Efigies del recuerdo

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Finalmente el día estaba llegando a su fin, y ahora se encontraba caminando pausadamente junto a la que una vez había sido su amiga de la infancia. Contemplándola de reojo notó, quizá por primera vez en años, que aquella niña insegura que una vez había conocido se había desvanecido en el lento paso del tiempo. Afortunadamente, Sakura se había convertido en una mujer fuerte y decidida. E Ino no podría pedir menos, pues a pesar de haber perdido aquel lazo hacía demasiado ya la rubia siempre la había cuidado, de alguna forma, desde la distancia. La había observado convertirse en alguien digna de respeto y admiración. A pesar de todo lo ocurrido entre ellas.

Sin embargo, Ino sabía demasiado bien que jamás podrían recuperar aquella preciada amistad que una vez habían tenido. No de aquella forma. Como todo en la vida había un tiempo para cada cosa, y el suyo se había perdido hacía años ya. Quizá porque ya no eran simplemente niñas, toda inocencia estaba perdida. Ya no creían en la eternidad, habían conocido la muerte. El dolor, el abandono y la venganza. El paso de los años las había distanciado, arrastrándolas por diferentes caminos. Diferente direcciones, amores y amigos. Ellas ya no eran las mismas, no lo volverían a ser tampoco ¿Si aquello era bueno o malo? Ino no lo sabía. Simplemente sabía, muy dentro de su ser, que a pesar de todo lo transcurrido Sakura siempre estaría velando por ella, cuando ella la necesitara. Sin embargo, no veía aquello como un fin sino como un inicio. El principio de algo diferente, aunque no por ello peor. Sino simplemente distinto.

—Sakura —la llamó, finalmente rompiendo el silencio. La chica se volteó a verla sonriendo.

—Ya decía que estabas muy callada, Ino —la joven rubia rió. Sakura la conocía demasiado bien.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro, cerda —Ino frunció el seño.

—¡Frente de marquesina! —chilló a modo de advertencia, provocando en la pelirrosa una reacción similar.

—¡No me llames así! Cerda —replicó ésta, haciendo hincapié en la última mención.

—Como sea… —bufó Ino, cruzándose de brazos. Inconscientemente ambas empezaron a reír. Quizá aún quedaba algo de las niñas que una vez habían sido en ellas.

—¡¿Me dirás tu pregunta o no?! —demandó finalmente la pelirrosa.

—¡Oh cierto! Me hiciste olvidar lo que iba a decir, frentona —se oyó a Sakura refunfuñar mas no dijo nada, y siguió contemplando a su amiga a la espera de la pregunta.

—¿Y?

—Simplemente tienes curiosidad —replicó molesta Ino. Sakura comenzaba a exasperarse ya.

—Deja de dar vueltas al asunto ¿Quieres? Si no te conociera bien diría que estás vacilando.

—Yo no vacilo Sakura, lo sabes —espetó. Aún contemplando en su cabeza las posibilidades del asunto. Volviendo una y otra vez a aquel instante. Donde todo se había reducido al nombre de él; Shikamaru.

—¿Entonces?

—Es que no se como explicarlo, frentona. Todo pasó cuando estaba en la misión. En el momento en que aquel shinobi me apuñaló —y tras decir lo último llevó inconscientemente la mano a su pecho. Últimamente aquello se había vuelto una costumbre en ella, le servía como seguridad. De que su corazón latía.

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