Mina
Cuando me sacan al campo de batalla a punta de empujones, lo primero que hago es ver hacia todos lados con mi respiración acelerada, con la mano dominante toco el mango de la espada preparada para desenfundarla en cualquier momento. Perséfone me ve desde los asientos de honor del estadio con una sonrisa de suficiencia en sus labios. El tritón misterioso coordina a sus criaturas que nadan a gran velocidad de un lado para otro. Siento mi sangre helarse al escuchar el crujido de unas rejas abrirse bajo mis pies, la arena que antes estaba se ve transformada por la profundidad de un hoyo negro, sonidos como el chocar de las pinzas de los cangrejos llega desde lo profundo con un sonido veinte veces más fuerte que el normal, la criatura se va haciendo presente, saca primero un gran tentáculo negro, luego otro y otro, hasta que, frente a mí se haya el mítico kraken que por años pensé que solo era una leyenda más, sus ojos rojos y su vaivén de su cuerpo solo pueden indicar una cosa...
El público enloquece cuando esa cosa estampa uno de sus tentáculos en mi estómago sacando todo el aire de mis pulmones, desenfundo la espada dispuesta a cortar uno de estos, la bestia ve mis intenciones y pareciese que se burla de mí pues, al acercar su tentáculo a gran velocidad e impactar en la espada, esta se quiebra como si estuviese hecha de papel, busco el arco y flechas a tientas, pero al estar en el mismo estado oxidado de la espada, dudo que me sirvan de mucho. Nado desesperada en busca de un lugar en donde pueda esconderme, quiero salir del coliseo nadando más arriba. Perséfone grita algo y varios tritones tiran de las palancas esparcidas por el lugar de la pelea, aumento mi velocidad al ver las rejas que empiezan a salir de forma mecánica por los bordes de las paredes, cubriendo mi única salida y los asientos de los espectadores, dejándonos a la criatura y a mí en el centro de todo.
—"Si que sabes montar un espectáculo, ¿No es así?" —sonrío nerviosa al momento que recibo una respuesta de la diosa.
—"Tú mejor que nadie lo sabe" —gruño por lo bajo. El tiempo parece detenerse, tenso la cuerda del arco para disparar la flecha, burbujas salen por la velocidad que esta toma dando en un costado de esa cosa, algo parecido a un quejido sale de él causando conmoción en el público y en mí. Cómo es posible que lo haya herido.
La cuerda de mi segunda arma se ha roto, saco otra flecha y para mi sorpresa no está oxidada, sonrío. No será el arma más útil, pero ya es algo. Perséfone ve a su tritón con coraje y desconcierto, por su parte no recibe ninguna mirada y en cambio, dos guardias postran ante la diosa a otro tritón de ojos a juego con el kraken.
Mi distracción al ver la escena me cuesta caro, un tentáculo me toma de la cadera estrujándome cada vez más fuerte, pero para Perséfone ya no soy un espectáculo digno porque ya se ha ido junto con su séquito de hace un momento, el público vitorea, si sigo así es probable que mi circulación entumezca mis extremidades hasta que esta cosa me parta por la mitad, siento las dos flechas en mis manos, pero no puedo moverme.
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Atlántida: El Renacer del Imperio (I) ©
Fantasy¿Alguna vez te has preguntado qué pasó realmente con la Atlántida? ¿Existió o solo es un mito más dentro de la mente humana? Todo se basará de ahora en adelante en lo que tú mente crea, para creer solo hay que tener una mente abierta y dejar que lo...