Te necesito

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AITANA:

Esperando en el aeropuerto recuerdo la noche anterior, sólo hace unas horas. El mensaje de Miriam, "Tengo un problema, Aiti", "Te necesito" hizo que dejara todo mi entorno aparte. Me despedí rápidamente de nuestros dos amigos y me fui a casa. Allí completé la reserva del vuelo y me hice una pequeña maleta sacando de los cajones más escondidos la ropa más gruesa y abrigada, que sólo usaba cuando volvía a casa, sabiendo que allí la necesitaría toda.

Ahora, siendo sólo las cuatro de la mañana compruebo que todo esté en orden y que el aviso a mi director sobre mis días de vacaciones haya sido aceptada, y también el de Jesús sobre mi falta en el bar añadiéndole el número de contacto de un compañero mío que merece una oportunidad en el escenario. Todo bien. A mi lado una pequeña mochila, después de haber facturado la maleta, con algunas prendas de abrigo y mi eterna compañera, una libreta. La hojeo un poco y veo algunas de las canciones que aún no he terminado y otros que ya están siendo revisadas por una discográfica.


...


Durante las dos horas y media que ha durado mi vuelo no he cerrado los ojos, pero he llenado páginas con letras de nuevas canciones. He respirado intentando no pensar donde estaba y una vez tranquila me he permitido observar a la gente de mi alrededor, las azafatas dando indicaciones, un padre haciendo las coletas a su hija inquieta, una pareja mayor con sus nietos. He visto como dejábamos de tocar el suelo y como poco a poco desaparecía mi casa.

Durante las casi tres horas que llevo sentada en el taxi que me lleva a casa mi mejor amiga sí que he podido descansar un poco pero ahora no puedo quitar mi vista de los magníficos paisajes que me rodean. La naturaleza verde que nos acompaña hasta llegar al pueblo.

A las once ya soy frente a su casa y ella me espera con la puerta entreabierta, me apresuro a sacar todo mi equipaje y ya dentro de casa la rodeo entre mis brazos. Agradezco que la chimenea esté encendida ya que los pocos minutos que he estado fuera me han sido suficientes para comprobar la baja temperatura.

Lola se acerca a mí y yo la alzo entre mis brazos. Gracias a la ayuda de mi amiga conseguimos deshacer mi maleta en menos de diez minutos en la habitación de invitados, que será mía durante esta semana.

Aprovechamos el sol que hace ahora y que Miriam me ha advertido que no tardará en desaparecer para dar una vuelta bien abrigadas y descubrir los encantos de este pequeño pueblo que ya conocí hace unos meses.

Durante el camino nos vamos encontrando vecinos a los que Miriam me presenta amablemente y puedo ver la ilusión que le hace que finalmente sea allí, a su lado. Entramos en una cafetería decorada de forma cálida y mi amiga pide la especialidad salada de la casa. Con esto tendremos suficiente para comer y no nos será necesario cocinar.

Una vez en casa nos apresuramos a poner la mesa y ponernos pronto ante la comida. Sólo pasa media hora de las doce y sé que mi amiga está ya acostumbrada a este horario, por hoy mi cuerpo aceptará esta comida tan temprano ya que no como nada desde que he aterrizado en Londres hace unas horas, el que realmente me preocupa será el que pueda pasar durante los próximos días.

Una hora más tarde ya hemos lavado todos los utensilios utilizados y yacemos estiradas sobre la moqueta que cubre todo el suelo de la vivienda, en este momento me dispongo a aclarar el problema que me ha hecho llegar aquí en menos de veinticuatro horas y que Miriam aún no ha mencionado.

- Venga Miri, ¿qué ocurre?

- Tengo miedo, mucho - la abrazo.

- Yo estoy aquí contigo y nada malo pasará. Cuéntamelo, porque si no ni yo ni nadie te podrá ayudar.

- Tengo una falta... De más de una semana.

- ¿Y te has hecho un test? - niega - Pues lo debemos confirmar, Miriam.

- Ya, pero no quiero... - la miro interrogante con la mirada. - Hará cosa de un mes que fui a la cama con un chico del pueblo, habíamos quedado unas cuantas noches y surgió, también habíamos bebido, yo bastante para olvidar. El problema es que... la semana anterior... No te lo expliqué y me sabe mal hacerlo así, pero vino Roi, avisó de que estaba en Londres y que me quería ver. Le invité a pasar el fin de semana aquí y así lo hicimos. Estuvimos bien, muy bien. Hablamos, reímos, paseamos, todo volvió a ser como hasta hace unos meses. Pero el domingo... discutimos y esta discusión se terminó en la cama. - llora.

- Por lo tanto, el problema es que no sabemos de quién podría ser. - afirmo. Ella se abraza a mí llorando. - Haremos una cosa, primero descubriremos si realmente estás embarazada y después ya miraremos que hacemos con el otro problema. ¿Vale? – asiente secándose las lágrimas que le cubren la cara.


...


Camino por las calles heladas de Ablington hasta la pequeña farmacia que me ha indicado Miriam. Pienso en todo lo que me ha dicho en los últimos minutos. Esta mañana se ha despertado y ha sacado todo lo que la noche anterior había comido. Que era imposible que fuera resaca porque no había bebido ni una gota de alcohol, y que entonces se había fijado en que su puntual regla aún no la había visitado.

Me defiendo tan bien como puedo con el inglés y con el predictor en la mano vuelvo a casa. Ella me recibe con nervios, sin poder dejar de temblar. La hago encerrar al baño y mientras tanto espero afuera revisando mis redes sociales.

Mi última cover que colgué ayer por la mañana desde la alfombra de mi casa con la guitarra, que ahora echo de menos, entre mis dedos, ha conseguido superar las visualización que tenían las anteriores. Pero una fotografía donde salgo yo misma navegando entre las teclas del piano del bar la noche anterior capta mi atención. La misma persona que anoche me miraba fijamente ahora compartía una imagen mía acompañada de la palabra "magia" en mayúsculas. Mi corazón late con fuerza. Definitivamente ha vuelto.

En el mismo instante que Miriam abre la puerta, una notificación me avisa que tengo un correo electrónico. Un correo donde el emisor es la discográfica y que lo único que puedo leer es:

Querida Aitana,

Nos dirigimos a usted para comunicarle nuestra decisión respecto a las canciones enviadas el pasado viernes. Tras ser escuchadas por varios productores, y por el representante, se ha tomado la decisión de...

Un correo que dictará mi futuro y un predictor que marcará el de mi amiga. Pero ahora sólo puedo estar pendiente de lo que dice este aparato que tiembla en sus manos.



Pronto sabremos que pasará con la vida de Aitana y de Miriam. ¿Qué creéis vosotras? Y, ¿Quién puede haber vuelto? Nos vemos en comentarios. Os dejo también mi Twitter @Lia150008 por si queréis decirme cualquier cosa.

Lia


Procuro olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora