¡Hola chicos! Aquí os traigo el nuevo capítulo de AO. Siento no haber podido colgar ninguno la semana pasada (malditos deberes) pero bueno, mejor tarde que nunca. El próximo estoy pensando en hacerlo desde el punto de vista de Paris (a ver qué tal). Que disfrutéis del capítulo. ¡Feliz viernes!
-Paula.
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Le devolví el beso sin dudarlo. Sus labios eran suaves y dulces. El beso fue muy corto (ni siquiera se podía considerar un beso de verdad) y en cuanto se separó, de inmediato anhelé el calor de sus labios. Me sentía mareada y confusa pero a la vez como si estuviese en una nube. Paris me acaba de besar... En aquel momento, parecía que todo un zoo habitaba en mi estómago. Aunque el beso no fue gran cosa, me sudaban las manos y el pulso me iba a cien por hora.
Mia nos miraba realmente desconcertada y Paris, que seguía cogiendo mi mano, sonreía con picardía.
-¡Mia! -la saludó Paris- ¿Cómo tú por aquí?
Ella se marchó corriendo, sin ni siquiera molestarse en contestarle. La verdad era que me daba un poco de pena, aunque sabía que se lo merecía.
-No te sientas mal -dijo Paris, como si supiera en que estaba pensando-, esa zorra se lo merecía.
Me guiñó un ojo.
-Vamos -añadió-, aun quiero que veas mi sitio favorito.
Me arrastró hacia el bosque.
Después de diez minutos de andar entre árboles y hierbajos, por fin llegamos.
Un enorme y viejo roble se alzaba imponente ante nosotros. Al lado, había una pequeña cascada que daba a un laguito. El sonido de agua contra agua emitía una música continua y melódica. En aquel pequeño espacio rodeado por distintos árboles y lleno de flores, se respiraba una paz majestuosa.
-Guau -suspiré impresionada-, esto es... increíblemente hermoso.
-Muy poca gente sabe de este sitio -respondió Paris-, eso lo hace mucho más personal.
Él me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Me senté con la espalda apoyada en el tronco del árbol y Paris me imitó. Nos quedamos unos minutos en silencio, pero no de esos silencios incómodos, sino de esos cómodos y reconfortantes. Paris rompió el silencio:
-¿Sabes que sería divertido?
-¿Qué? -inquirí intrigada.
En lugar de responderme, se levantó y se empezó a desnudar. Cuando se hubo quedado en bóxers, avanzó hacia el pequeño lago.
-¿Que vas a hacer? -no me contestó-. ¡Paris!
En ese momento, se metió en el agua.
-Vamos -me invitó- está calentita.
-¡¿Calentita?! Estamos en otoño.
Él intentó convencerme, y al ver que no cedía, salió del agua. Yo, temiéndome lo peor, me levanté y salí corriendo. No avancé mucho cuando Paris me cogió en brazos.
-¡Suéltame! En serio, Paris, no quiero hacerte daño.
No paraba de gritar y Paris no paraba de reír.
Avanzó hasta el lago conmigo en brazos, aunque yo no paraba de moverme y parecía un pez fuera del agua. Notaba su piel mojada y fría contra mi ropa, que también se estaba empezando a mojar.
Yo seguía gritando cuando Paris se metió conmigo en el agua. Estaba fría, muy fría.
-Te juro que... -cuando me di cuenta de la cercanía de Paris, dejé de hablar.
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Academia Olímpica
FantasyHelen es una chica de dieciséis años que vive en Nueva York. Su vida es perfecta, pero todo eso cambia cuando, por culpa de un extraño ataque, su madre y ella se van a vivir a Atenas. Se matricula en la Academia Olímpica, un internado donde nada es...