t r e s

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—¡Es ahí! —gritó señalando un edificio gris al otro lado de la calle—. TaeHyung entrena ahí mismo. ¿Podemos ir hyung? Usted dijo que podíamos —suplicó moviendo el brazo que tenía sujeto.

YoonGi asintió con los ojos cerrados. Dejándose llevar por la pequeña presa hasta la entrada del edificio.

—TaeTae debe estar en su descanso —afirmó mirando su reloj—. Lo veremos sin molestarlo en su entrenamiento. Por aquí... —sujetó fuertemente la mano del mayor, dirigiéndose al salón donde probablemente esté su castaño amigo. Cruzaron algunos pasillos, esquivando gente y pidiendo permiso para seguir su camino.

—¡JiMin! —gritó el castaño cuando notó la presencia de su amigo—. ¡Qué sorpresa verte por aquí!

YoonGi miró con una ceja alzada al chiquillo, le resultaba familiar de algún modo. Intentó recordarlo entre tantas caras que había visto en su vida, pero le fue imposible...

—Lo siento Tae, pero quise traer a mi hyung a conocerte —JiMin tomó su mano y lo acercó—. Hyung, el es Kim TaeHyung, mi mejor amigo. TaeTae, el es Min YoonGi. Es el nuevo vecino del que te hablé.

—Min... —el castaño murmuró para sí mientras hacia una reverencia. Aquello solo logró asegurar aún más a YoonGi que el castaño y él se conocían de algún modo—. Un gusto, hyung. Supongo que es mucho más grande que nosotros.

—Tengo veinte —asintió mirando al chico—. Debes tener la misma edad que JiMin. Dieciocho.

TaeHyung hizo un sonido de afirmación.

—Me gustaría quedarme, pero debemos irnos —JiMin abrazó en modo de despedida a su amigo—. Hyung tiene hambre y no quiero hacerlo esperar.

—Claro, con cuidado —Tae le dio una sonrisa a JiMin, volteando su rostro a él cuando se despidió—. Cuide de mi amigo, por favor.

YoonGi correspondió con un asentimiento antes de ser jalado por JiMin. Cuando ambos salieron del edificio, oyó a JiMin suspirar con alivio. Alzando una ceja en confusión ante el repentino acto le miró. —¿Qué sucede? —preguntó al retomar la caminata—. Parecías aliviado de salir de allí...

—No me malinterprete, hyung —apresuró a decir JiMin moviendo sus manos de un lado a otro—. Quería que conociera a TaeTae, pero de tanta emoción se me ha olvidado que es un cambiaformas tigre y él un cambiaformas conejo. Ya sabe, cadena alimenticia.

—¿Dudas de mi control? —preguntó fingiendo un tono de preocupación en su voz—. No podría ser capaz de tal cosa, mi familia tiene prohibido la caza de cambiaformas.

—¿En serio? ¿Existe gente a la que se le tiene permitido aquello? —el menor se detuvo abruptamente.

—Por supuesto que no. Es un decir. Todos los cambiaforma solo comen animales que son cien por ciento animales —aseguró el mayor—. Es más probable que un shifter lo haga.

—Los shifters son cambiaformas salvajes, no me sorprende —comentó el menor jalando la puerta del pequeño restaurante en el cual pensaban comer—. ¿Cómo pueden sobrevivir allá afuera?

—No es tan malo como suena, JiMin —YoonGi aclaró sentándose en la fría silla—. Ellos cazan y se reproducen...

—¿Más de una vez? —susurró el menor jalando la carta del menú hacía él.

—Muchas veces, tres como mínimo —contestó mirando el menú con sumo interés—. Antes todos vivíamos así, en la naturaleza. Hasta que fuimos obligados a vivir separados para evitar más conflictos.

—Lo he leído antes —chilló el menor emocionado por parecer inteligente ante YoonGi—. Se supone que cuando después de la guerra restringida, los cambiaformas y los shifters llegaron a un acuerdo. En nuestro caso, preferimos vivir en ciudades y pusimos varias reglas, en especial la triada principal —estiró el dedo índice señalando el primero—. Los individuos de la misma especie pueden casarse libremente, pero si son de dos distintas deben pedir un permiso especial. La segunda era algo sobre el límite de camadas, solo dos por matrimonio de la misma especie y una por diferente especie. La tercera casi no la recuerdo, pero tiene algo que ver con... —frunció el ceño, frustrado al no recordar.

YoonGi escondió una sonrisa burlona ante el intento del menor por recordar la útima. ¿Cómo reaccionaría si le dijera que pronto rompería la triada principal? Seguramente gritaría del asombro, pero después lo aceptaría como su destino.

—El registro... —completó YoonGi—. Todos los cambiaformas deben estar registrados, de lo contrario serían acusados de traición y evasión de la justicia.

—Exacto —asintió—. Aunque supongo que los cambiaformas salvajes no están registrados.

—No lo están —confirmó.

—¿Cómo sabe eso, hyung?

—Mi padre es profesor de historia, recuerdo algunas cosas... —se excusó.

—Ya veo —el menor sonrió—. Hyung es muy inteligente.

YoonGi sonrió de vuelta, tomando la mano de JiMin en un gesto amistoso. No sería tan tedioso tener que convivir con este niño por el resto de sus días.



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| ¡Cuidado con el lobo! | ~YM~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora