d i e c i s i e t e

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—Eh, chico... —escuchó a alguien llamarlo.

—¿Quién...? —se dio la vuelta con cuidado—. Líder... —murmuró al reconocer al hombre frente a él.

—Niño, ¿Qué te crees que andas haciendo? —preguntó su Líder mientras alzaba una ceja—. Tienes que parar.

—No puedo hacer eso, es mi deber dentro del clan. Para eso nacimos —respondió acercándose—. Estamos muy cerca de atraparlos, la DAC y la DAS están trabajando juntos. Usted me encomendó esa tarea.

—Lo sé, pero las cosas cambian... —el Líder pareció meditar un poco sus palabras antes de hablar—. Escucha bien, tienes que dejar esto en paz.

—¿Por qué? —objetó con el ceño fruncido—. Se supone que mi trabajo es cuidar de la cruza y evitar que los shifters se acerquen a ella.

—Tu trabajo con respecto a la cruza ya no es necesario, en cuanto a los shifters... Ellos tienen todo el derecho de hacer lo que van a hacer.

—¡No puede ser! —negó—. Los he visto, esos shifters no tienen ni la más mínima pizca de razón a la hora de actuar. ¡Se llevarán a JiMin y no podré hacer nada!

—¿JiMin? —repitió el Líder extrañado por el uso del nombre.

—Perdón... —se lamió los labios calmándose—. Quise decir, la cruza.

—Da igual —el Líder se dio la vuelta—. El alfa de su manada ha conversado conmigo. Sabemos la verdad ahora, y parece ser que no tenemos vela en este entierro.

—¿Qué? —dijo, pasmado por la declaración que acababa de escuchar.

—Desde ahora, serás retirado de tu tarea. Puedes mantener contacto con la cruza, pero ya no interferirás en su vida —el Líder detuvo su andar un momento—. Es un orden, TaeHyung.

Él se quedó de pie en medio de la banqueta, sorprendido. Su Líder acababa de destituirlo de la tarea que había tenido desde hace varios años. ¿De qué verdad hablaba? Necesitaba averiguarlo y la única persona que podría tener respuestas era ese detective de la DAS que lo había visitado hace unos días en la cafetería.




—¿Cariño, que haces? —EunByul preguntó adentrándose en la habitación.

—TaeTae me ha dicho que quiere ir a ver una película esta noche —explicó cepillándose el cabello—. Dijo que podía ser una buena noche.

—Has vuelto del hospital hace poco, no creo que debas salir —comentó su madre—. Quizás debas descansar esta noche.

JiMin observó a su madre, algunos mechones de su cabello se veían plateados. ¿Su madre siempre había tenido canas?, no. Ella se veía bonita y joven, pero parecía que todo la estaba envejeciendo a pasos agigantados.

—Mamá... —habló en voz baja—. ¿Puedo...preguntarte algo?

Oyó los pasos lentos de su madre, quién se sentó a la orilla de la cama.

—¿Qué sucede? —ella sonrió calmada.

—¿YoungIn no es mi padre, cierto? —preguntó con cuidado.

—Cariño... —su madre se acercó a él—. ¿Cómo lo has descubierto?

—En el hospital —mintió—. Lo oí de una enfermera.

EunByul asintió, tomando fuerte su mano. —Tu verdadero padre está muerto, no era un buen hombre JiMin —explicó su madre—. Tuve que escapar de él para poder sobrevivir.

—Ya veo... —dijo ausente—. ¿También era un lobo?

—Sí, era un lobo.

—Vale, supongo que no podemos hacer nada —concluyó.

—Esto no cambia nada entre tú y YoungIn, ¿lo entiendes? —sintió un ligero apretón.

—Lo sé, sigue siendo un padre para mí.

—Me alegra, cariño —su madre besó su nuca antes de caminar de salida al cuarto—. Con cuidado, no regreses tarde y lleva tus llaves. No he podido dormir últimamente y el médico me ha recetado algunas pastillas.

Se mantuvo en silencio, sin moverse de su sitio. ¿Hasta cuándo dejaría de mentir su madre? Había albergado la pequeña esperanza de que fuera sincera con él, con su propio hijo, pero parecía que EunByul tenía la meta de no contar nunca lo que había hecho en el pasado.

Su Alfa tenía razón, su madre fue una egoísta en el pasado y parecía querer mantenerlo a futuro. 



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| ¡Cuidado con el lobo! | ~YM~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora