Dos

183 39 3
                                    

Hola a mis seguidor@s y a nuev@s lector@s, hay personas alas que no les gustan las notas agregadas dentro del capítulo, quienes me ya me conocen sabe que odio publicar solo notas y nada de historias...
Para los que esperan capitulo del Deber de Merebith, no crean que he abandonado la historia tal vez un poco pero he pasado por muchas cosas, sigo sin internet y ese el mayor motivo de retraso.
Ya había mencionado que está la escribi buena parte directamente en la plataforma y es facil publicar del celular.
Disculpen por favor la enorme nota, seguiré publicando esporádicamente no daré fecha exacta porque probablemente les quedaré mal. Como un favor especial les pido que si profesan alguna religión me ayuden pidiendo por la salud de mi hermano Se llama José Joaquín esta enfermo de COVID y hace poco las de 15 días que se encuentra hospitalizado son días de terrible incertidumbre. De antemano agradezco sus oraciones y su comprensión.

— Te quiero -había dicho José.

Y el silencio que siguió a aquella información, le hizo dudar a José, tal vez Leonor no lo quería solo quería descubrir cómo era realmente ser mujer. Esto hizo estremecer su corazón y sentir un poco de resquemor.

Leonor tomó ligeramente uno de sus dedos y después simplemente lo soltó, lo soltó porque tenía miedo y con aquel gesto se lo advirtió.
Barena quiso dejar la escena pero no lo logró. José besó una vez más a Leonor pero está vez en la mejilla, diciéndose que lo mejor era que por el momento la dejase tranquila pero entonces algo sucedió...

Carlos acabada de llegar al lugar había entrado "como perro por su casa" gracias a la buena Cande y ahí están observando esa desagradable costumbre suya (de Barena) de espiar trás las puertas, pero algo definitivamente no le gusto, que razón tendría Amalia para hacerlo, por alguna extraña razón el corazón se le aceleró. Dejo aun lado su escrúpulos y su educación porque se trataba de Leonor... Que podía estar haciendo Leonor para encontrar a Barena en aquella vergonzosa posición.

Fue entonces que la jaló del brazo y está aunque se espanto estaba realmente asombrada y no lo podía creer; éste había notado por encima de su cabeza y fue tan rápido aquel movimiento brusco que la tumbó.

— ¡¿como te atreves infeliz -Carlos ya estaba jalando a José con toda la intención de matarlo pero...- a faltarle el respeto a Leonor!?

José alcanzó a medirse con él sin intención de responder a semejante acto de violencia pero contuvo su agresión aferrándose a sus brazos. Leonor entonces tocó a Carlos.

— No Carlos, no es lo que tú piensas.

Era obvio que sí, pero no lo que ella estaba pensando. Amalia se había levantado después de caer por el empujón de Carlos y se dispuso rápido a recomponerse para la escena. Carlos era consiente de que ese hombre moreno frente a él la estaba seduciendo y lo peor... Leonor se lo estaba permitiendo. En pocas palabras Carlos quería morir pero antes de eso matar a ese desgraciado.

Afortunadamente bastó con que Leonor posará una de sus manos sobre sus brazos para que Carlos se calmara, tuvo que hacer acopio de toda la fuerza de voluntad Con la que incluso dudaba que contara. Tan hermoso rostro lo apremió a tocarlo.

Un punzada le dió justo en el blanco de su corazón cuando le pareció que Leonor estaba llorando, no se equivocó, la joven se abrazó a él sorprendiendolo, no solo a él sino también a José que no conocía Carlos.

— José yo me encargo de hablar por la tarde con tu padre -apuntó Barena

El joven que miraba a Leonor abrazando con cariño de Carlos asintió, volvería para aclarar cualquier posible problema debido a aquella situación con él (pensando que tal vez era su hermano). Leonor hizo una seña de estar de acuerdo separándose un poco de Carlos.

Avanzó el moreno en pos de buscar la salida y Leonor de evitar aclararle algo a Carlos. Pero Carlos se dió cuenta de sus intenciones y se atrevió a seguirla cuando la vio subir la escala hacia su habitación. Estaba aún nervioso y colérico, volteo la cara para ver algún gesto de burla de Barena pero no encontró nada ni nadie que lo supervisara, a fin de cuentas él era alguien de confianza dentro de la casa, se dió cuenta que en ese mismo instante no era de fiar porque solo podía pensar en borrar el sucio beso de aquel imbécil con los suyos propios.

— Este es el recibimiento que me das.

Leonor se detuvo. La respiración se le dificultó y agradeció estar de espaldas debido al fuerte sonrojó. Entonces quiso decir algo pero no sé giró.

— No Carlos, por su puesto que no es solo que pensé que querías estar solo un momento para calmarte y yo... aprovecharía para estar más presentable. Bien sabes que lo que ha sucedido allá abajo me ha aturdido.

Carlos avanzó un escalón y... Tomó su brazo, quería girarle pero en efecto tenía razón por ello la había soltado en el despacho, él nunca invadía su espacio y sabía lo difícil que era para Leonor una muestra efusiva de cariño y de contacto. Había entonces tenido que enfrentarse a él por evitar una situación mayor y sabía que de alguna manera sabía Leonor de que forma podía contener le pero quizás estuviera inquieta y avergonzada.

— En otra ocasión habrías preguntado si quería un descanso, quizás alimento y habrías sonreído, sino soy bien recibido yo...

Dejó la oración flotando en el aire sin soltarle del brazo, pese a que no tocaba directamente la piel de la muchacha había conseguido una involuntaria erección y gruñó por lo bajo.

— Carlos bien sabes que en estás casa siempre eres bienvenido y sabes que he esperado tu visita hace un año, ya mismo, ya mismo estarán preparándote alimentos y un buen baño, solo que yo necesitaba unos momentos...
Ella comenzó a girarse y el tuvo miedo que tuvieras su mirada abajo y pudiera mirar aquel traicionero bulto así que la soltó y se hizo de lado. No sabía bien más debía decir pero que Carlos no quisiera mirarle casi le había lastimado.

— No estarás muy enojado ¿Verdad? Te quedarás en esta casa y no me ofenderás retirandote a una posada ¿verdad?

La joven ahora tocaba su hombro mientras el miraba desde el barandal hacia abajo, respira inquieto y pausado logrando calmar aquella traicionera erección y justo lo había logrado cuando ella lo tocó y sintió que casi se volvía loco y con aquella súplica le había acelerado el corazón, como si le preguntara ¿aún me amas?

—Verdad Leonor a dónde más podría ir, dónde me atendieran mejor y sin retribuir en algo.,

Recompuso y giró su cara para que ella no viera lo mucho que le afectaba lo que acababa de ver en el maldito despacho.

La cara de Leonor se relajó, sin siquiera recordar nada más que la alegría de tener en casa a Carlos.
Sí, Leonor estaba muy contenta de tener en casa a Carlos porque como había sido impresión de José ella le veía como un hermano. Lo miró bien entonces y sí, le pereció que se veía agotado, le palmeó ligeramente en hombro provocando una súbita sacudida eléctrica pero ella ni siquiera lo adivino, solo pudo pensar que le urgia un baño para retirarse el polvo del viaje.

— Ven, vamos a poner tu equipaje en la habitación en lo que te tienen listo el baño, seguro que Amalia ya se está ocupando.

Y en efecto así era, así como una buena merienda. Carlos suspiró mientras daba la vuelta sintiendo como dolía su condenada entrepierna. Pero Leonor se había al fin relajado y caminaba distraída sin voltear la a ver. Pero el no se sentía muy aliviado asi que dijo:

— Creí que necesitabas estar más presentable y ahora te niegas a dejarme.
Leonor se detuvo apenas proponía a girarse pero no lo hizo puesto que sus mejillas otra vez se sonrojaron, a Leonor no le está bien la humillación, nunca le había sentado y que Carlos le cayera en falta lo había logrado.

— A veces se me olvida que eres un cretino Carlos -dijo entonces dejando aquel dulce tono delicado- te has propuesto a molestarme y sabes qué, lo has logrado.

Espero como siempre sus votos y comentarios, me encanta saber si les ha gustado o no.

necesidad de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora