MIRIAM:
No hay nada como pasear por las calles que te han visto crecer, saludar aquellos que han estado contigo desde tu llegada en este mundo. Pero sólo bajar del taxi, bastantes horas después de comenzar el viaje, y ver la fachada de piedra de la que ahora es mi casa hace que se me olvide toda la añoranza que empezaba a sentir.
Abro la puerta de madera el espacio justo para que pueda pasar la maleta pero no el frío y la vuelvo a cerrar. Minutos después vuelvo a abrirla, ahora con Lola entre mis brazos mientras me hace caricias mostrándome que estos días separadas me ha echado de menos. Yo a ella también. Pero sé que ha estado bien junto a la vecina de delante y su gata.
Después de una larga ducha donde he visto como mi pelo se iba cayendo solo, efecto totalmente normal en los embarazos, me tumbo en el sofá. Estoy bastante cansada, a pesar de haber dormido las horas de avión, y la compresión en mi estómago se hace más fuerte. Lola lo nota y se estira sobre mí colocando su cabeza en la barriga, esta que empezando la semana once ya se empieza a notar.
Sonrío al leer el mensaje de mi madre enviándonos muchos besos a los tres. Hace sólo una semana que disfruto de la tranquilidad que me han dado las náuseas en desaparecer, pero el hecho de convivir en casa de mis padres cada mañana durante bastantes semanas donde mi malestar aún estaba presente fue el detonante que me hizo explicar mi estado.
- Miriam, haces mala cara. ¿Qué te pasa, hija? - me dijo la misma mañana que quedé con Roi. Hice desaparecer su preocupación diciéndole que la cena de la noche anterior mezclada con el largo viaje no me había sentado demasiado bien.
Dos días después volvió a insistir en mi débil estado de salud, que si estaba muy cansada, pálida, las náuseas que me hacían desaparecer a medio desayuno o el rechazo a ciertos olores. Avisé a Roi porque quería que fuera algo de los dos explicarlo a nuestras familias, vino rápido y entro acariciándome la barriga y dejando un beso en mi frente.
Tenía bastante miedo con la reacción de mis padres, nada comparado con la que tenía cuando les explicáramos a los que fueron mis suegros. Sobre todo ahora que no estamos juntos. Pero por suerte fue todo bien, caras de felicidad y demasiadas preguntas sobre cómo nos organizaríamos. De eso ya habíamos hablado el día anterior los dos juntos, por el momento cada uno iría haciendo su vida, separados por más de mil quinientos kilómetros. Él iría viniendo cada mes para no perderse las ecografías más importantes, el crecimiento de la barriga o la preparación para la llegada del día más importante de nuestra vida. Aún no habíamos decidido donde nacería ni que haríamos una vez él o ella fuera nuestra prioridad, aunque era todo muy incierto.
Otro mensaje ilumina la pantalla de mi móvil, esta vez es él preguntando si ha ido todo bien, si estamos bien. Mi respuesta es afirmativa, pero no le digo que no todo está tan bien como podría estar, sería infinitamente mejor si él estuviera a nuestro lado en un momento como este. Pero no puedo quitarle las alas ahora que rehace su vida con otra mujer a su lado que lo ama como yo no pude. Aquella chica de pelo negro como la noche y unos ojos azules que no tienen nada que envidiar a todos los océanos del mundo, con un español perfecto y un acento inglés que se mezcla con su dulce voz, porque la vida es curiosa y ahora que yo vivo en un país que tiene el inglés como idioma oficial él comparte su vida con una inglesa nativa, de manera oficial desde aquel preciso instante en que compartimos la noticia de la nueva vida dentro de mí. Aquella chica que conocí hace unos días, la que también estaba emocionada con la llegada de este nuevo ser. Este que yo creía que sólo sería mío y de él pero que por elección de su padre también lo será de ella.
Y realmente es difícil aceptar que aquello con lo que has soñado desde que eras pequeña ahora se deshace y cambia totalmente la manera de ser. Nadie te enseña a ser madre ni a saber llevar de la mejor manera un embarazo, pero todo el mundo te lo pinta como la cosa más fantástica, romántica y tierna del mundo. Y la realidad tropieza conmigo cuando me veo lejos de mi familia pero también de la persona que pensaba que estaría a mi lado cada mañana y cada noche, con quien compartir cada risa y llanto de nuestros hijos. Todo es muy difuso y dentro de mí sólo existe el pensamiento de una vida separada, sólo con la unión de esta cosita que crece dentro de mí a cada segundo.
Parece que Miriam tiene un poco de dudas referente al futuro de su vida y de la del bebe. ¿Cómo pensáis que irán las cosas?
Si puedo, esta tarde subo capítulo de "Aire entre los dos", que podéis encontrar en mi perfil.
Espero que estéis todas y todos bien, todo irá bien. Y también espero que estos capítulos os entretengan un poco las horas en casa. Es un momento un poco difícil para todos y todas y no está de más contribuir y ayudar. Si alguien necesita hablar también tengo los mensajes privados abiertos aquí y en Twitter: @Lia150008.
¡Muchos besos y ánimos!
Lia

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Procuro olvidarte
RomanceEsta es la segunda parte de "MI REINO", que podéis encontrar en mi perfil. Recomiendo leer la primera parte para seguir al máximo esta historia. ... Después de terminar segundo de bachillerato Aitana se marchó de ese pueblo de Galicia donde había vi...