Capitulo 28: El dios del dolor.

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Tea.

Me pongo de pie y camino hacia Hipo, se está agarrando un brazo y no mueve las piernas. Sangre mancha su ropa.

- ¿Estás bien?- le susurro, mientras veo como de reojo se nos acerca el chico de ojos azules.

- No... no puedo mover las piernas.

- Eso es porque te duelen,- justifico.

- No... no puedo, literalmente, me duelen pero no puedo...

El chico se agacha junto nuestra y pone una mano encima de las piernas de Hipo, cierra los ojos y los vuelve a abrir.

- Le han golpeado la columna,- habla,- está paralítico.

Me llevo las manos a la boca y le miro, Hipo esta blanco. La noticia le golpea como una jarra de agua fría.

Me giro hacia el nuevo.

- Y tu...¿Tu quien eres?- exijo saber.

- Gray, encantado - sonríe mientras mueve su mano sobre las piernas de Hipo,- ¿Te duele ahora?

- No...- Hipo abre los ojos por la sorpresa.- ¿Que has hecho?

- ¿Que...que eres?- pregunto curiosa.

- Bueno... soy complicado, eso es lo que soy.

Se pone de pie y nos da la espalda, camina con soltura entre los cadáveres y saca una espada que no había visto, plateada, brillante... su pelo se mueve al ritmo del viento, y de pronto, se para.

Se gira, nos mira.

Sonríe.

Y se va.

Me vuelvo hacia Hipo y pongo una mano en su hombro, pero La Paz dura poco, pues un grupo de horrorosos monstruos a vuelto a aparecer, y ahora somos 1 contra 10.

———Sara———

Corro en todas las direcciones posibles en busca de mis amigos, veo a Simon a lo lejos y avanzó feliz hacia él.

- ¡Simon!- le llamo.

Cuando llego a su lado, me abraza y acaricia la cabeza, después, me inspecciona entera.

- Por lo que veo no tienes heridas graves...

- No... gracias a Marck...- susurro.

-¿Quien?- pregunta preocupado por mi estado.

- Un... - sonrío,- un amigo. Mi amigo.

Un silencio se cierne sobre nosotros y sin mediar palabra agarramos nuestras armas y nos giramos hacia la marea de demonios ante nosotros.

Luchamos, golpeamos, grito entre golpes y el entre disparos. Agarra el cuello de un demonio nivel 173 y le rajo la garganta. Como no sirve para matarlo, le arranco la cabeza del cuello.

Todo parece ir bien para nosotros, salvo...

- Tú...- oigo una oscura y peligrosa voz.

Miro en todas direcciones y busco al intruso.

- Tú...- la vuelvo a oír.

-¿¡QUE?! ¿¡QUIEN ERES?!

- Soy un amigo, un hermano...- su voz se acerca. - Detrás...

Me doy la vuelta y me encuentro a un demonio nivel 869 ante mi. Pero no es el demonio lo que me asusta, sino quien está a manos del demonio.

- Leo...- susurro.

- ¿Es tu amigo?- pregunta el demonio.

- Suéltalo,- exijo.

- ¡VETE SARA!- grita Leo.

Deseo mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora