Me enfermas

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Lo oyó murmurar una vez más, aquella fatídica y fastidiosa palabra "problemática". Aparentemente ella lo era, lo que ella decía lo era, hasta la comida que había preparado para ellos lo era. No, creyó haberla descrito como "asquerosa". Y al parecer Chouji estaba de acuerdo.

—Quizá debimos seguir caminando y llegar a Konoha para comer, en vez de parar... —bufó el Akimichi contemplando su plato. Aún no estaba muy seguro de qué era lo que Ino había cocinado, sin embargo estaba seguro que no parecía comestible. En absoluto.

—Tienes razón... —Ino arrugó una vez más la nariz, contemplando a sus dos amigos poner en duda sus habilidades culinarias.

—¿Crees que sea pollo? —preguntó el castaño, el Nara se encogió de hombros.

—No lo sé, pero podría jurar que se movió. Así que debe ser un animal ¿Verdad?

—Supongo... —ahora la rubia sentía la furia acumularse en su interior. Aquello era demasiado—. ¿Y crees que aún esté vivo?

—No lo sé.

—Pobre criatura... —murmuró Chouji, contemplando el plato frente a él. Ino finalmente estalló.

—¡Idiotas! No es un animal, es arroz —ambos la miraron incrédulos, y luego volvieron la vista al plato.

—¿Estás segura? —preguntó el Akimichi. Shikamaru seguía contemplando el plato con desconfianza. La paciencia de Ino acababa de agotarse.

—¡Si lo estoy! Es arroz.

—¿Y no hay posibilidad de que algo vivo haya entrado en el plato? —en respuesta la joven lo golpeó.

—¡No! Es arroz, simple y únicamente arroz.

—¿Y qué demonios le hiciste al arroz para que se viera así? —la cuestionó finalmente Shikamaru, quien había permanecido en silencio. Y a pesar de saber que cuestionarla había sido un error del cual inmediatamente se arrepentiría, no pudo evitarlo. Tenía cierta curiosidad.

Y como había supuesto, Ino lo golpeó (con más fuerzas que a Chouji) haciendo que su plato cayera al suelo. Derramando su contenido.

—¡Ey! Esa era mi comida...

—¡Si tanto asco te da no la comas! —el moreno refunfuñó más no replicó. Sabía que sería una mala idea hacerlo.

Y por un instante los segundos pasaron en silencio. Sin más disputa o controversia, hasta que una vez más el Akimichi habló. Aún intrigado con la "comida" de su plato.

—¿Y dijiste que era arroz?

—¡Ah! —gritó finalmente—. Con ustedes no se puede. Son dos idiotas, no se siquiera porque me pusieron en su mismo equipo.

Y sin decir más se marchó, perdiéndose entre los árboles hacia el sur. Lejos, lejos de ellos, lejos de todo. Necesitaba claridad para poder calmarse o sino acabaría por matarlos.

Por lo que se alejó, lo más que pudo hasta que el camino sinuoso que recorría se vio interrumpido por un pequeño lago. Rodeado de coloridos árboles y flores. Un panorama realmente bello y relajante, justo lo que Ino necesitaba.

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