien. Al pasar los años, las cosas cambiaron drásticamente. Ahora los niños educaban a sus padres. Suspiró, era triste ver que, cada vez el mundo estaba más podrido.
¡Sólo falta que los niños le peguen a sus padres! Pensó.
—Me temo no es así de fácil —la voz de Marcus la sacó de sus pensamientos —cuando un niño inmortal hace un berrinche,puede destruir toda una aldea.
—No son capaces de guardar nuestro secreto —agregó Caius —es por eso que, tanto el niño como los creadores deben ser destruidos.
—Ya veo. Y nosotros tendremos que matarlos —concluyó —¿hay algo más que deba saber?
—De hecho si, querida —la sonrisa de Aro se había ensanchado —a llegado el momento de darte a conocer.
Los Vulturis habían comenzado con su búsqueda de testigos, cada vez llegaban más vampiros al castillo. Tener muchos ojos rojos observándola, no era algo que le gustaba. Para su suerte, Aro le permitía dar pequeños paseos por el pueblo. Le gustaba caminar por los callejones menos poblados.
Recargó su espalda en una de las paredes, y cerro los ojos. Disfrutaba escuchar el silencio, y sentir los tenues rayos de sol acariciar su piel.
—Buenas tardes, Priscila.
La morena pegó un brinco, ante la repentina aparición.
—¡Dios, Ertum! —se llevó una mano al pecho —que susto me diste.
Delante de ella, estaba Ertum con su cetro en mano.
—Lamento haberte asustado —dijo Ertum —pero me urge hablar contigo.
—Habla entonces, te escucho.
Ertum tomó aire y dijo:
—Una guerra se aproxima, Priscila, y ambos pertenecemos a bandos diferentes.
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Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi. [TERMINADA]
De TodoPriscila, vive una vida normal, pero ella no es normal. Se ve obligada a despertar sus demonios, al caer en las garras de los Vulturis. Su vida da un giro al enterarse que esta encadenada a uno de los miembros de la guardia Vulturi, Alec, un sádico...