Capitulo 14: ...A fricción

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Me siento incómoda con las miradas de todos posadas en mi. El director nos llamó ayer a Demon y a mí para que preparáramos los nuevos grupos para patrullar la ciudad, a ver si está libre de demonios.

La respuesta a eso siempre será no.

Si seguimos el y yo vivos, claro.

Porque todo el instituto sabe lo de el, lo mantienen en secreto. Lo mío lo saben el director y Demon.

Punto.

Nadie más.

Oh, y hablando de Demon.

Capullo...

———Tarde de ayer———

Me estoy probando el traje negro, la falda es más corta que la que me dio Julia, esto ya es matador. Me estoy viendo en el espejo de mi cuarto, cuando llaman a la puerta.

Decido no abrir, no quiero que nadie me vea así.

Pero no, no sé cómo, pero Demon abre la maldita puerta y ya está en plena habitación, inspeccionándome entera.

Camino hacia la puerta abierta en zancadas y la cierro.

-¿Que quieres?- me giro para mirarle y es lo peor que pude haber hecho. Esta vestido con su traje negro, su pelo revuelto, sus ojos negros clavados en mi...

Y yo descalza, vestida con una camisa con los 3 botones de arriba desabrochados y una micro-falda.

Joder...

¿Por que será que el mundo me odia?

Me giro para volver a centrarme en mi aspecto, pero claro, recordemos, ayer le lesioné de por vida... mierda.

Me agarra del brazo y tira de mi hasta la pared, donde me encierra entre sus brazos.

-Tú sabes lo que quiero...- susurra.

Oh dios... si lo se...

Mis piernas parecen gelatina, mis ojos viajan por todo su rostro, mis manos sudadas, y mi pulso acelerado.

Voy a morir entre sus brazos.

- Y no he olvidado lo que hiciste ayer...- sigue susurrando.

- ¿Que hice ayer?- me hago la tonta, es la mejor solución. Él sonríe ante mi pregunta. Mierda, le he dado pie para torturarme.

- Te lo intentaré resumir todo lo que pueda...- vale, no va a resumir una mierda.- Yo estaba tranquilo dando una vuelta en la zona de arriba de la discoteca hasta que te vi seguirme, pero sin encontrarme, y pareciste decidir qué bailar te ayudaría en tu búsqueda, así que comenzaste a moverte al ritmo de la música. Yo seguí tu juego y me acerqué, bailamos, me calentaste, pero te fuiste, pobre de mi.

Hace un puchero en su pausa, medio riéndose.

- Entonces me encontró Andrea,- sigue con su relato. - De manera que decidió bajarme la hinchazón, y mira por donde, tú nos observabas, observabas la situación hasta que decidí acabar con ella y se fue, entonces hablaste tú, riéndote de mi, tu risa me puso a cien...- murmura, dios, esto no es sano para mi cuerpo,- me acerque a ti y te arrincone en la baranda del balcón, a donde te agarraste fuertemente por el sonido de mi voz, jadeabas.

Hace una pausa, me mira, está un poco colorado, y su respiración va a cien.

- Entonces,- continúa,- decidí enseñarte lo que creaste, mi miembro contra tu trasero, ¿no lo recuerdas? Que pena, porque recuerdo como note lo mojada que estabas bajo la tela, y quise empaparte,empecé a besarte el cuello, y por el temblor de tu cuerpo, comprobé que te calentabas más y más. Hasta que tú misma me lo demostraste, echando tu cabeza hacia atrás entre jadeos y gemidos y levantando tu pierna para que se enrollara en mi cuerpo. La acaricié, la apreté, la arañé.

Deseo mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora