| ¡Cuidado con el lobo! | ~YM~

d o c e

—¿Aun nada? —preguntó TaeHyung cuándo los padres de JiMin salieron de la cocina.

—Todavía no, ya es noche y no hemos encontrado nada —respondió la señora Park.

—He avisado a la DAC, ellos deberían encontrar a JiMin pronto —aseguró tomando la mano de EunByul con fuerza. Intentando darle un poco de apoyo—. Quizás debamos llamar a NamJoon hyung para asegurarnos...

—Si han llamado a la DAC supongo que NamJoon lo sabe —aseguró el señor Park, caminando a la entrada de la casa junto a TaeHyung.

—Necesito hablar con mis padres sobre JiMin, ellos también podrán ayudarnos...

—Gracias TaeHyung —EunByul lo sostuvo entre sus brazos por unos minutos—. Gracias...

Tae asintió antes de salir. Doblando sobre la banqueta para dirigirse a la casa de los Min. Estaba casi seguro de que YoonGi tenía algo que ver con la desaparición de JiMin, incluso si sus padres habían ayudado a buscarlo. Podría ser solo una fachada para encubrir todo lo que realmente sucedía dentro de esa casa. Respiró profundamente antes de tocar el timbre.

Besó de nuevo los rosados labios del menor, acariciando su muslo. La piel era suave y tierna.

—Hyung... —murmuró el menor separándose—. Debo irme, enserio...

—Lo sé —respondió en el mismo tono juguetón—. Pero no quiero dejarte ir, aun no.

—Ya... —JiMin rio al sentir las cosquillas en su cuello—. Mamá debe estar preocupada por mí, no suelo salir sin avisar.

—De acuerdo —fingió una voz molesta—. Esconde tu marca en cuanto llegues a casa, no debes mostrársela a nadie. Si quiera a TaeHyung.

—¿Qué tiene de malo? —frunció el ceño mientras tocaba su marca—. ¿Se avergüenza de que estemos enlazados? —habló quedito JiMin, como si la mención de esa realidad le resultara desgarradora.

—De ninguna manera —apresuró a decir—. Solo que, si tus padres se enteran, te obligaran a separarte de mí. Tu madre estará aterrorizada. Estoy seguro. Yo no quiero perderte.

—¡No lo hará! —JiMin alzó la voz. Apretando el agarre en sus hombros—. ¡No dejaré que nadie nos lastime!

—Eso espero. No me voy a ir de aquí sin ti... —afirmó parándose de la cama—. Tu ropa está en aquella silla, apresúrate y vuelve a casa.

—¿Está enojado? —le preguntó mientras se levantaba—. No quiero que hyung esté enojado conmigo.

—No lo estoy —dijo—. Solo preocupado.

—Solo voy a casa —le recordó—. No creo que mi familia sea un peligro.

—No lo sabes... —murmuró para él mismo.

JiMin desconocía de todas las cosas que su linaje y sobre todo su madre habían hecho contra la manada de YoonGi. TaeMin, el abuelo de JiMin, les había prometido algo, pero la perra de su hija había estropeado todo. Absolutamente todo. Su manada habría podido vivir en paz, sin tener que cuidarse de los inspectores de la DAS y entablando una paz con las oficinas de la DAC.

La maldita culpa de su estado actual era toda de EunByul, esa perra que no había respetado nada de lo que su padre le había ordenado. Por supuesto, YoungIn formaba parte de sus redes y él esperaba ansiosamente ver su cara cuando descubriera las consecuencias de tomar a EunByul como esposa.

Miró una vez más al pequeño cambiaformas lobo que terminada de acomodar su suéter. Sonriéndole cuando sus miradas chocaron a través del espejo. Quien diría que el objeto de su venganza era un tierno y lindo lobo de aroma dulce.

Quizás JiMin era lo único bueno que podía salir de EunByul...

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