Me oyes

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Dianacristinatobon este capítulo está dedicado para ti es pero que lo disfrutes... Gracias por dejar tus comentarios.

Carlos Soto salió de su habitación y tocó en la puerta donde se encontraba Leonor, ella no contestó. Carlos estaba ahí porque tenía miedo sentía que acabara de fracturar algo dentro de ella más allá de su estabilidad. Volvió a tocar e intento abrir pero no tuvo éxito era lo más lógico así que susurró:

— No me castigues de este modo Leonor, solo necesito saber que estás bien. Amalia duerme en mi habitación, solo quiero saber si la necesitas para que la llamé.

— Estoy bien -le escuchó decir pero su voz revelaba que había estado llorando.
— Sé que no lo deseas pero necesito verte.

Había pasado quizás una hora pero sentía que podía perderla sino se aseguraba de que estuviera bien. La puerta se abrió y Carlos se sintió aliviado.

— Tengo miedo Leonor -confesó a la muchacha.

La joven con ojos ligeramente hinchados, lo miró con algo de incredulidad. ¿De qué tenía miedo de que lo acusara con alguna autoridad o de qué se lo dijera a sus amigos? ¿De qué tenía miedo? Se hizo a un lado de la puerta insegura de que él continuara ahí o dejarlo pasar.

— No lo entiendes, ¿verdad? Tengo miedo de haberte hecho tanto daño que pudieras hacerte daño tú misma; no lo hagas, no lo hagas nunca; nunca una mujer es culpable de los actos despreciables de un hombre.

La mirada de Leonor cambio. Carlos pensaba que ella podría hacerse daño y por eso estaba ahí, no para ofrecer disculpas que sonarán inútiles, no para buscar su favor o su silencio; estaba ahí porque se preocupaba por ella.

— ¿Haz hecho esto antes? -preguntándose si cualquier cosa que contestara pudiera creerle pero se atrevió a cuestionar, necesitaba hacerlo.
— ¿Puedo cerrar la puerta? -eran horas ya de la madrugada y aquello de estar en su habitación y alguien los viera no era correcto. Leonor lo miró con advertencia pero no lo cuestionó ni su mirada se volvió severa.

Se sentía nerviosa, había cambiado sus ropas porque su vestido no se le antojaba cómodo y tenerlo encima le recordaba lo vulnerable que había estado, llevaba uno de sus camisones más anticuados y una bata gruesa; podía sentir la inquietud debido a su presencia, quería tocarla y acariciarla y transmitirle seguridad, paz y amor. Era tiempo de que Leonor supiera cuáles eran sus sentimientos y el dolor que guardaba su corazón.

— Nunca atentaría contra mi vida ¿me oyes? -dijo creyendo que él estaba ausente de sus palabras motivado por la lujuria de sus ojos pues no podía quitarle los ojos de encima pero no era lujuria sino devoción por qué en realidad la amaba.

— Me alegra oírlo, mi amor.

A Leonor se le aceleró el corazón al escucharlo decirle "mi amor". Pero esto la hizo más que sorprenderse sentir temor y desazón.

— No te acerques Carlos.

— Nunca más, nunca más, solo quiero asegurarme de que estás bien antes de irme.

Leonor no le contestó pero sus ojos volvieron a humedecerse, ella le quería muchísimo y por algún tiempo pensó que podría quererlo como se le quiere a un hermano pero ahora se daba cuenta de que él no pensaba igual. Quería irse y por algún motivo no le dió tranquilidad sino que le dolió.

— No fue mi intención provocarte jamás, con mis ropas, mis actos o mi descuido (haciendo referencia a lo ocurrido en la habitación de la hacienda).
— Ninguna –se apresuró a decir– de esas, son razones para que un hombre abuse de una mujer Leonor. Pensé que lo sabías, si así fuera habría hecho esto en la hacienda y hubiera sido mucho más fácil.

Aquello le coloreo las mejillas de vergüenza. Recordando cada detalle del incidente en el que como siempre había actuado desconfiada y alterada debido a sus temores y pudores ¿Qué había sucedido ahora para que Carlos actuará así? No quería saberlo porque le dolía demasiado lo que acababa de ocurrir.

— ¿A dónde irás?
— A dónde mi presencia nunca jamás represente una incomodidad ni un peligro para tu persona.
— Me gustaría creer que no representas un peligro para ninguna mujer -confesó con pesar.

— Me duele que me creas capaz de hacer ese tipo de actos, aunque ahora mismo no podrías pensar de otro modo; nunca he representado un peligro para ninguna mujer pero ahora mismo lo soy para ti por el simple hecho de que te amo.

Aquello impactó a Leonor, ¿era está una excusa suficiente? "No" y al mismo tiempo reconocía que el concordaba con su sentir, pensó Leonor en sus palabras "me iré" (se sintió angustiada pero ¿por qué? si le temía por lo que había sucedido, tal vez su temor a no volver a verle fuera más grande).

Hubo un silencio enorme, ahora entendía como es que algunas criaturas sucumbían a depredadores cercanos a lo que les unía un sentimiento puro. Era impresionante la sensación de perdida de persona a la que se le considera alguien querido, en su caso sabía distinguir las intenciones y ella sabía que nada le había impedido a Carlos terminar lo que había empezado más que su decisión propia. Entonces recordó como se había apartado de ella como si fuera alguien aberrante, pero lo que era aberrante para él, era la acción misma. No obstante, si era así, entonces como es que le había atacado. Cerró sus ojos y recordó cuando Rigoberto manoseaba su cuerpo mientras ella luchaba, como había llegado Carlos para salvarla de aquel destino.

Carlos siempre fue un hombre diferente, un hombre integro, incluso con mayor temple que Julián, fuera de las puertas de aquel desagradable lugar en el que le había conocido, siempre se comportó como un caballero. El profesionalismo con que le atendía pese a que en aquel entonces ella lo cuestionaba por todo. Incluso después de lo recientemente acontecido en su habitación en la hacienda, estaba horrorizada y como bien había dicho Carlos hubiera sido fácil y habría estado justificado.

La rubia jaló aire al sentir que le faltaba, y el corazón le latía con fuerza, pensó en José en la forma de unir sus labios con los de ella, en la sensación agradable. "Mi amor" había dicho Carlos, eran palabras fuertes que ni siquiera José había utilizado.

- Un"te amo" suena demasiado intenso, ¿el amor debería representar peligro?

- Cuando el corazón se vuelve egoísta sí. Yo no sabía que podía serlo pero ahora lo sé, anoche he pensado solo en arrancarte a ese maldito José de la cabeza y meterme en ella, en tu corazón y en ti para siempre. ¿Por qué crees que lo saqué del despacho como un loco? Soy un hipócrita por no confesar mis sentimientos y escudarme en el papel de amigo, no he estado a tu altura nunca y ahora un mozo cualquiera se ha ganado tu cariño en mi ausencia, en búsqueda inútil de merecerte porque ahora te he perdido.

— Cállate Carlos -Leonor se sintió ofendida y a la vez consiente de lo fuerte que eran los sentimientos de Carlos al decir que ese esfuerzo de estudiar medicina era por ella .

— Llegué tarde y lo cierto es que no me resigné; traté de asimilarlo pero he fracasado y las mariposas en mi estómago se convirtieron en crueles y diminutos demonios dispuestos a dominarme y satisfacer un capricho como si yo no fuera un hombre sino solo un animal.

Le temblaron los labios al hombre que estaba frente a ella, un hombre de esos que no lloraban nunca y sé preguntó que más tenía que decir a su favor o en su condena porque se notaba la tribulación que lo embargaba a causa de lo acontecido.

Les dejo este capítulo con la ilusión de que lo disfruten mucho.
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