—¿Crees que si me voy, puedas esperarme?—
Aquella pregunta incrustó un malestar en su vientre y la duda en su corazón. ¿Sería capaz de esperarlo? No lo sabía.
Kuma tenía en claro sus objetivos, pero sus sentimientos eran un desorden que ni ella misma podía comprender.—¿Por cuanto tiempo?—, cuestionó. Imaginó que la respuesta le dolería, y aún así tuvo que preguntar.
—El necesario—.
Corto, conciso y doloroso. Justo como había esperado de Kayn.
—Kuma—, siguió hablando el pelinegro. —No voy a mentir. Probablemente sea una misión peligrosa y larga. Por eso Zed me necesita—.
"¿Y yo no?" se preguntó a sí misma. Pero no se atrevió a decirlo en voz alta.
—No...—, ella respondió. Y el pelinegro sintió un dolor punzante en el pecho al oírla. —No como tu prisionera—.
Kayn la miró por un segundo, mientras la albina volteaba a verlo con decisión.
La últimas ocho semanas habían sido muy favorables para ambos. Desde la misión donde Kayn se encontró con el informante de Navori, se habían estado llevando mejor, incluso Kuma había avanzado tanto en su entrenamiento que Zed le había dado el visto bueno como aprendiz, aunque Kayn se negaba a dejarla en libertad.Todo cambio en Kuma había sido para bien. Su postura segura y mirada filosa solo demostraba con cuanto fervor estaba esperando ese momento, y Kayn no podía atrasar más lo inevitable.
—Está bien—, musitó después de respirar hondo, como si esas palabras causaran un gran arrepentimiento para él.
La albina rió, incluso comenzó a sentir sus pómulos arder de la emoción. Mientras Kayn sonreía levemente por el ánimo de su ya no prisionera.
Kuma se abalanzó sobre él y lo abrazó muy efusiva por el cuello.—Gracias—, susurró ella mientras algunas lágrimas humedecían sus ojos.
Kayn aguardó un momento, estaba sorprendido por la reacción de su compañera.
Le costó asimilar el largo camino transitado hasta ese momento. Tanto para él como para ella.A pesar de que no fue voluntario, Kuma había sido una pupila con excelente rendimiento. Aunque claramente la actitud de ésta volvía más difícil y tedioso cualquier entrenamiento también los hacía más entretenidos.
Recordó por un instante sus molestas discusiones por las noches en la habitación y guardó en su memoria algunos gestos que la albina hacía durante las peleas para no olvidarlos.
Ciertamente, algunos le recordaban a él mismo y por eso mismo llegó a entender a Zed en muchos aspectos. ¿Será que su maestro había pasado por eso mismo cuando lo entrenaba a él?Sonrió pensando en eso. Y notando la calidez en sí mismo por el cuerpo ajeno decidió corresponder el abrazo.
—Pero, tendrás que esperar para el ritual—, aclaró Kayn, y la albina lo miró aún sonriendo.
Por extraño que parezca, la forma en que sus miradas se encontraron y la respiración cálida y pausada de ambos los unió de tal forma que parecían que sus hilos se habían entrelazado en ese instante.
Los dos sintieron la conexión, pero ninguno la mencionó, como si supieran en el fondo de su ser que hablar sobre eso podría arruinar cualquier avance.
Y ahí se mantuvieron.
Estáticos.
Quietos de tanto temor de lo que el destino les deparará.
Silenciosos.
Con mil palabras que pronunciar pero que no salían de sus labios.
Eternos.
Con la mirada fija en el otro, como si el tiempo estuviese detenido.
ESTÁS LEYENDO
Conoce Las Sombras
FanfictionEl imperio Noxiano quiere gobernar todo Valoran, y sus constantes expansiones lo demuestran. Tras una derrota aplastante en el continente helado de Fréljord, fijan su objetivo en la isla continente Jonia que había frustrado su último ataque hacía a...