Capítulo 20: Desaparecidos (Parte I)

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Mina

 Despierto en un lugar desconocido, parece una habitación, la infraestructura carece de algunos muros dándome una vista panorámica a una superficie rocosa bajo el mar. Tomo mi cabeza entre mis manos sintiendo un dolor palpitante en ella, mis ojos apenas y pueden ver con claridad, he adquirido mi forma acuática por completo, supongo que fue después de eso; estaba escondida entre unas rocas para fingir mi desaparición, nuestro plan era que Nick se viera forzado a entrar al agua, pero solo sentí como unas manos escamosas tiraban de mis tobillos antes de perder el conocimiento, no recuerdo nada más después de eso. Escucho el nado de alguien o de algo viniendo para acá, busco algo con lo que pueda defenderme, nada. 

 Mientras que el sonido del aleteo se va acercando, intento reincorporarme por completo en vano, unas criaturas que distan mucho de ser atlantes posan sus ojos en mí, sus sonidos al hablar son como el canto de las ballenas, suena extraño, pero entiendo lo que dicen.

  —Despertó muy pronto —una "sirena" de color gris opaco con azul y cola vino con blanco, me examina fríamente.

  —Su eminencia aún tardará en llegar —un tritón con rasgos similares a su acompañante  me hace el mismo análisis con la mirada. De sus dedos brotan pequeñas llamas verdes apenas perceptibles. Alza su mano a la altura de su pecho y rota su muñeca en su dirección, empujando suavemente su dedo corazón y anular hacia afuera, haciendo que las llamas impacten en mi cuerpo haciéndome sentir un cosquilleo.

  —¿En dónde estoy? —mi voz sale ronca y desgarrada. La pregunta queda al aire, en vano espero una respuesta ya que se dan la media vuelta para salir por donde vinieron—. ¿Quiénes son ustedes?, ¿Qué planean hacerme?

  —Ya está lista, preparen a Alvar —el tritón ordena a su acompañante y ella asiente yéndose en dirección contraria a él. Un mareo repentino me invade haciendo que me tumbe nuevamente en las algas que cubren una cama antigua apenas en pie. Escucho a más de esas cosas venir hacia acá, no pongo resistencia cuando me levantan y las que parecen ser las sirenas de aquí, me colocan una armadura que se adapta a esta forma, además de peinarme como mi madre lo hacía en la primaria. Ninguna de ellas me habla mientras me arreglan para lo que sea que estén planeando.

 Ninguna de ellas me habla mientras me arreglan para lo que sea que estén planeando

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Cristál

  —¿De verdad crees que funcionará? —la pelirroja acostada en mi regazo dice mientras juega nerviosa con las conchas que trenzan mi cabello.

  —Mientras que el príncipe no me vea, la poción no surtirá efecto. Puedes estar tranquila, prometí que lo evitaría a toda costa —deposita un beso en mis labios que va subiendo de tono mientras la estrecho contra mi cuerpo. No imaginé que tuviéramos compañía hasta que una voz irritantemente conocida se hace presente, habla con sorna y burla a las espaldas de Rose.

Atlántida: El Renacer del Imperio (I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora